บท 1: Capítulo 1 - Renacimiento
Capítulo 1 - Renacimiento
Alejandro despertó con un sobresalto, sus ojos se abrieron de golpe mientras su corazón latía con fuerza. No reconocía el lugar en el que se encontraba, un espacio blanco y vacío que parecía extenderse sin fin. Confundido, se incorporó lentamente, sintiendo una extraña ligereza en su cuerpo.
"¿Dónde estoy?" murmuró, mirando a su alrededor con cautela.
De repente, una figura femenina apareció frente a él, envuelta en un aura de luz y misterio. Alejandro la observó con asombro, sintiendo una presencia poderosa y serena que lo envolvía.
"Bienvenido, Alejandro," dijo la mujer con una voz suave y melodiosa. "Has sido traído aquí por un propósito."
Alejandro la miró con desconcierto, sin saber cómo responder. ¿Cómo conocía esa misteriosa mujer su nombre? Y, más importante aún, ¿por qué lo habían traído a este extraño lugar?
"¿Quién eres tú? ¿Dónde estoy?" preguntó, su voz reflejando la confusión que sentía.
La mujer sonrió con gentileza. "Soy una diosa superior, y este es un espacio fuera del tiempo y el espacio. Te he traído aquí para ofrecerte una oportunidad única."
Alejandro parpadeó, tratando de procesar la información. ¿Una diosa? ¿Fuera del tiempo y el espacio? Todo parecía tan irreal, tan fuera de lo común.
"¿Una oportunidad?" repitió, sintiendo una mezcla de curiosidad y cautela.
"Así es," asintió la diosa. "Has sido seleccionado para recibir tres deseos, que podrás utilizar para cambiar el curso de tu vida y el destino de aquellos que te rodean."
Alejandro se quedó sin aliento, incapaz de creer lo que escuchaba. ¿Tres deseos? ¿Cambiar el destino? Era demasiado para procesar en ese momento.
"¿Por qué yo?" preguntó, su voz reflejando la incredulidad que sentía.
La diosa lo miró con una expresión serena. "Porque veo en ti el potencial para hacer un gran bien. Has sufrido mucho en tu vida, Alejandro, y ahora tienes la oportunidad de redimirte, de encontrar la paz que tanto has anhelado."
Alejandro se quedó en silencio, sus pensamientos girando a toda velocidad. Una oportunidad para cambiar su destino, para enmendar los errores del pasado... Era demasiado tentador para ignorarlo.
"¿Qué debo hacer?" preguntó finalmente, decidido a aprovechar esta oportunidad única.
La diosa sonrió con aprobación. "Tus tres deseos son tuyos para usar como mejor te parezca. Pero ten en cuenta que cada elección tendrá consecuencias, tanto para ti como para aquellos que te rodean."
Alejandro asintió, consciente de la gravedad de la situación. Sabía que no debía tomar esta decisión a la ligera.
"¿Puedo pedir tiempo para pensar en ello?" preguntó, necesitando procesar todo lo que se le había revelado.
"Por supuesto," respondió la diosa. "Tienes todo el tiempo que necesites. Cuando hayas tomado tu decisión, simplemente di las palabras y tus deseos se harán realidad."
Alejandro respiró hondo, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Esta era una oportunidad única en la vida, y tenía que asegurarse de tomar la decisión correcta.
"Gracias," dijo, inclinando la cabeza con respeto.
La diosa asintió y, con un destello de luz, desapareció, dejando a Alejandro solo en el espacio blanco. Él se quedó allí, sumido en sus pensamientos, tratando de decidir cómo usar esos tres deseos que le habían sido otorgados.
Después de un tiempo que le pareció eterno, Alejandro finalmente levantó la cabeza, su mirada llena de determinación.
"Estoy listo," dijo con firmeza. "Diosa, te pido que me envíes al momento justo antes de la masacre de la Familia Astrea."
En ese instante, el mundo a su alrededor se desvaneció en un torbellino de luz y sonido, y Alejandro sintió que su cuerpo era arrastrado a través del espacio y el tiempo. Cuando todo se calmó, se encontró de pie en una calle de Orario, la famosa ciudad de aventureros.
Miró a su alrededor, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Estaba aquí, en este mundo de fantasía, con la oportunidad de cambiar el destino. Apretó los puños, decidido a no dejar que esta segunda oportunidad se desperdiciara.
"Familia Astrea," murmuró, su mirada fija en el horizonte. "Voy a salvarlos, cueste lo que cueste."
Con esa determinación en su corazón, Alejandro se adentró en las calles de Orario, listo para enfrentar los desafíos que se avecinaban.
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