Morrow observó la cabeza cercenada por un momento fugaz, sintiendo cómo el terror helado se infiltraba en su corazón. El corte limpio, la vacuidad hueca de sus ojos muertos, la oscura entrada al túnel detrás…
—¿Estaban… estaban todos muertos? ¿Una cohorte entera de guerreros Despertados, experimentados y curtidos en batalla del gran clan Canción, exterminados en tan poco tiempo sin emitir siquiera un solo sonido?
—¿Un humano había hecho eso? No, eso era imposible. Solo Hoja Susurrante habría sido capaz de masacrarlos de tal manera. Pero entonces, ¿Madoc nunca se rebajaría a jugar con su presa…?
—¿Qué clase de abominación era entonces?
—¿Cómo habían permitido los perros de Valor que un monstruo como ese viviera libremente bajo su ciudad?!
Entonces, Morrow frunció el ceño.
—¿Por qué tenía miedo? ¿De qué había que tener miedo? Ni la muerte ni las Criaturas de la Pesadilla la habían asustado antes.