Había una sonrisa en la cara de William; ahora que tenía acceso al diario de Tom Riddle, había comenzado su aprendizaje sobre las artes oscuras bajo la tutela de la versión más joven del mago tenebroso más poderoso de la época actual.
Quizás Tom no tenía todas las técnicas de su versión madura, pero aquí es donde Voldemort sentó las bases de su magia, algo que a William le hacía falta.
Tom Riddle, dentro del libro, ya conocía la identidad de William Rosier, así como la de Harry Potter y otros personajes debido a sus conversaciones con Ginny. La niña simplemente había buscado un amigo en el diario y Tom había jugado su papel perfectamente, aconsejando a la niña de tal manera que filtró su magia en ella sin que se diera cuenta, hasta finalmente controlar su mente con el maleficio Imperius.
Desde la perspectiva de Tom Riddle, William era completamente diferente a Ginny Weasley; la verdad no tenían ninguna semejanza entre los dos estudiantes. Más bien, William era similar a él mismo, pero de alguna manera también eran diferentes.
Las conversaciones que tuvieron a lo largo de los días sobre la magia negra y los acontecimientos a lo largo de sus vidas le dieron a Tom un entendimiento del chico con el que se contactaba por el diario.
Tom pudo notar que tanto él como William buscaban poder en las artes oscuras, aunque por distintas razones. Para Tom, las artes oscuras no solo representaban la pureza de la magia y la fuerza, sino también una forma de eliminar la debilidad en la humanidad, la muerte. Es la misma razón por la que existe este diario: para eliminar dicha debilidad.
Pero William, el niño que debería ser solo un ápice más complejo que la niña de antes, buscaba conocimientos en las artes oscuras para dominar la magia en sí misma, perfeccionar sus hechizos, crear nuevos milagros. En palabras simples, William era un erudito, y esa también era la forma que Tom estaba utilizando para entrar en la mente del niño.
Para el William de hace un año, la magia oscura y el poder eran solo un objetivo secundario. Voldemort en sí mismo no era una gran amenaza. Además, si lograba mantener el canon como es debido, entonces Harry se encargaría de Voldemort sin ayuda de él y William podría mantener su vida en paz, viajar por el mundo mágico y aprender cosas por todos lados hasta transformarse en el ápice de la magia.
Todo debería haber seguido ese rumbo, pero apareció Greyback. En los libros y en las películas, Greyback apareció como otro personaje más, aunque nunca tuvo la relevancia que merecía, no debería haber causado estragos en la vida de William. Pero la herida en su abdomen era el recordatorio de que seguía siendo débil. Aunque aprendió mucha magia en Hogwarts, al final, el único hechizo que dejó marcas en el cuerpo del hombre lobo era la maldición antigua que practicó en secreto.
¿Cuándo volverá a suceder algo así?
William siempre tenía eso en su mente. En el futuro deseaba viajar por el mundo; siempre habría amenazas, el canon de la historia podría cambiar, podría ser una de las víctimas en la batalla. ¿Qué podría hacer si tuviese el basilisco frente a él?
Todas esas interrogantes siempre vivían en su mente, torturando su vida normal, ahora buscando conocimientos no solo para satisfacer su curiosidad, sino para enfrentarse a quien tuviese frente a él.
"El movimiento de la varita que nos enseñan en Hogwarts es elegante y al mismo tiempo rígido, como en una lucha de espadas, prácticamente esgrima," William acarició su barbilla y entonces imitó los movimientos al lanzar magia una vez más, pero sin dejar que ningún hechizo saliera de ella. "Recuerdo que los miembros de Castelobruxo también hacían algo similar, pero era mucho más libre el movimiento, como si la varita fuese una extensión más de su cuerpo."
William cerró sus ojos para recordar las películas y los libros en el canon, entonces recordó cómo cierto actor interpretó a Gellert Grindelwald. Su movimiento de varita era lejos de la norma, más bien era elegante y suave, similar al movimiento de un maestro de ceremonias.
Desde que William obtuvo el diario hasta el momento actual, las bases en la magia oscura de William fueron fortalecidas y ahora su movimiento en el control de la magia había tomado otro rumbo gracias a este simple descubrimiento.
William se sentó en su escritorio, el diario de Tom Riddle abierto frente a él. La tinta se desvanecía y reaparecía mientras mantenía su diálogo con Tom. Cada noche, dedicaba horas a aprender nuevos hechizos y técnicas que el joven Tom le revelaba.
"¿Sabías que la varita no es solo una herramienta, sino una extensión de tu voluntad?" escribió Tom. "Es por eso que su movimiento es tan crucial. La elegancia y fluidez del movimiento pueden determinar el poder y precisión de tus hechizos."
William absorbió esta lección con seriedad, practicando los movimientos indicados por Tom. Pasó horas perfeccionando su técnica, notando cómo cada vez su magia se volvía más poderosa y controlada.
Una noche, mientras exploraba más páginas del diario, William encontró una sección donde Tom hablaba sobre el uso de ingredientes oscuros en pociones avanzadas. "Los ingredientes oscuros no solo aumentan el poder de una poción, sino que también pueden modificar su efecto," explicaba Tom.
William decidió probar una de estas recetas. Con cuidado, mezcló los ingredientes siguiendo las instrucciones al pie de la letra. Al terminar, miró el contenido del caldero: un líquido oscuro y espeso que emitía un leve brillo. Lo vertió en una botella y lo etiquetó como "Poción de Oscuridad."
"Esta poción puede nublar la mente de quien la ingiera, haciéndolo susceptible a la sugestión," leyó William en el diario. "Úsala con cuidado."
Usando su "Ojo de la Mente," William pudo visualizar el efecto de la poción sin tener que probarla directamente. Observó mentalmente cómo la poción afectaba a la mente de quien la ingería, nublando sus pensamientos y haciéndolo vulnerable a la sugestión. La precisión de su habilidad le permitió comprender el alcance del poder de la poción y cómo podría usarla estratégicamente en el futuro.
Durante los días siguientes, William continuó su rutina diaria, aunque ahora con una intensidad renovada. Sus interacciones con Hermione se volvieron más frecuentes, y ella notó un cambio en él.
"William, pareces diferente últimamente. Más... enfocado," comentó Hermione una tarde en la biblioteca.
William sonrió. "He estado aprendiendo cosas nuevas. Hay tanto por descubrir y entender en el mundo de la magia."
"¿Te gustaría compartir algo de lo que has aprendido?" preguntó ella, siempre curiosa.
William dudó por un momento, pero decidió confiar en Hermione hasta cierto punto. "He estado practicando algunos movimientos avanzados de varita y explorando pociones más complejas. Es fascinante lo que se puede lograr con la mezcla correcta de ingredientes."
Hermione asintió, claramente interesada. "Deberíamos comparar notas algún día. Siempre hay algo nuevo que aprender."
Mientras tanto, Tom Riddle seguía ganándose lentamente la confianza de William. Cada lección, cada consejo, estaba diseñado para llevar a William más profundo en las artes oscuras, aunque el joven mago mantenía una cautela constante.
Una noche, mientras practicaba en la Caja de Expansión, William decidió poner a prueba lo aprendido. Usando su "Ojo de la Mente," recreó mentalmente los escenarios de combate más desafiantes que podía imaginar. Visualizó enfrentamientos con criaturas mágicas y magos oscuros, practicando sus movimientos y hechizos en su mente con una precisión sorprendente.
William miró la escena mental con una mezcla de fascinación y temor. "Tom, esto es... increíble."
"Es solo el comienzo, William," respondió Tom a través del diario. "Hay mucho más poder esperando ser descubierto. Solo necesitas estar dispuesto a ir más allá."
Con cada paso, William sentía que se acercaba más a su objetivo, pero también sabía que estaba jugando un juego peligroso. Las palabras de Tom eran tentadoras, pero William mantenía su propia voluntad firme. No se dejaría controlar tan fácilmente.
Al cerrar el diario por esa noche, William se dio cuenta de que estaba en un punto de inflexión. Su conocimiento y poder crecían, pero también lo hacía el riesgo. Tendría que usar todo lo que había aprendido para enfrentarse a las amenazas que se avecinaban, incluidas las que aún no podía prever.
El camino de William estaba lleno de oscuridad y desafíos, pero con cada lección de Tom, se volvía más fuerte y más preparado para lo que vendría.