—Hola.
Russell ya había colgado y, por la expresión de Victoria, pudo ver que no estaba satisfecha con el resultado de la conversación telefónica. Él era multimillonario y ella no quería que hiciera alarde de su riqueza y poder delante de Jordan. De lo contrario, cualquier hombre desarrollaría un complejo de inferioridad.
Victoria se acercó a la cocina, donde Jordan colocó los platos y cuencos que acababa de utilizar dentro del lavavajillas automático.
Se giró para ver que era Victoria la que estaba de pie detrás de él. Preguntó: —¿Has terminado con la llamada?
Victoria asintió, pero no parecía nada contenta.
—Jordan, Russell es un poco maniático de la limpieza, y cree que el yate que preparaste no es lo suficientemente bueno, así que planea traer su yate. ¿Está bien si cenamos en su yate esta noche? Podemos llevar un vino caro
—¿Cree que el yate que voy a preparar no será lo suficientemente bueno?