Nyx se recostó en su silla, decepcionada. Había llorado hasta secarse los ojos. Dora había intentado calmarla, pero fue en vano.
—Tienes que calmarte, que no lo hayamos encontrado no significa que no lo haremos. Solo sé positiva.
—¿Cómo desapareció mi hijo? —preguntó con voz ronca.
—No tengas miedo, lo encontrarás, no necesitas preocuparte y deja de ser negativa, Nyx.
—¿Qué más quieres que haga? ¡Literalmente no puedo encontrar a mi hijo!
—¿Por qué eres así? Sé positiva, por favor.
Nyx se cubrió la cara con las manos y continuó llorando, no había comido ni bebido nada y comenzaba a afectarle.
Dora suspiró, ella también estaba dolida, pero ¿qué podía hacer?
Le dio una palmadita en la espalda suavemente, —Déjame conseguirte algo de comer —se levantó y se dirigió a la cocina. Regresó con un plato de comida y lo dejó frente a Nyx.
—Come algo, por favor.
Ella negó con la cabeza, —Quiero que mi hijo vuelva conmigo —lloró.