—Eres el responsable de la muerte de toda mi familia. No queda nadie entre los Wynter. ¿Así que ahora planeas que tu hija pague el precio o qué? —el tono burlón de Aarón atravesó el aire—. ¿Qué tal si uso a tu hija para continuar la línea de sangre de los Wynter? Convertirla en una vaca reproductora, obligarla a dar a luz, niño tras niño, no podrá aguantarlo más y morirá al dar a luz a uno de los Wynter.
Luis tragó fuerte, temblando por completo mientras las lágrimas de arrepentimiento rodaban por sus ojos cerrados. Sus dos hijos, que habían escuchado todo, solo podían llorar por su joven hermana, impotentes para cambiar su destino.
—¿Lo tomaste en serio? —Aarón soltó una carcajada siniestra, la burla en su voz ardiendo como veneno—. Luego, su mirada se volvió gélida como el hielo—. ¿Realmente creías que usaría tu sangre sucia para continuar mi linaje? Prefiero dejar que la línea de sangre de los Wynter muera conmigo.