Voy inmediatamente a coger el cuaderno. Me quedan 35.163 puntos. Mañana debería de tener suficiente para obtener otro. Aunque no lo haré por ahora. Quizás vaya a mirar algún bastón. O mejor más adelante. Me faltan puntos. Por ahora, me vuelvo a la cabaña.
Me pongo a leerlo. Shi está a mi lado. Pegada a mí. Sensual. Puedo sentir su calor. Su aroma.
–Ya tendremos tiempo luego. Vamos, o no acabaremos nunca– me susurra seductoramente.
También me pellizca. Me quejo. Se ríe. No tengo más remedio que hacerle caso.
El primer paso en imbuir cada fibra muscular con yang. Si es un mujer, habría que proporcionárselo. En una o varias veces. Cuanto más yang mejor. Aunque sin pasarse del límite. Sin que exploten las fibras.
Luego imbuir qi durante al menos un día o dos. Dejando que los músculos crezcan. Alimentados por el qi y el yang. Cuando dejan de crecer, es el turno del yin. Si es una mujer, puede usar el suyo poco a poco. Si es un hombre, debe obtenerlo.
Se explica el cómo, el dónde y el cuándo. Sin duda, necesita cierta práctica. Aunque no es tan difícil como los siguientes capítulos.
Reforzar venas, huesos, órganos o médula. Es cada uno más complicado que el anterior. Es necesario dominar los pasos previos para hacerlo bien. Y haber completado la cultivación hasta cierto punto antes del siguiente paso.
Lo mejor del método es que no necesita hacer mucho más de lo que ya hago. Es decir, tener sexo. Y que tengo mucho yang. La residencia constantemente almacena el que genero de más, así que tengo grandes reservas. Y genero más que otros hombres. Al parecer, bastante más.
–Hablaré con las demás. Lo mejor es que lo pruebes tú y una de nosotras. Según como vaya, decidiremos. Te dejo un rato, ves practicando– me dice Shi.
Me abraza y me besa. Su cuerpo apretado a mí. Luego me mira. No quiero dejarla marchar. La estoy abrazando. Pero acabo haciéndole caso. A regañadientes.
La verdad es que me ha excitado un poco. Supongo que es hora de follar a Rui. De empotrarla contra la pared. De follarla por detrás. Ella mueve su culo cuando se lo ordeno. Ansiosa. Cuando no, bombeo en ella con fuerza.
Agarro su pelo azul. Forzando su rostro hacia atrás. Me entretengo en su modesto pecho. Estrujándolo. Soltándolo. Moviéndolo en círculos. Pellizcando su pezón. La fuerzo a besarme. Violando también su boca con mi lengua. Reclamando de nuevo que es mía. Incluso después de llenarla. De llevarla otra vez al orgasmo.
La dejo descansar. Jadeando. De nuevo conquistada. Totalmente entregada. Mientras, llamo a Ning y Rong.
Penetro a Rong. Por ahora más despacio. Primero por detrás. Retocando su culo. Ning y Rui me ayudan con los retoques. Cuando ha llegado al límite de lo que puedo ampliarlo, le doy la vuelta. Su culo está tenso. Es una sensación extraña. Aumento entonces su pecho. Y acepto la sugerencia de hacerlo también con la aureola.
Con lo que queda de yin, también le retocó un poco la cara. Aún no he decidido si prostituirla. No me acabo de fiar. Pero no me cuesta nada ir preparándola. Por si necesito algún día que la vean. Y no la reconozcan.
Finalmente, la empujo hacia el borde de la cama. El borde a la altura de su pecho. Su pelo llega al suelo. Cayendo hacia atrás. Con las piernas abiertas. Yo de rodillas empujando en ella. Cogiéndola de los muslos.
Sus pechos son plenamente visibles. Es curioso lo poco que se mueven. Están muy tensos. Quizás debería follarla antes. Dejar los retoques para el final. Me gusta verlos rebotar.
Pero no por ello dejo de follarla. De frotar mi miembro en su interior. Se ha ido estrechando desde que se lo ordené. Parece envolverme. Querer devorarme. Y acabo saciando su hambre. Llenándola.
A Ning la follo de forma un tanto extraña al principio. Está con un espejo. Dándome indicaciones. Parece satisfecha de cómo van los retoques. Hemos decidido dejar sus tetas tal cual. Pero su culo lo vamos cambiando un poco. Gusta un poco más redondo.
Luego decido darle la vuelta. Ponerla bocabajo en la cama. Le abro las piernas hasta que quedan perpendiculares. Y sigo forzándolas hacia arriba. Hasta que no dan más. Siempre apoyadas a la cama. Su culo ligeramente alzado. Su vagina siendo penetrada. Ella gimiendo sin parar. Aunque son ahogados. Por estar su boca contra la cama.
—————
Necesito unos minutos para calmarme. Antes de empezar a probar. Con los músculos del dedo meñique. Añadiendo yang.
Al principio, casi todo se pierde. Es necesario llevarlo con cuidado. Con paciencia. Lentamente. Me doy cuenta de que es una tontería hacerlo en el dedo. Hay que dejar que fluye por todo el cuerpo. Impregnándolo. Y usando qi para atraparlo en cada fibra.
Lo primero es practicar como atraparlo. Como rodear cada fibra. Para dejarlo entrar, pero no salir. Cuando llega Ken, aún no lo domino. Cuando le abro, otras dos figuras aparecen.
–Así que no te atrevías sola y has pedido refuerzos– me río, abrazándola y besándola.
–No es eso. Estas dos pervertidas casi me han suplicado– ríe ella también.
–¡Eso no es verdad!– protesta Bei Liu.
–¡Mentira!– niega Bi Lang.
–Oh, ¿entonces no queríais venir?– pregunto.
–No seas malo– se queja Bi Lang.
–Es culpa tuya por hacernos esperar– me acusa Bei Liu.
Ken y yo no podemos dejar de reír. Ellas enrojecen un poco, aunque no mucho. Supongo que, ya que han venido, tendré que ser un buen anfitrión.
No tardan las tres en estar desnudas. Riendo. Jugando con mi miembro. Acariciando mi cuerpo. Besándome.
Empezamos con Ken. Así podrá descansar antes de irse. No sé si esperaba que sus amigas la traicionaran.
–¡¡Aaaah!! ¡Traidoras! ¡Soltadme! ¡¡¡AAAAAaaaahhh!!! ¡Koong! ¡¡¡NOoooo!!! ¡¡¡HHHHHHAAAAAaaaaahhhhH!!!
–Se queja, pero lo está disfrutando– comenta Liu.
–Realmente es una pervertida– añade Lang.
Está de espaldas. Yo sobre ella. Sus piernas dobladas hacia ella. Empujadas por mi cuerpo. Dejando expuesta su entrepierna. Que es penetrada una y otra vez.
Juego a veces con sus pechos. Cuando me dejan sus amigas. Que también atacan sus orejas. Con la lengua. Hasta el fondo. Me dejan sus labios para mí. Se queja. Aunque no se resiste. Excepto a mi lengua. La ataca con la suya.
Sus pechos son más pequeños que los de Song. Pero no poco deliciosos. No me canso de ellos. De hecho, no me canso de ninguno. ¿Soy solo yo o es algo normal? Prefiero no pensar en ello. Mejor pensar en sus ojos marrones claro. En sus estimulantes gemidos. Es sus húmedos besos. En su vagina que me recibe una y otra vez.
Es una imagen tremendamente sensual. Ella siendo follada y gimiendo. Las otras dos desnudas. Provocativas. Tentadoras.
A Bei Liu la abrazo de las piernas. Alzadas en perpendicular al cuerpo. Que es embestido por mí una y otra vez. Sus pechos rebotando. Por dentro y por fuera de su camisa abierta. No llevaba sostén. Es un poco exhibicionista. Es un espectáculo tan obsceno como hermoso.
El cuerpo bronceado de Lang es extremadamente erótico. Incluso visto por detrás. Ken y Liu le palmean el culo. Como venganza por todo lo que ha hecho antes con ellas. Aunque sin mucha fuerza. Sus gritos son de placer, no de dolor. Extremadamente estimulantes. Como su culo temblando del orgasmo.
–¿Hoy no cuenta?– pregunta Bei Liu cuando acabamos.
–Ja, ja, ja. No tienes vergüenza– se burla Ken, a quien saca la lengua.
–Me lo pensaré– es lo único que concedo.
–Las consientes demasiado– me regaña Ken, entre risas.
–¿Qué hay de malo en que nos consienta?– replica Lang, besándome la mejilla y apretándose a mí. Seductora.
–¡Eso!– añade Liu, haciendo lo mismo. Insinuante.
–¡Eh, yo también quiero!– ríe Ken, besándome en los labios.
Poco después tiene que irse. La mirada de sus amigas me dice que se sienten algo culpables. La tratan como a una de ellas, aunque sea una esclava. Pero lo sigue siendo.
–No es justo…– murmura Liu, en voz baja.
No puedo sino abrazarlas y consolarlas. No importa si es justo o no. Nunca ha importado. Simplemente, es.
—————
Continúo probando. Continuo moldeando el qi para contener el yang. Tengo que hacerlo para cada fibra. Para cada músculo. Aunque puedo ir haciéndolo por secciones.
No sé cuanto rato he pasado practicando. Ya es casi de noche. Creo que mañana o pasado podré empezar a probar. Me giro para ver como están Bei Liu y Bi Lang. Se habían quedado durmiendo. Me están mirando.
–¿Cuánto rato lleváis despiertas?– les pregunto.
Me siento algo culpable. Han debido estar esperando para no molestar. A pesar de todo, son consideradas. Pervertidas, pero consideradas.
–No sé. Estabas tan guapo concentrado que he perdido la noción del tiempo– responde Liu.
–¡No sabes lo que me ha costado no saltar antes!– exclama Lang, saltando sobre mí.
Aún está desnuda. No duda en restregarse contra mí. En besarme. Y pronto viene la otra.
–Os estáis aprovechando– las regaño.
–Solo un poquito– reconoce Liu, intentando parecer buena inocente.
–No seas tacaño…– pide Lang, inflando sus mejillas.
–¿Entonces tengo que daros un lección?– las amenazo.
Al final solo las llevo al orgasmo una vez. Acariciándolas. Sin penetrarlas. Pero saboreando sus cuerpos. Cada centímetro. Su suavidad. Sus lenguas. Han conseguido excitarme. Lo pagan encantadas Rui y Ning. Yo de pie. Ellas a cuatro patas sobre la cama
Y Bronceada. A la que follo también de pie. Cogiéndola de los muslos. Ella cayendo hacia atrás. Apoyándose en el suelo con las manos extendidas. Sin dejarla casi respirar. Follándola sin parar.
—————
Parece que Shi se ha ofrecido voluntaria para probar la técnica. Dice que estudiará el cuaderno por la noche. Y que probará lo mismo que estoy haciendo yo. Cuando lo domine, pedirá un poco yang. Lo ha dice muy sensualmente. Entre gemido y gemido. Mientras nos movemos los dos.
Ella de espaldas. De pie. Con las piernas juntas. Yo detrás de ella. Sincronizando mis embestidas con el movimiento de su culo. Precioso y redondeado. Mis manos en sus pechos. Explorando cada rincón. Con avidez. Mis dedos hundiéndose en sus pequeños montículos. Jugando con sus pezones. Recorriendo su aureola.
Una mano, hacia atrás, acaricia mi mejilla. Mis labios atacan su cuello. Besándolo. Y puedo ver sobre su hombro su hermoso cuerpo. Los pechos que estoy manoseando. Su otra mano está en una de las mías. A veces, impidiéndome jugar más con su pecho. A veces, obligándome hacerlo.
Estamos solo nosotros dos. Follando. Penetrándola. Disfrutando de ella. Ella disfrutando de mí. Nuestros cuerpos pegados. Moviéndonos al compás. Apretados el uno contra el otro. Amándonos. Deseándonos. En cuerpo y alma. Siento como se estremece cada vez que llego hasta el fondo. Cada vez que eyaculo en ella.
Nos quedamos un rato sin movernos. Sin hablar. Solo sintiéndonos el uno al otro. Sonriéndonos. Hasta que se gira y me besa. Despidiéndose por ahora.
A Song le doy el alta. El hueso parece estar bastante bien. Hubiera querido esperar un poco más. Pero soy incapaz de mentir a esos ojos verdes. Aunque le he hecho prometer que irá con cuidado. Que nada de pasarse. No la he dejado ir hasta que lo ha prometido. Reluctante. Quizás conmovida.
También me ha amenazado. Con todas las posturas que no ha podido hacer por su pierna. Aunque hoy lo hemos hecho dulcemente. Abrazados. Mirándonos. Besándonos. Estaba muy cariñosa. Se la veía feliz. Incluso me ha dejado abusar de sus pechos todo lo que he querido. No es que no me deje normalmente. Pero no se ha quejado nada.
Liang me ha engañado. Al principio me ha abrazado. Y ha aprovechado para atarme. Luego me ha montado un tanto salvaje. No muy a menudo, pero lo hace de vez en cuando. Ver sus pequeños pechos rebotar es muy erótico. Ser dominado por ella resulta estimulante.
Ma Lang es siempre obediente. Si las otras no la provocan. La pongo bocarriba en la cama. Cogiéndola de las piernas. Estiradas hacia arriba. Dándome una visión perfecta de su cuerpo. Al que embisto sin parar. Embestidas largas. Chocando contra ella cada vez. Haciendo temblar a sus rebosantes pechos. Mientras ella tira la cabeza un poco hacia atrás. Y grita de placer.
La lleno mientras su voluptuoso cuerpo tiembla. Dejo caer entonces sus piernas. Me inclino hacia ella. La beso. Me separo. La miro.
–Eres preciosa– le digo
Ella aparta la mirada. Avergonzada. Pero esta vez no le dejo. Pongo la mano en su mejilla. Y la hago mirarme. Con suavidad.
Cuando nuestros ojos se encuentran de nuevo, vuelvo a besarla. Tarda unos segundos, pero me acaba abrazando. Apasionada.
Con Wan y Yi lo hago igual que con Lang. Una tiene unas tetas enormes. Un cuerpo rollizo. Toda ella tiembla cuando la follo. Lasciva. Dejándose llevar por el placer.
Yi es hermosa de otra forma. Muy linda. Su figura esbelta. ¿Quizás elegante? Sus pechos no son masivos. Aunque sí preciosos. Me encanta como se mueven. A diferencia de las otras dos, me mira cuando le digo que es preciosa. De hecho, me miraba mientras la follaba. Cuando no cerraba los ojos por el placer. Me sonríe. Toma la iniciativa de besarme.
Yu es la última. Hoy me toca dormir con ella.
Aprovecho su momento de confusión al llamarla para quedarme mirándola. Sus sensuales piernas atraen mi mirada. Su entrepierna, mis deseos. Su mullido culo, el deseo de agarrarlo. Su esbelta figura, el de acariciarla. Sus insinuantes pechos, el de succionarlos, chuparlos y besarlos. Quiero recorrer ese cuello. Tener su pelo rubio entre mis dedos. Rozar esa nariz con la mía. Sellar esos labios con los míos. ¿Y qué decir de esos preciosos ojos verdes?
Sus labios dibujan una sonrisa algo traviesa. Sus ojos me miran acusadores.
–Pervertido– me censura Yu.
Solo puedo sonreír. Ella se acerca. Se sienta sobre mí. Sus brazos alrededor de mi cuello. Sus labios buscan los míos. Su cuerpo me empuja hacia la cama sobre la que estaba sentado. Ahora acostado. Con ella encima. Sin soltar mis labios durante un rato.
Me mira. Sonriendo satisfecha. Entonces reacciono. Sorprendiéndola. Rodando. Pasando a estar encima. Teniendo el control. Besándola. Se deja durante un rato. Luego ella recupera el control. Y lo vuelvo a recuperar yo. Y así unas cuantas veces. Riéndonos. Hasta que ella decide quedarse debajo.
Me empuja con sus pies hacia atrás. Tira las piernas hacia atrás. Dobladas sus rodillas. Cogiéndolas por estas con las manos. Totalmente expuestas sus partes más privadas. Está ligeramente sonrojada. Sin atreverse a pedir con palabras lo que ofrece con gestos.
Mis labios van hacia los suyos. No los de la boca, sino los que guardan su vagina. Mi lengua los saborea. Roza su clítoris. Amenaza con meterse en su agujero. Mis manos se mueven por sus nalgas y sus muslos. Acariciándolos. Disfrutando de su textura.
–¡Aaaaaaahh! ¡Konggg! ¡¡HHHHAAAaaaaahh!! ¡Sí! ¡¡Aaaaah!! ¡Así! ¡¡¡AAAAAAAaaaaahhhH!!!
Pronto empieza a mojarse. Puedo saborear sus jugos. Puedo notar que ahoga sus gemidos. Que se excita. Pero que también se avergüenza. Todavía. A pesar de que sabía que iba a pasar cuando me lo ha pedido sin palabras.
Estoy un rato más jugando con su entrepierna. Con cada rincón. Añadiendo qi. Llevándola al borde del orgasmo. Entonces, sin previo aviso, ataco sin cuartel a su clítoris
–¡¡¡¡HHHHHHHHHHHHAAAAAAAaaaaaaaaaaaahhhHH!!!! ¡¡¡¡AAAAAAaaaaaaaaaaaaaahhhHH!!!! ¡¡¡¡¡HHHHHHHHHHHHAAAAAAAaaaaaaaaaaaaahhhHH!!!!! ¡¡¡¡AAAAaaaaaaaaaaaahhh!!!!
Su pecho sube y baja mientras recupera la respiración. Sus ojos me miran cuando me incorporo. Expectantes. El color sonrosado de sus mejillas la hace aún más adorable. Sus piernas se abren ligeramente para dejarme paso. Para darme la bienvenida.
Su vagina, totalmente expuesta, es fácilmente penetrada. Mi cuerpo empuja sus piernas hacia ella. Mi cabeza se cuela entre ellas. Mis hombros bajo sus rodillas. A la altura de sus hombros.
Me acerco a sus labios. Que me reciben con pasión. Sus manos ya no necesitan retener sus piernas. Así que buscan mi espalda. Mis codos se apoyan en la cama. Mis manos sostienen su cabeza. Acarician su pelo. Yo de rodillas. La penetro con delicadeza.
Nuestros cuerpos están pegados el uno al otro. Íntimos. Mi miembro llega fácilmente hasta el fondo. Del que entro y salgo poco a poco. Disfrutando de cada porción de su interior. De como frota contra ella, sin prisas.
Mis labios se unen y se separan continuamente de los suyos. Nuestras lenguas se entrelazan. Se despiden. Se vuelven a entrelazar. Sus manos recorren mi costado con delicadeza. Las mías juegan con su cabello rubio.
Disfrutamos el uno del otro. Sin prisa. No queriendo que acabe nunca. Llevándonos poco a poco al orgasmo. Los dos juntos. Sincronizados. Podemos sentir como el otro está casi en el límite. Como ella tiembla. Como yo la lleno.
No dice nada cuando acabamos. Solo me sonríe. Me vuelve a besar. Se acurruca a mi lado. Hunde la cabeza en mi pecho. Me abraza. La abrazo. Poco a poco se duerme. Como si fuera un ángel. Un ángel realmente hermoso.
Yo me quedo despierto un rato más. Mirando a Song. Ha estado caminando. Sin forzar. Al menos cumple su palabra. Se para al cabo de un rato. Parece que le duele. No sería raro. Se sienta. Supongo que pasa qi. No parece preocupada. Decide irse a dormir. Mirándola y sintiendo a Yu, mis ojos se van cerrando.
—————
Hay unos preciosos ojos verdes cuando despierto. Mirándome. Llenos de lujuria. Está gimiendo. Noto mi miembro dentro de algo húmedo. Dentro de ella. Su cuerpo acostado encima del mío. Se mueve hacia delante y atrás. Frotando todo su cuerpo contra el mío. Puedo sentir especialmente sus pechos. Presionándome tentadores.
–Buenos días, pervertida– la saludo.
Ella se muerde el labio. Sonríe.
–Buenos días, mi amor. Sabía que te gustaría despertarte así– me saluda.
Creo que le ha costado todo su valor decir esas palabras. Está adorablemente roja. Le avergüenza más que estar follándome.
Oculta su sonrojo besándome. Sin dejar de moverse. Despacio. En cierta forma, haciendo lo que yo hacía ayer. No puedo resistirme. Ni quiero. Aunque sí puedo mover mis manos. A lo largo de su suave espalda. En su culo. En su pelo, atado en una cola.
Como ayer, tenemos sexo despacio. Delicioso. Íntimo. Y con algún mordisco en mi hombro. Ayer no le di opción.
Me enseña los dientes amenazante. Traviesa. Me hace reír.
–Te quiero– le digo.
Ella me muerde. Ocultando su rostro. No se esperaba mi ataque. Luego me besa apasionada. Y empieza a acelerar. Poco a poco. Cada vez más excitada. Hasta que toda ella tiembla. Hasta que yo me uno a ella.
Se queda encima durante varios minutos. Hasta que decide incorporarse. Va a decir algo. Pero la ataco por detrás. Cogiendo sus pechos. Jugando con ellos.
–¡Aah! ¡Kong! ¡Pervertido!– protesta.
–Hoy no me has dejado cogerlos. Y ayer casi no pude. Los echaba de menos– me defiendo.
–Tonto…
Pero se deja manosear un rato. Y besarla en el cuello. Estamos cerca de volver a follar. La acabo penetrando por detrás. Esta vez somos más salvajes. Más apasionados. Y nos preparamos para recibir a las demás.
A su hermana, le ata las manos a la espalda. La azota mientras yo me la follo por detrás. A cuatro patas. Aunque no lo hace muy fuerte. Quizás un poco más cuando esta la amenaza. Y gruñe. Pero está muy mojada. Incluso se mueve si bajo el ritmo. Pidiendo más.
A Wan, Liang y Lang las tratamos bastante bien. También con las manos atadas a la espalda. Sentadas sobre mí. Besándonos. A veces Yi juega con sus pechos. O les da una palmada en el culo. Pero muy suave.
Yu es algo tímida. Sin embargo, eso no significa que no vaya a vengarse. Así que también ata dos las manos a la espalda a las otras. Y las tumba bocarriba. No sin interesarse por cómo está Song. Una sonrisa es la respuesta.
Se niegan a abrir las piernas. Así que las fuerzo. Tampoco es que hayan opuesto mucha resistencia ninguna de las dos. Luego las penetro. De rodillas. Levantando sus caderas a mi altura. Sus cuerpos totalmente expuestos.
Los abundantes pechos de Song abrumadores mientras se mueven. Los de Shi, más delicados, más sutiles, hermosos. Puedo contemplarlos. Y como Yu juega con ellos. Como pellizca sus pezones. Vengándose. Aunque no va tan lejos como fue Song. Que parece especialmente ardiente. Que simplemente se deja follar. Disfrutando de ser penetrada. Sin las aflicciones que hasta ahora la habían acompañado.
–Son unas pervertidas las dos– se queja Yu, aunque riendo.
No puedo sino darle la razón. Aunque tampoco estamos libres de culpa.
—————
A diferencia de su hermana. Me ayuda a vestirme sin bromas. Pegándose a mí. Abrazándome. Haciéndome besarla varias veces.
Hoy solo puedo copiar dos de siete. No había más disponibles. Eso son 70000 puntos más. Para un total de 105.163. Los manuales son baratos. Supongo que quieren que podamos estudiarlos. Y porque son prestados. Las armas cuestan bastante más. No son armas de mortales. Necesitaré más para el bastón. Bastante más.
No tengo prisa para coger otros manuales. Estoy ocupado con el de cultivación de cuerpo. Y debería practicar más con otros. En especial "Corriente de qi".
Así que no me entretengo más y salgo de la pagoda del conocimiento. Donde están los manuales. Y donde los copiamos. Aunque estamos en zonas separadas.
En cuanto salgo, una fruta madura pasa junto a mí. Estampándose contra la pared. Manchándola.
–Ja, ja. Has fallado.
–¡Mierda!
–Pierdes la apuesta.
Es el grupo de matones del otro día. Es la tercera vez. Las dos primeras nos encontramos por casualidad. Esta parece que me estaban esperando. No puedo seguir ignorándolos. Voy hacia ellos. Tampoco es que haya peligro. Aquí no podemos pelear.
–Antes era un esclavo y tenía que aguantar. Ahora no. No quiero hacer enemigos, pero no temo hacerlos. Así que decidme, ¿queréis serlo?
Lo digo con el tono más serio y amenazante del que soy capaz. No estoy seguro de si realmente lo parece. Me miran sorprendidos. Diría que incluso intimidados. Pero pronto se recomponen.
No es de extrañar. Es el estar en un grupo. El ser un gallito en el grupo. El apoyarse. El aprovechar el número para intimidar a otros. El temer quedar mal con el resto. He sido testigo muchas veces como esclavo. Incluso lo he sufrido. Pronto empiezan a bravuconear.
–¿Te crees que te tenemos miedo?
–Esclavo de mierda. Espera a que te pillemos fuera.
–Ja, ja. ¿Enemigos? ¿Quién te crees que eres?
Se animan los unos a los otros. Era lo esperado. Pero necesitaba que lo dijeran. Que quedara claro. Si no, no sabrán el porqué. Espero que aprendan la lección. Suspiro.
–Vosotros lo habéis querido– los amenazo, dándoles la espalda y alejándome de lugar.
Los oigo amenazarme desde lejos. Veremos si mañana están igual. Sé quiénes son cada uno de ellos. Antes de ir a la copistería, he obtenido esa información. La red de información de esclavos es muy eficiente.
La ropa limpia está ordenada por cabañas. Así, es fácil de distribuir en paquetes. Todas debidamente etiquetadas. No me cuesta mucho colarme. Vestido de esclavo. Ocultando el rostro. Nadie me presta mucha atención.
Dado que sé quiénes son y dónde viven, me resulta fácil localizar sus ropas. Al menos, los que tienen ropa limpia para ser entregada hoy. Me quedo vigilando. Mientras Shi y Song aplican una sustancia que ha mezclado Wan. Por dentro de las ropas. En especial en su ropa interior. Las oigo reírse. Sin duda, les divierte.
Salgo por una puerta lateral. Y me vuelvo a cambiar rápidamente de ropa.
—————
Follo a Rui, Ning y Rong como me he follado a Yi. De cuatro patas. Manos atadas a la espalda. Pero más rudo. Luego cambio posición con Ning y Rong. Para retocar sus caras. Los cambios empiezan a ser apreciables. No les quedan mal.
La cocina está más vigilada. Cuesta colarse. Pero luego los esclavos reparten la comida. Ellos solos.
Rui está vestida de estudiante. Con un velo. Y choca con el esclavo que lleva el carro. Y se hace la enojada. Acusándole a él de haberla golpeado. Se le da bien. No es su primera vez. El esclavo suspira aliviado cuando se va. Otros le hubieran dado un paliza. O al menos unos cuantos golpes. Solo ha sido un susto para él.
No sabe que las dos "estudiantes" que estaban charlando al lado del carro eran Shi y Song. No han dudado en ofrecerse voluntarias. Y en añadir algo a algunos platos concretos.
Repetimos la operación con otros dos. No creo que mañana vea a mis "amigos". Solo debería durarles un día, pero será doloroso.
—————
Vuelvo a practicar la técnica "Cuerpo Yin Yang". Creo que lo tengo dominado. Así que pruebo a aplicar Yang. Casi todo se pierde. Pues no estaba tan dominado.
Decido ir poco a poco. Una fibra cada vez. Es muy lento así. Pero al menos puedo controlarlo. Y ver dónde está el problema.
También miro de reojo a Song. Algo preocupado. Está empezando a correr. Aunque suave. Luego practica una técnica de lanza. No sé que ha pasado. De repente, ha caído al suelo. Está llorando. La traigo. Asustado.
–¡Song! ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?
He entrado en pánico. Ella alza su rostro. Sus preciosos ojos verdes me miran. Húmedos de sus lágrimas.
–¿Kong? ¿Por qué me has llamado? ¿Qué pasa?– me pregunta, extrañada.
–¿Es… Estás bien?
–Claro. ¿Por qué no iba a estarlo?
Se seca las lágrimas. Parpadea varias veces. Parece extrañada de verdad.
–Pero… Te has caído. Y estabas llorando… ¿De verdad estás bien?
Me mira un momento. Hasta que de repente sonríe. Y se tira sobre mí. Empujándome contra el suelo. Inmovilizándome. Sin que yo me resista. No entiendo nada.
–Así que me estabas espiando– me acusa seductoramente.
Está desnuda. Como casi siempre. Su cuerpo es realmente erótico. Pero primero, quiero entender qué pasa.
–Estaba preocupado…– me defiendo.
De repente, me besa. Con mucha suavidad. Sigo sin saber qué pasa. Pero supongo que está bien. Y su sonrisa es realmente radiante.
–Cuando he probado una técnica básica de lanza, todo era mucho más fácil. Lo que antes me desesperaba, ahora salía fluido. Me he emocionado. De sentir que estoy curada. Que puedo ayudar como todas– confiesa.
Respiro aliviado. Se me escapa una sonrisa. Ella me vuelve a besar. Sus manos se meten entre mi ropa. Es muy hábil. Pronto estoy desnudo. Ella encima de mí. Mirándome traviesa.
–Ya que me has llamado, deberíamos aprovechar.
No puedo negarme. No tarde en montarme. Agachada sobre mí. Su cuerpo en perpendicular al mío. Usando sus dos piernas para subir y bajar salvajemente.
–¡¡Aaaaaah!! ¡Antes no podía hacerlo así! ¡¡¡HHHHAAAaaaaahhh!!!
–Pervertida– la acuso.
–¡Tú más! ¡¡¡Aaaaaaaaah!!!
No llego a sus pechos. Así que me conformo con mirarlos. Rebotando lascivamente. Y con su culo. Al que acaricio en toda su extensión. Mientras ella me viola salvajemente. Se oye perfectamente mi miembro entrar y salir de ella. Aunque aún más sus gemidos. Incluso los míos.
No le absorbo qi. Es un poco pronto. Pero si compruebo de nuevo su pierna. Y la hago correrse. Y la lleno de mí. Y nos quedamos abrazados. Besándonos. Acariciándonos. Haciéndonos cosquillas. Pellizcándonos. Riendo.
Verla tan alegre es algo maravilloso. Nunca la había visto así. Antes era una esclava. Y después, siempre había tenido la pierna deformada. Siempre había algo que la ensombrecía. Ya no.
ความคิดเห็นย่อย
คุณลักษณะความคิดเห็นย่อหน้าอยู่ในขณะนี้บนเว็บ! เลื่อนเมาส์ไปที่ย่อหน้าใดก็ได้แล้วคลิกไอคอนเพื่อเพิ่มความคิดเห็นของคุณ
นอกจากนี้คุณสามารถปิด / เปิดได้ตลอดเวลาในการตั้งค่า
เข้าใจแล้ว