Oberón caminaba por los pasillos, con una sola mirada a su rostro podías decir que estaba de muy mal humor.
—Me pregunto de dónde sacó ese bebé, ¿y si fuera una estrategia? —arqueó las cejas.
Suspiró y se dirigió a su estudio, quería pensar, así como planificar.
—Ese bebé se irá, no importa lo que diga nadie.
No podía sentarse, así que iba y venía por la habitación, aún pensando en qué hacer.
—¿Cómo llegó aquí en primer lugar? —preguntó sin dirigirse a nadie en particular.
Se aclaró la garganta, —Solo Nyx conoce la respuesta a esto, pero dudo que me diga cómo llegó aquí —golpeó la mesa.
«¿Por qué no sacarle todas las respuestas a ella?», oyó susurrar a su subconsciente.
Su corazón dio un vuelco, —¿Por la fuerza?
—Probablemente.
Entrecerró los ojos, —¿Cómo voy a hacer eso? No me gusta torturar a las mujeres —descansó su mano en el escritorio, mirando la pared.
—No debes torturarla, pero tienes autoridad sobre ella, úsala, y úsala sabiamente.