El continente de Andelus no era igual que el Continente de Ogregon, aquí todo era bastante confuso para Nala y, como alguien que no interactuaba mucho con la gente, se encontraba sola y con soledad.
Y el hecho de que Lou desapareciese por días o semanas no ayudaba en absoluto.
A pesar de que había dos sirvientes que Lou pagaba para acompañarla y ayudarla en lo que fuera, Nala ansiaba su presencia.
—¿Te vas otra vez? —preguntó Nala, que ahora estaba embarazada de ocho meses. Se le dificultaba mucho moverse y cuando habló con Lou sobre esto, esperando que él se quedara con ella y ayudara, su respuesta fue añadir más sirvientes y guardias a su alrededor.
Cada vez que Nala salía, parecía que tuviera una pequeña comitiva que la seguía.
—¿Qué? ¿Hay comida que quieras comer otra vez? —dijo Lou.
Lou no era completamente negligente. Cumplía con lo que Nala quería cuando tenía antojos, excepto por su tiempo.