Su Hui salió del baño y se acercó a la cama donde Lu Chen dormía profundamente.
—Tú duermes aquí tranquilo y yo siento un dolor en el corazón como si alguien me hubiera apuñalado. No puedo ni decirte nada porque me preocupa que te pueda quebrantar. La familia que consideraste tuya todos estos años, no lo es. La sangre que corre por tus venas no es de los Lu sino de una persona ordinaria. Todo el orgullo que sentiste durante años por tener padres amorosos, hermanos atentos y todos a tu alrededor, no son tuyos sino el resultado de la gratitud mostrada por alguien a cambio del sacrificio que hicieron tus padres.
Su Hui se acostó en la cama junto a su esposo y continuó observándolo, pensando cuánto dolor sentiría si llegara a saberlo. Todo lo que lo rodea desaparecería en el momento como si fuera una ilusión. Ha sido un hijo filial y un hermano obediente toda su vida y a cambio, recibiría una verdad que podría estremecer todo su ser.