—¡Archi! —gritó Nyx, corriendo para encontrarse con él.
—¡Aún no he terminado contigo! —logró ponerse de pie Aegis.
—Oberón olvidó momentáneamente a Aegis, corriendo hacia Archi. Dora, en pánico, se apresuró a encontrarse con él en el suelo.
—Dios mío, ¿está bien?
—¡Aegis, qué has hecho?! —le gritó Nyx, su corazón se apretaba de furia.
—Archi... —Oberón lo sostuvo en sus brazos.
—Llévenselos a todos —dijo suavemente Aegis, sonriendo con malicia, hizo una señal y más guardias Licanos salieron corriendo.
—Algunos de ellos corrieron hacia donde estaban Oberón, Nyx y Dora, alrededor de Archi.
—Ninguno de ellos parecía preocuparse por ellos; toda su atención estaba en Archi.
—Archi... ¿estás herido? —le preguntó Oberón.
—Solo me golpeó el brazo. Estoy bien —negó con la cabeza—, logró decir.
—¡Aegis tú diablo! —gritó Nyx, hirviendo de emociones.
—No miren su locura, ¡agárrenlos! —rodó los ojos Aegis.