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17.64% Inevitable (Harry Potter) / Chapter 3: Contradicciones

บท 3: Contradicciones

Luna

Tatarea una canción mientras escribe. Una ligera sonrisa nunca abandona sus labios, de vez en vez mira por la ventana de manera distraída, sus ojos azules ven algún punto distante, infinito. Cuando vuelve a ella, parpadea varias veces para aclarar su mente, antes de retomar la tarea de escribir de manera primorosa cada línea en aquellos pergaminos.

Su escritura es lenta, porque se esmera en ser detallada. Ha descrito con sus peculiaridades cada cicatriz que marca su cuerpo y la manera en que las adquirió sobre su piel blanca. Habla de sus miedos como si narrara una película extraña donde no parece ser la protagonista.

"El olor a humedad se filtraba por mis fosas nasales, haciéndome estornudar. Con cada movimiento el metal lamia las heridas abiertas de mis muñecas y tobillos. No dolía demasiado, pero ardía. Ese aroma aun causa alergia, pero ya no duele, solo quedaron marcas blancas y abullonadas donde descansaban los grilletes que me mantenían sujeta dentro de mi celda, en los sótanos. También olía a sangre, aunque ese aroma nunca me hecho estornudar, creo que eso era lo que más dolía, preguntarme de quien o quieres era esa sangre."

Ella quiere un esposo, hijos y mascotas.

Es tranquila y transparente, porque no sabe ser de otra manera.

Solitaria y tímida, aunque nunca fue por elección propia. Sabe que es diferente, que no está del todo cuerda.

Hace pequeñas espirales en los costados de las hojas mientras piensa que más pudiera poner sobre si misma. Entonces habla de todos esos seres imaginarios o no, que le han acompañado a lo largo de su vida, aquellos que le escondían los zapatos o destruían sus apuntes de las clases, los mismos que manchaban su ropa o le hurtaban su prendedor favorito.

Con el paso de los años supo que la mayoría de ellos eran producto de la imaginación de su padre. Una dulce manera de intentar protegerla del bullying del que era víctima en el colegio solo por ser diferente.

También hablo largamente sobre el sentimiento de sentirse sola y aislada, esa sensación abrumadora de no pertenecer completamente a algún sitio en concreto.

Suspiro de nuevo antes de continuar. Al menos, podía decir que tenía pocos, pero muy buenos amigos.

Cuando termino reunió todos los documentos, incluso las 10 hojas adicionales donde escribía a sus amigos. Quería asegurarse de hacer un buen trabajo, de contar a detalle no solo sus sueños, sino los de sus amigos más cercanos.

No sabe por qué, pero tiene la seguridad de que es necesario. No lo pensó mucho cuando empezó a hablar sobre la culpa de sobreviviente de Harry, de lo difícil que le resulta, levantarse cada mañana con el pensamiento de que pudo haber hecho las cosas distintas para salvar a más inocentes de la guerra. Describió las sombras en su mirada y como estas parecían devorar el brillo natural de sus ojos verdes, estaba triste y perdido, como la primera vez que le miro a lo lejos. De alguna manera volvía a ser el niño asustado de sus recuerdos. El chico adorado por las multitudes, pero solo, triste y retraído, incapaz de encontrar su propia historia entre las líneas que todos le contaban sobre lo que fueron sus padres y aquellos recuerdos que nunca tendría de esa familia que quedo rota.

El niño que intentaba aferrarse a lo poco que conocía, aunque no amaba realmente a Ginny se había aferrado a ella como un salvavidas que termino soltando por las circunstancias. Harry es su amigo, uno de los primeros, no necesitaba ser un genio para entenderlo, para descubrir sus verdaderos sentimientos por Hermione, y que fue su lealtad de amigos lo que le hizo renegar de ese afecto.

Hermione también le preocupaba, su fortaleza inquebrantable, seguía siendo una fachada. Estaba demasiado acostumbrada a ser el pilar fuerte, la voz de la razón, la enciclopedia andante que tiene respuestas para todo, aunque ella misma no sea capaz de encontrar las propias o que ni siquiera está segura de las preguntas que debe hacerse a esas alturas. Sigue aparentando calma, una fuerza que a veces le falla y que le hace llorar por las noches de angustia en la soledad de esa habitación que insonoriza.

Nadie pregunta a Granger sobre sus miedos, la creen por encima de todo. Nadie parece notar su mirada cansada, a veces enrojecida o los pasos monótonos que a penas la sostienen, llevándola de un lado a otro para seguir con la rutina que a penas la mantiene funcional.

Sabe que Hermione quiere a Ron, pero no lo ama. De la misma forma que sabe que Ron le ama demasiado, aunque para ser precisos ama la idea de amarla, idealizando esa relación que surgió en ellos cuando termino la guerra y se besaron, como una manera de buscar consuelo y consolarse. Pero fue solo eso, un instante, un momento de dolor donde ambos se sostuvieron entre lágrimas, ante el horror que vivieron.

Sí, termino con 10 cuartillas de su letra pequeña y uniforme. Dando demasiados detalles de las personalidades de sus amigos, hablando de miedos ocultos, de terrores nocturnos, de los infiernos que han tenido que atravesar para llegar a ese momento, donde debía de entregar de nuevo la batuta de sus vidas, dejándose llevar por las circunstancias con tal de que hubiera un futuro por el cual luchar para las nuevas generaciones.

A pesar de lo oscuro que lucía el porvenir, no dejo en ningún momento que su sonrisa muriera. Tenía sus esperanzas puestas en el censo. La magia más poderosa y ancestral se aseguraría de formar parejas compatibles, el destino no podía ser tan cruel para no compensarles después de todo por lo que ya habían sufrido.

Sin dejar de tararear su canción envió su sobre.

. . .

Pansy

Ya no tenía más lágrimas, sus ojos están secos y doloridos de tanto llorar. En algún momento de la noche se quedó dormida, acurrucada en un sillón de su enorme mansión. Cuando despertó seguía hecha un maldito lio.

Los documentos permanecían en el sobre cerrado, hacia días que los había llenado, pero aun no tomaba el valor para enviarlos. Estaba muy asustada, convencida de que la emparejarían con alguien lo suficientemente cruel para que la hiciera pagar por sus errores pasados.

No podía ser de otra manera. Al menos eso fue lo único que le había dicho su madre en la última visita que le hiciera en aquella sucia y fría celda.

-Prepárate para que hagan de tu vida un infierno.

Sus crueles palabras aun retumbaban en sus oídos como una sentencia de muerte, llenándola de un paralizante miedo que no la había dejado dormir demasiado o incluso comer. Su estómago permanecía cerrando ante la expectativa de que en efecto el ministerio se encargara de cobrar las afrentas hechas durante la guerra por su familia.

Pero que culpa tenía ella, se preguntaba una y otra vez. Su único pecado fue nacer en una familia de sangre puras.

A esas alturas podía reconocer que peco de soberbia, que fue una perra malvada en muchos sentidos, pero nunca causo un daño real, al menos, no uno físico. Aunque los ataques emocionales fueran su especialidad jamás había levantado su varita para herir a nadie.

Nunca fue vinculada a las asociaciones de sus padres con los mortifagos. No hubo manera de probar que de alguna manera estuviera conectada con el Señor oscuro. Al menos, tenía que agradecer que sus padres nunca mencionaran las contadas veces en que se le obligo a estar presente en sus juntas o que incluso estuvieron dispuestos en hacer que la marcaran.

Un mes atrás la ley de censo para el emparejamiento de magos y brujas fue aprobada, una semana después de había realizado un magno evento donde los héroes mágicos mostraban su apoyo a la nueva ley, sus sobres fueron echados al fuego de una enorme copa de oro puro, algo muy similar a la empleada en el torneo de los tres magos.

Los viales con su sangre también fueron arrojadas al fuego, el artilugio mágico era el más potente creado hasta el momento, la afinidad involucraba la magia, pero también la genética, una compatibilidad física y emocional, o al menos, eso aseguro el ministro de magia.

La magia involucrada había tomado en cuenta muchos objetos mágicos ya existentes, se basaba en el sombrero seleccionador de Hogwarts, con los fundamentos para una selección específica, basada en el carácter, personalidad y características de la persona. La sangre fue un factor dominante para evitar enfermedades congénitas y degenerativas, la mezcla de sangres para evitar la enfermedad de los reyes.

En la primera plana de todos los periódicos en circulación aparecían rostros bastante conocidos. Contrario a lo que se había programado no fue Potter quien levanto la voz para aplacar las masas, fue Hermione Granger, quien dio un paso al frente mientras era cegada por un momento por los flashes.

Pansy asistió al evento, aunque se aseguró de ocultar quien era realmente. Ese día fue la primera vez que abandonaba su mansión desde hacía meses. Necesitaba escuchar con sus propios oídos y ver con sus ojos, que todo aquel circo fuera real.

Sus ojos azules se habían fijado en Granger. La tención era evidente en su cuerpo. Sus hombros rígidos, levantaba el rostro con determinación al público que gritaba todo tipo de amenazas. Con los labios apretados por la rabia, levanto su varita para amplificar su voz.

-¡Silencio! -Ordeno, al instante todas las voces se apagaron.

Parkinson no estaba segura si fue la autoridad con la que llamo al orden o si había conjurado un hechizo silenciador, pero fue suficiente para aplacar a la turba de gente por un momento.

Su vista viajo lentamente por los presentes lentamente de izquierda a derecha.

-Esto es simple. Si no hacemos esto ahora, no habrá un futuro. En las próximas generaciones no habrá niños suficientes para darle continuidad al mundo mágico. ¿Quieren que seamos la siguiente raza extinta? No importara si su sangre es pura o mestiza, el resultado será el mismo.

Hizo una pausa, antes de proseguir.

-Si esta ley no se implementa ahora, es posible que, al cabo de 10 años, las medidas a tomar sean más drásticas. Tomando en cuenta la reducida población mágica en un futuro no habrá ningún estatuto respecto al límite de edad permitido. Estaríamos condenando a los pocos niños a emparejarse demasiado temprano con adultos al límite de su etapa reproductiva. Se que esto no es fácil, pero es nuestro deber.

Hermione se mostró inflexible a pesar de lo desquiciante de la situación. Dio un segundo paso para acercarse al fuego.

Sin decir una palabra más, había lanzado ella misma su sobre con los documentos del censo. Todos habían sido enviados para su inspección por correo, pero les fue devuelto para aquel acto público.

Una vez que lo hizo, fue seguida por decenas de personas.

No solo los héroes fueron convocados al acto público. Había que dar un ejemplo fuerte. Hasta ese momento nadie se percató de que varios de los herederos de familias de sangre pura comenzaron a acercase al fuego para seguir el ejemplo.

Hasta ese instante parecía que la magnitud de la situación se acento en las cabezas de los presentes. Aquello no era un juego, no había remedio y confirmarlo, no dejaba de ser doloroso.

Regreso a su mansión poco después, con el alma en un hilo, lleno los documentos mas no los envió. Contaba con menos de 24 horas para completar el proceso antes de que alguien del ministerio tocara a su puerta para arrestarla.

Se levanto temblorosa, sin remedio se encargó de mandar los malditos papeles. No había mucho que hacer, aunque si mucho que temer.

Posponerlo no solucionaría sus problemas. Ya no guardaba su corazón ninguna esperanza, por lo tanto, no había razón para prolongar su sufrimiento.


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