Algún tiempo después, los tres caminaban por el muelle, seguidos por una multitud emocionada. Los dos guardias no estaban muy lejos, tampoco — nunca dejaban el lado de Cassie. La cadena dorada sonaba suavemente con cada paso que ella daba.
Los ancianos ciudadanos de Gracia Caída rebosaban de alegría ante la vista de su joven y hermosa sacerdotisa, aunque, aparentemente, no se daban cuenta del ominoso significado detrás de los grilletes dorados. La noticia de la llegada de dos Extranjeros también se había extendido por la ciudad.
El ambiente era festivo.
Sunny estudiaba sus rostros a través de las sombras, luego se volvía hacia Cassie y decía en silencio:
—Pareces ser muy popular. Realmente te adoran.
Una leve sonrisa apareció en su rostro.