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—Pst, pst, tengo un secreto que contarte —le susurró, instándolo a inclinar su cabeza hacia abajo para que ella pudiera llegar a sus oídos.
Yang Feng estaba muy intrigado por lo que ella tenía que decir y accedió de buena gana —¿Hmm? ¿Qué es?
Como si fuera una colegiala, se estiró emocionada, le cubrió las orejas con sus manos y susurró —Te amo. Se sentó de nuevo con una sonrisa. Sus palabras y acciones tocaron una cuerda en su corazón y ella dio el golpe final al agarrar repentinamente su brazo superior, atrayéndolo hacia abajo y sellando sus labios sobre los de él en un beso rápido.
—Como ya sabes, soy muy terca, consentida a veces y un poco loca —le susurró, bajando la vista a los anillos que descansaban en su mano derecha. Pasó un dedo por encima de él, su corazón latiendo fuertemente contra su pecho.