El ruido de sus tacones golpeando el mármol hizo que su asistente levantara la cabeza. Su presencia emanaba respeto y magnetismo. Era la jefa del lugar y caminaba como tal. Leigh dejó lo que estaba haciendo y se paró de su escritorio. Ella le brindó una pequeña sonrisa saludándola y caminó a su lado.
-Hoy tienes las entrevistas con los fotógrafos.- Leigh leyó su agenda como todas las mañanas. -A las nueve, la reunión con el representante de las modelos. Y también está la sesión de fotos para el especial de novias. El resto está libre.-
-Okey, apenas lleguen los fotógrafos, los haces pasar. No iré a la reunión de la agencia de modelos,que se reúna Mark con ellos, quiero ir a ver la sesión de fotos. No quiero dejar esa producción en manos del estúpido de Bill, sus fotos nunca se compararán a las de Lisa por eso pedí un nuevo fotógrafo. Avísale a Tyler que sí hoy logro encontrar al fotógrafo perfecto, empezará hoy mismo con las novias. Se me terminó la paciencia con Bill.- Ciara entró a su oficina dejando su cartera en el sillón de la izquierda.
Leigh terminó de escribir y asintió con la cabeza, luego se retiró de la oficina. Ciara se concentró en la carpeta que estaba sobre su escritorio, en los gráficos de las ventas de este mes y en cada papel que tenía que firmar o examinar. Sin darse cuenta ya había pasado una hora y media y los fotógrafos empezaban a llegar.
Leigh hizo pasar al primero, Sammy Grey. Un chico recién graduado de solo 21 años, nervioso y alterado por la cantidad de café que había tomado. En su carpeta habían fotografías de buena calidad pero sin emoción y eso no era lo que ella buscaba. No sólo observaba sus trabajos sino que también los leía a ellos, a sus auras. Luego pasó la segunda, Amy Spencer de 39 años. Ella había trabajado para un diario en Australia pero la habían echado por una causa que no estaba muy clara y eso no la convencía. Sus fotos estaban muy saturadas, no eran buenas. Entró la tercera, Emma Roth de 34. Sus fotos eran impresionantes pero su actitud tan falsa y desentendida la dejó sin el puesto. Entró un cuarto hombre de cabello canoso, Dylan Cullen de 50 años. Sus fotos eran desprolijas, como si estuviese cansado de trabajar. Esas imágenes reflejaban la personalidad de Dylan, un hombre cansado, sin las energías suficientes. No era adecuado para ese puesto. No cumplía con lo que buscaba Ciara. Sólo quedaba un último fotógrafo. Necesitaba un fotógrafo urgente solo esperaba que este fuera un poco más decente. Harry Callen, 30 años, había estado trabajando un tiempo en Francia. Ciara estaba sorprendida al ver que todas sus fotos eran en blanco y negro pero, a pesar de eso, tenían pasión, emoción y profundidad. En su currículum se describía como responsable, carismático, buen compañero y profesional.
-¿Cuál fue el motivo por el que dejaste Francia?- Ella preguntó mirándolo fijamente, esos ojos la absorbían.
-Renuncié. Me cansé de los croissants.- Bromeó y ella levantó una ceja sorprendida por el repentino chiste. Su mente pensó en Leigh, si estuviese presente se hubiese reído histéricamente. Claro, ella era mucho más simpática. Él se acomodó en la silla al ver que su broma no había causado el efecto que buscaba. Él solo quería caerle bien a su posible jefa. -Perdón, tuve problemas de pareja y el trabajo no ayudaba, tenía un salario bajo.-
-Bueno...- Ciara revisó una vez más sus fotografías buscando concentrarse en algo que no sea su rostro. Le resultaba increíblemente magnético. Una linda cara, eso era indiscutible pero lo que más le desconcertaba eran sus ojos esmeraldas.- Tienes buenas imágenes aquí y dices ser responsable y profesional... Y yo necesito un fotógrafo para esta tarde.- Dejó de lado las fotografías, suspiró y lo observó de pies a cabeza. -El trabajo es tuyo.-
-No hará falta decirlo otra vez, las cosas se demuestran con acciones.- Estiró su saco sin dejar de sonreír, otro rasgo que le parecía atrayente y bello, su sonrisa.
Él se levantó de la silla y le tendió la mano para saludarla. Al estrechar su mano, una calidez regó su piel pero automáticamente sus sistemas de defensa se activaron y su frialdad se reavivó.
-Gracias.- Aún no soltaba la mano de Ciara sino que la envolvía perfectamente y ella lo había notado. Algo en ese chico activaba todas sus alarmas pero parecía ignorarlas porque no paraba de mirarlo y tratar de leer más allá de esos grandes ojos. Transmitía buenas energías y ella esperaba que fuera igual en el trabajo.
-Busca a mi secretaria, ella hará el papeleo correspondiente.- Le soltó la mano, cortando esa calidez extraña. Se sentó y observó como él salía de la oficina lentamente. Se sorprendió a ella misma al notar que no podía dejar de pensar en la belleza del hombre.
...
Las horas pasaban y Ciara se encontraba hablando con Mark, su socio. Ella era tan controladora que necesitaba estar informada sobre todo lo que ocurría en la empresa. Él se reuniría con Paul, el presidente de la agencia de modelos. Ella prefería dejarlo en sus manos, confiaba en Mark y no soportaba a ese tipo. Paul era un hombre desagradable que siempre estaba buscando la manera de ligar con las mujeres. No importaba si estaba hablando con una modelo, secretaria o la mismísima jefa. Ciara trataba de estar lo más alejada de ese tipo, le daba asco y tenía miedo de que si él se sobrepasaba con ella perdiera el control. Ella necesitaba de ambientes controlados y de personas calmas para que no ocurriera un desastre. Salió de la oficina de Mark acompañada de Leigh y se dirigieron al ascensor para bajar al estacionamiento. Tenían que llegar a tiempo a la sesión de fotos en el Leadenhall Market.
-El nuevo fotógrafo es lindo, ¿No crees?- Comentó Leigh para cortar el silencio.
-No tuve tiempo de fijarme en su belleza.- Contestó fingiendo indiferencia Ciara. Claro que había visto lo bello que era pero para los demás ella tenía que mostrarse estocia, insensible.
-¿Acaso lo miraste a la cara?- Preguntó sorprendida la secretaria. -¿No miraste esos ojos verdes grandes y brillantes? Y esa sonrisa enorme... Y esa voz grave tan seductora-
-Estaba más concentrada en sus fotografías, Leigh. Él es fotógrafo, no modelo.- Ciara quiso terminar la conversación ahí, le incomodaban esos temas. Salieron del ascensor y se dirigieron a su auto.
-Pero podría serlo.- Leigh sonrió. -Tiene que serlo.- Ella estaba pensando en cómo conseguir su número y coquetear con él.
-Leigh, ya tenemos suficientes modelos contratados y él tiene fea nariz.- Mintió, él era más lindo que muchos de los modelos con los que trabajaban y aunque su nariz no era del todo recta y terminaba en un pequeño gancho eso lo hacía aún más guapo.
-Ciara, tú siempre encuentras algún defecto... Pero esos ojos, esos labios, esa espalda opacan cualquier defecto.-
-Tendrá lindos ojos pero tiene cara de sapo.- Volvió a mentir, tratando de convencerse de que Callen era feo.
-Quizás si lo besas se convierte en príncipe.- Bromeó tímidamente Leigh.
-Eso pasa en los cuentos de hadas, esta es la realidad, si lo besas seguirá siendo feo y seguirá contando malos chistes.- Había bromeado en su entrevista de trabajo y eso a Ciara le había parecido atrevido pero le parecía simpático.
-¿Te contó un chiste a ti y lo contrataste igual?- Leigh preguntó algo sorprendida. Para ella y para todos Ciara era la persona más seria y recta del mundo, alguien con la que no se podía bromear.
- Lo pasé por alto.- Levantó sus hombros. Quería restarle importancia a lo que eso significaba. Esa imagen fría era su mayor defensa.
- Menos mal, así la vista mejorará. Mirar a Bill no tiene nada de agradable.- Leigh bajó del auto.
Habían llegado al lugar donde sería la sesión de fotos, el Leadenhall Market . Un mercado cubierto, de estilo victoriano. Las modelos, los peluqueros y maquilladores, las vestuaristas, los ambientadores y los ayudantes del fotógrafo ya se encontraban trabajando. Ciara buscó con la mirada al nuevo fotógrafo que se encontraba probando su cámara en la esquina de un café. Había llegado a horario, eso era bueno ya que tendría que ganarse su lugar. Tyler, el director de arte, se acercó a Callen y Ciara al ver eso también lo hizo. Tyler le daba indicaciones sobre el carácter y el estilo que tendría que tener esa sesión de fotos. Harry, los escuchaba atentamente y asentía con la cabeza. Ciara solo esperaba que no la defraudara, estaba a prueba pero ella quería que se quedara con el puesto, era muy talentoso.
Las modelos estaban listas y la sesión empezó. Ella se sentó cerca de donde estaba trabajando el nuevo fotógrafo. Desde ahí podía ver cómo trabajaban todos. Una de las cosas que más le gustaban de su trabajo era asistir a las sesiones. Todo iba perfecto, exactamente como le gustaba.
-Preciosa, coloca tu mano sobre la mesa así se luce mejor ese vestido en ese hermoso cuerpo.- Callen le indicó a la modelo sonriendo.
La modelo, Cindy Griffin, bajó la mirada con una sonrisa y le hizo caso al fotógrafo. Él parecía estar coqueteando con ella y ella respondía a eso. Harry trataba a todos así pero la modelo parecía querer más de él. La sesión estaba por terminar y cada vez era más evidente las intenciones de Cindy. Mientras todo eso que pretendía fuera después del trabajo a Ciara no le importaba pero si se sobrepasaba en horario de trabajo ambos estarían en problemas. Todos empezaban a desmontar y a guardar todo lo del set. La modelo se acercó a Harry y le dio un pequeño papelito con su número. Luego, le guiñó el ojo y se fue. Él lo tomó y con esa sonrisa que ya era común en él lo guardó en su bolsillo. Ciara seguía sentada en una de las sillas de café observándolo todo. Su vista viajaba por todo el lugar pero parecía estancarse cuando se fijaba en Harry. Todo lo que decía Leigh era cierto, él era muy guapo, ella lo había notado apenas había entrado a su oficina. Aprovechó el momento y lo observo de pies a cabeza. Botas color caramelo, jean negro ajustado, camisa a rayas donde colgaban unos lentes de sol, su cabello castaño ni corto ni largo despeinado. Él se encontraba de perfil, guardando sus utensilios. Su camisa estaba arremangada y se lograban ver algunos tatuajes en su brazo. Un ancla, una sirena, una rosa y una cruz en su mano. Sus manos eran grandes y se veían fuertes sosteniendo su cámara. Él giró al sentir una mirada sobre él y quedó frente a ella. Ciara parecía perdida en sus pensamientos, con la vista fija en él. Eso le pareció curioso a Harry. Él la miraba esperando alguna reacción por parte de ella. Se fijó en sus ojos celestes enmarcados con grandes pestañas, en su boca pintada de rojo y en el resto de su rostro y cuerpo. Estaba sentada con elegancia, como si estuviera exhibiendo su belleza. Era una mujer muy bella, que irradiaba poder y elegancia. Era magnética. Harry tenía el ojo entrenado para las modelos y sin duda ella parecía una. Sus manos levantaron la cámara sin dudarlo y le sacó una foto.