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50% Infidelidad, Infelicidad y otros vicios / Chapter 2: 2º- INFELICIDAD

บท 2: 2º- INFELICIDAD

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Después de una discusión con Akane, su marido salió del dojo. No era la primera vez que él se iba del dojo. Iría a un bar, bebería y volvería borracho al dojo, o lo detendría la policía por provocar algún incidente. Ese hombre sólo traía vergüenza a su vida, lo hizo desde el primer día de su matrimonio. No sólo la engañaba con su antigua prometida, si no con sus hermanas. Kasumi prácticamente obligada, y Nabiki…conociendo a Nabiki seguro que lo tentó ella.

Ese día era distinto, había reunión de dojos y el dojo Tendo debía ir, aunque ese dojo perdía alumnos por días, su asistencia era obligatoria, debían ir tanto ella como su esposo. Temía el estado en que acudiría su esposo, como era natural la avergonzaría delante de todos. Suspiró con designación. Al menos esa noche había quedado con su amante, debía procurar que su marido bebiese poco fuera de casa y se emborrachase en casa y con la droga que durmiese mucho.

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Ranma abandonó el dojo enfadado, no aguantaba ya la convivencia con su esposa. Siempre criticándole lo que hacía. En ese dojo no podía sacar todo lo que quería, se encontraba muy limitado. Su mujer se interponía en cómo debía llevar las clases y cada vez limitaba más el número de alumnos. Ranma sabía el porqué de eso, pero él no se lo permitiría. No se dejaría vencer por esa idiota.

Se acercó donde había estado el Neko Hanten, aunque seguía siendo un restaurante de comida china, ya no era regentado ni por Shampoo ni por su abuela. Se fueron cuando Ranma se casó, Mousse se fue con ellas. Según le contaron el chico chino derrotó a una de las más poderosas amazonas y principal rival de Shampoo. Mousse se casó con ella. Shampoo juró venganza contra esa guerrera y la desafió, Shampoo fue vilmente vencida y de forma humillante por la mujer de Mousse. Shampoo fue castigada a permanecer durante un año como gata, faltaría poco para que esa chica recuperase su cuerpo humano.

Ranma entró al restaurante y pidió una ración de fideos y se los comió. Al salir del restaurante se dirigió a un puesto callejero y tomó varías vasos de sake. Recordó que su mujer le había dicho que debían ir al certamen de dojos, y que no bebiese, que no se pusiera en ridículo en el certamen. Pero si siempre era ella quien se ponía montaba la pelea y hacía el ridículo, y después le daba la vuelta para dejarlo a él como el culpable. Pagó, y fue directamente al lugar donde se celebraba esa reunión.

Cuando llegaba a la puerta del recinto vio a su esposa esperándole. La mujer estaba furiosa.

- ¡Has vuelto a beber! Te dije que no lo hiciera- le dijo la mujer.

Ranma se enfureció, estaba harto de tantas reprimendas por esa maldita mujer, siempre encima de él, siempre molestándole. Había tenido que cambiar por ella, dejar atrás un motón de sueños, abandonar tantas ilusiones, dejar de lado lo que apreciaba. Dar la espalda amigos y familia, todo por exigencias de esa mujer y encima le pedía que no la avergonzará, cuando todos los asistentes a ese certamen sabían la clase de fulana que era su mujer.

-Sólo he bebido dos vasos de sake- contestó el hombre- lo hago para olvidar. Para olvidar el castigo que eres. Para olvidar el futuro que me negaste. Para olvidar todo lo que me niegas. Para olvidar el presente y recordar mis años de adolecente- fue con eso con lo que Ranma dañó más a su mujer, si se hace caso a como reacción ella.

Pero el orgullo de esa mujer la hizo reaccionar.

-No me avergüences, ni se te ocurra hacerlo- amenazó la mujer.

-Para avergonzarte sólo te necesitas a ti misma. – contestó con rabia Ranma- Lo has hecho siempre, todo el mundo sabe que me engañas. - la miró con asco- pues no eres la única, yo también te soy infiel. Me hiciste abandonar mis sueños, todo lo que yo quería. Todo para seguir tu sueño, pasaste por encima de lo que yo quería. Me diste unas migajas de mi sueño, y cada vez lo vas acortando más, y sólo para que los dos sigamos tu maldito sueño… pero no vencerás… nunca lo harás, y tarde o temprano recuperaré todo lo que me has quitado. No seguiré tu camino. Y espero que tú no sigas el mío.

Y dicho esto Ranma se giró y dejó a su esposa furiosa. La mujer oyó como todos murmuraban de ella, y decidió no hacer caso a esa gente, y entró en donde se celebraba el certamen.

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Akane miró como su esposo entraba en el recinto, como sospechaba ese mal hombre había bebido. En la entrada del recinto donde se reunían los dojos ese hombre le montó un espectáculo. La acusó de serle infiel y le dijo que él también era infiel. Para Akane no era nada nuevo esa noticia, la sabia desde el principio. Miró al hombre con quien estaba casada y entró en el recinto, seguro que su esposo iría al bar y allí bebería. Debía ir e intentar que ese hombre no la avergonzarse más.

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-Otro más-exigió el marido de Akane. Ese hombre había bebido como si no hubiera un mañana, se había ventilado medía botella de wiski, algunas cervezas, y algún vaso de sake. Estaba sentado en una silla al lado de la barra del bar y se balanceaba, si seguía bebiendo se caería de la silla. El camarero lo miró asustado. No debía darle más de beber o tendría problemas.

-Lo siento señor, pero no puedo darle más-dijo con temor el hombre- está usted muy tomado, nuestras normas no me permiten servirle más.

El marido de Akane se enfureció, alargó la mano y cogió al camarero por el cuello. El pobre hombre se empezó a ahogar.

- ¡Vas a seguir sirviéndome hasta que yo diga! -dijo el hombre. El camarero lo miró con terror- ¿Me has entendido? - el camarero miró al hombre que le amenazaba, si claudicaba ante ese borracho lo despedirían y si no lo hacía ese alcohólico acabaría con él. Para su suerte alguien vino en su ayuda.

- ¡Suéltalo! - ordenó alguien, era una voz llena de autoridad. Tanta que el hombre lo soltó. Akane llegó con varios de los organizadores y le plantó cara a su esposo- si sigues así nos expulsaran del certamen. No es la primera vez que lo consigues. Deja de dar la nota. -Akane miró a su esposo enfurecida- no has tenido bastante con arruinar el dojo Tendo, que quiere echar por tierra su reputación.

- ¡La gran Akane! - contestó su esposo- la gran maestra del dojo Tendo- la miró furioso- pues no has sido de gran ayuda. Con tu nuevo trabajo no tienes tiempo para el dojo. Si tú estuvieras…

- Cuando te casaste conmigo te comprometiste con mi padre a hacerte cargo de él. Pero en cambio te escaqueas, y me dejas todo el trabajo a mí. No puedo dedicarme a mi trabajo. Que cierre el dojo Tendo es cuestión de tiempo., y será gracias a ti. Sólo piensas en emborracharte, en pegarme el saltó incluso con las rameras de mis hermanas, aunque sé que a Kasumi la tienes amenazada y en jugarte en apuestas nuestras ganancias. No te tenía que haber conocido, has llevado a mi familia a la perdición.

El hombre la miró furiosos y se abalanzó y la aprisionó contra una pared.

-Te debería violar, aquí delante de todos, como estuve a punto de hacer la noche que casarnos- la chica se puso furiosa recodando ese hecho. - ¡No sabes cómo disfrute ver tu cara de terror! - y el chico se rió. - pero descubrí algo… que no eras virgen. Para entonces la inocente Akane ya era la gran puta de Babilonia.

La furia de Akane fue fulminante. Golpeó con sus puños a su marido en ambas mejillas y volvió a golpearle un rodillazo en sus partes. El joven cayó al suelo gritando de dolor.

-Juré que te mataría si me recordabas ese hecho. Debí hacerlo ese día, estuve a punto, no te di el golpe de gracia. Pero fui tonta y le hice caso a mi padre y a mis hermanas y te perdoné la vida. Si te hubiera matado ahora estaría en prisión que es preferible a vivir a tu lado- todos los presentes miraron al joven maestro marcial con asco y a la mujer con admiración-No te vuelvas a acercar a mí, si lo haces algo conmigo te mataré.

Y la joven se volvió y se alejó de su marido, este se levantó a duras penas y se sentó en una silla, apoyó la cabeza en sus manos y pidió un vaso con agua.

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Ranma sentado en la mesa del bar miró a su esposa alejarse, sonrió. El enfadó de la chica era enorme. Pero el suyo era aún mayor, como alguien como ella se atrevía a criticarlo. No aguantaría mucho tiempo a esa mujer. Tarde o temprano lograría librarse de esa zorra, sabía que se entendía con uno de sus antiguos rival, eso le daba igual. Pero también se entendería con su padre. Que Genma Saotome engañase a su esposa con su nuera, era algo que Ranma tarde o temprano resolvería. No por su esposa, si no por qué no toleraba que ese mal padre engañase a su propia esposa.

Lo bueno de todo era que ahora dormía solo, y así tenía libertad total. Aunque más de una vez había oído a Genma llegar al dojo y colarse en la habitación de su esposa. Que él bebiese no significaba que fuese idiota y que no tuviera oídos.

Pidió un vaso con agua y cuando lo acabó fue a visitar a algunos dueños de dojo, había algunos que le debían favores, era tiempo que los cobrarse. Su esposa no estaba preparada para lo que se venía encima.

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Esa noche.

Akane había vuelto a drogar a su esposo, y al resto de su familia. Entre todos ellos la condenaron a una vida de sufrimiento, pero muy pronto eso acabaría.

Salió del dojo y horas después estaba acostada con su amante. Habían hecho el amor con pasión, como siempre que lo hacían, estaban descansando, abrazados y se miraron con pasión.

-Eres hermosa-dijo el hombre.

Ella lo miró y sonrojó.

-Si, lo soy-contestó con falsa prepotencia.

-Eres una creída- le amonestó su joven amante.

-No me alabes- contesto la chica.

-No lo estoy haciendo- contestó el chico y la besó con pasión, esa mujer era suya y no se la daría a nadie. La miró y se puso serio- ¿Estás segura que lo quieres hacer?

Ella lo miró seria y asintió.

-Totalmente segura. No hay nada de que me pueda arrepentir.

-No habrá marcha atrás.

Ella le acarició el pelo. Y le sonrió seductora.

-Pues no recularemos- contestó ella.

El joven sonrió, la cogió entre sus brazos y volvieron a hacer el amor.

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Cuando Akane llegó al dojo casi había amanecido, la recibió en la puerta Nabiki. Akane llegó ataviada con su ropa de hacer footing, corría e iba sudorosa.

- ¿De dónde vienes? - preguntó la hermana mediana- haces horas que has salido. Y no me digas que fuiste a hacer footing. - Nabiki no se creía que su hermana hubiera salido a correr, hacía tiempo que sospechaba que su hermana pequeña le era infiel s su marido. Algo le decía que Akane engañaba a su esposo desde antes de casarse con él.

Akane miró a su hermana con rabia e intentó pasar sin hablarle a su hermana, pero esta la interrumpió.

-Sé de dónde vienes, sé que engañas a tu esposo. Y sé con quién- la hermana mediana puso una sonrisa pícara- si no quieres que tu esposo se entere…

No pudo continuar Akane le dio un golpe en el estómago, Nabiki cayó de rodillas al suelo, estuvo a punto de vomitar. Akane la cogió del cuello y la levantó. No iba atener compasión por su hermana, no se la merecía. No le perdonaba que la traccionase.

-No me chantajees mala puta, sé que te acuestas con mi esposo, como lo hace amenazada Kasumi. No eres nadie para acusarme. Si te vas de la lengua, te mataré, y tú sabes que no bromeo. ¡Cállate! es por tu bien, te va la vida. Estoy harta de ti, no me desafíes. Es por tu culpa que todo esto va así. - Akane miró a su hermana de forma siniestra. - tarde o temprano me lo pagarás pequeña zorra, me lo pagaréis todos por joderme la vida de esta forma. pero contigo seré especialmente cruel. - la pequeña de las Tendo miraba a su hermana con un enorme asco.

Akane soltó a su hermana que cayó al suelo de rodillas. Nabiki estaba aterrada, Akane cumpliría su amenaza. Nadie debía saber que fue ella quien ayudó al actual marido de Akane a intentar violarla la noche de bodas, si Akane descubriese eso estaría muerta, aunque por lo que había dicho su hermana pequeña, está ya lo sabia. Si eso era cierto debía alejarse de su hermana lo más posible y cuanto mejor.

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Akane entró en la casa. Supo al instante que la única despierta era ella y Nabiki. Nadie supo de su ausencia. Ese día Nabiki comunicó que se iba de casa, que se había buscado un piso cerca de donde trabajaba, el miedo que le inspiraba Akane fue el causante de su marcha. Todos recibieron esa noticia con pena… menos Akane.

-Si no te tenemos en casa mejor, una destroza vidas como tú debe vivir lejos de su familia y sola- dijo la hermana menor con sarcasmo- ahora sólo falta que se vaya la amargada que se hace la inocente- y miró a Kasumi que giró la cara avergonzada- y cuando se muera el borracho por una cirrosis recuperaré mi libertad. - con ese comentario había atacado a sus hermanas y a su esposo que la miraron aterrados, sin atreviese a hablar.


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