Todos los presentes en la sala seguían suspirando y murmurando.
—¿Así que Selena sabía sobre esto? —Oberón miraba con incredulidad, girando sus ojos hacia Selena.
Selena bajó la cabeza avergonzada.
Due asintió —Lo sentimos mucho su majestad, solo queríamos mantener su lugar como la Luna, no quisimos hacer daño —dijo en voz baja.
Oberón apretó los labios —¡Ya has causado mucho daño!
Selena se sobresaltó, comenzó a temblar y agarró la mano de Mark, enterrando su cabeza en su cuello, llorando suavemente.
Oberón no pudo decir más, se sentó en su trono, ¿cómo se perdió esto, cómo pudo haber confundido a Selena como su compañera?
—¿Pero cómo? ¿Dónde me equivoqué? —Se tomó la cabeza, preguntándose qué había hecho.
Se giró para enfrentarse a Selena —Selena —la llamó.
Ella sollozó y levantó la cabeza —Su Majestad —susurró.
Él le hizo señas para que se acercara, ella intercambió miradas con Mark, temblando como una hoja.