––¡Hermano!
Wayne miró a Marvin con incredulidad y corrió hacia allí, emocionado. Lo abrazó fuertemente.
Marvin sonrió.
Daniela, Ann, Fidel, el Alquimista... Todos miraban a Marvin, sobresaltados y sorprendidos.
¡Había regresado! ¡El pilar de todos ellos!
Marvin acarició suavemente la cabeza de Wayne.
––Déjame charlar con la mujer loca por encima de nosotros, ¿de acuerdo?
Wayne muy hábilmente se apartó del camino. Entonces, ante los ojos de todos, Marvin abrió los brazos y cantó algo en voz alta.
La barrera defensiva ovalada se extendió en un instante a más de cinco kilómetros, ¡con la noche llenando toda el área!
Las estrellas brillaban y el viento de la noche era frío.
Esa nube negra sobre sus cabezas fue rota por ese poder majestuoso, ¡sin dejar rastro! ¡Este era el poder del Monarca Nocturno!
Este era el poder de un santo.
...