—¿Dos Doraditos? —Rayitas preguntó con retraso.
Doradito estaba perplejo.
—¡Es Dios Doradito! ¡No dos Doraditos!
Estaba furioso. El tono de Rayitas es muy problemático.
—Oh.
Rayitas movió sus nalgas.
La Serpiente Señor de la Tierra debajo de su trasero estaba mareada de la fricción. Rayitas respiró hondo. Las desastrosas nubes negras que flotaban sobre su cabeza de repente comenzaron a fluir en reversa y cayeron en la grieta en la espalda de Rayitas como cascadas que intentaban lavar algo.
Sin embargo, estas cascadas no estaban hechas de agua. En cambio, la masa de nubes negras concentradas había resultado en la formación de nubes negras abrasadoras que podían quemar un gran área hasta convertirla en magma.
La luz parpadeó dentro de las grietas en la superficie del cuerpo de Rayitas cuando el calor hirviendo se filtró dentro. La temperatura corporal de Rayitas subió inquebrantablemente.