En la mesa quedamos solo seis personas, pero me sentía algo nerviosa.
- ¿Por qué no me ayudan a lavar los platos? - Ash y yo estábamos a punto de levantarnos.
- Louis y Joseph. - Las piernas de mi amiga y las mías temblaron, ambas caímos sentadas en la silla.
- ¡Enseguida! - Los dos hermanos huyeron de inmediato, después de recoger los platos de la mesa entraron a la cocina.
- Voy a ver si -
- ¿Por qué no me acompañan a caminar? - Me atraparon mucho antes de que pudiera decir otra cosa.
- Si. - Ash tomó mi mano mientras caminábamos por la avenida de la colonia.
- ¿No se supone que era a la inversa y los chicos deberían estar aquí con papá? - Murmuró Ash en mi oído.
- Ya lo sé. - Respondí.
- ¿Las tratan bien esos chicos? - Se detuvo el tío Peter al llegar al parque.
- Si. Louis es amable y caballeroso. Siempre toma en cuenta mi opinión y sentimientos. - Dije sentándome en uno de los columpios.
- Siendo sincera no conozco mucho a Joseph porque nos vimos un par de veces antes, pero siempre fue caballeroso y amigable. No puedo decirte con certeza como nos irá en el futuro, pero es agradable estar a su lado. - Ash se sentó en el columpio de al lado y miró a su padre.
- Ayer lo invité a salir, y hoy hablamos de muchas cosas. - Su padre no parecía sorprendido pero si algo pensativo.
- ¿Sabe lo de ese tipo? - Ash dejó de columpiarse y negó con la cabeza.
- Debes hablarlo con él. Entiendo que no es algo sencillo de manejar, pero es mejor prevenir. Sabemos que por ahora no se les puede acercar, pero existen las coincidencias y tu pareja anterior disfruta el sacar lo malo de los demás. -
- Lo sé. Era lo que tenía pensado hacer en los próximos días. Me preocupa el que Christian intenté acercarse a ellos. -
- Me alegro el que ambas hayan encontrado a alguien con quien salir. Aún estoy un poco sorprendido pero puedo ver que están bien educados. Aún así los mantendré vigilados. -
- Gracias papá. - Sonrió Ash y me codeo.
- Gracias tío. - Al oírme abrió los ojos sorprendido y comenzó a llorar.
- Tío, no llores. - Me levanté e intenté calmarlo pero el efecto fue el contrario.
- ¿Qué clase de ladrones quieren robar a mis bebés? -
- Oh, vamos papi. - Ash lo abrazó.
Pasamos un buen rato tratando de consolarlo, los vecinos que nos veían nos saludaban y lo miraban con algo de tristeza como si supieran lo que estaba pasando.
- Al fin llegan. Mateo y Alex ya se fueron. - La tía estaba sentada hablando con los tres hermanos Truswell.
- Papá dice que te des prisa. - Ash suspiró mirando por la ventana viendo como su padre nos daba la espalda mientras limpiaba su rostro.
- ¿Lloró mucho? - Se burló mientras se despedía de los demás.
- Sí, pero fue su culpa. - Rio Ashley mientras recibía un beso de su madre que se despedía de ella.
- Adiós, tía. - Murmuré con las mejillas rojas.
- Oh, ya veo. - Me abrazó y beso un par de veces mi frente.
- Adiós mi niña. - Acarició mi cabello y antes de marcharse pude ver que sus ojos se humedecían.
- Es tu culpa si mañana amanecen con los ojos hinchados. - Sonrió abrazándome.
- ¿Cómo les fue? - Pregunté avanzando hacia los demás.
- Bien, aunque es algo intimidante. - Joseph nos mostró su mano temblando.
- Me divertí mucho. Jamás pensé que los vería sentados y asintiendo a todo lo que les decía la tía. - Isabella rio mientras veía a sus hermanos algo tímidos.
- Lo siento, no estaba planeado el que los conocieras tan pronto. -
- Esta bien, prefiero conocerlos con anterioridad. - Joseph respondió de inmediato.
- Ya llegaron por nosotros. - Isabella saltó de su lugar y tomó su maleta.
- Nos vemos. - Se despidió y después de un abrazo se subió al auto.
- Te aviso cuando lleguemos a casa. Descansa. - Louis acarició mi cabello y beso mis labios con una leve sonrisa.
- Adiós. - Me despedí de él con una sonrisa y giré para ver a dos personas actuando torpemente. Intenté no reírme así que le dije adiós Joseph.
- Mañana tienes una junta, no puedes ir con los labios hinchados. - Corrí hacia mi habitación no sin antes ver como ocultaban su rostro.
Caminé por el pasillo del segundo piso y pude ver a través de la puerta que la luz de la habitación de Tom estaba encendida. Fui hasta su recamara y lo encontré dormido con un libro en sus manos.
Se veía bastante lindo, anduve de puntillas hasta llegar a su cama. Le quité el libro, aún tenia puestos sus lentes, sin despertarlo los coloque en la mesita de noche. Caminé hasta la puerta, apague la luz y la cerré para que pudiera dormir.
- Ya se durmió. - Apareció mi amiga a mis espaldas haciendo que casi gritara del susto.
- Ashley. - Puse mi mano en mi pecho mientras la arrastraba hasta mi habitación.
- JAJAJAJA Vamos a dormir. - Me abrazó y fingió inocencia.
- Puedo ver que estas de buen humor. - La molesté haciendo que ella se abalanzará hasta la cama.
- ¡Es tan lindo! - Gritó sobre la almohada mientras pataleaba en el colchón.
- Y pensar que antes decías que no saldrías con él. - Me quité la sudadera y me acosté a su lado.
- No es porque no me gustará. - Respondió boca abajo.
- El que hayas tenido una mala experiencia con ese tipo, no significa que todos sean iguales. - Giré y acaricié su cabello.
- Aún tengo miedo. -
- Yo también lo tendría, pero eres fuerte y muy valiente. -
- Todo parece ir muy bien para mi, no lo merezco. -
- Ash. - Me senté y la hice que me viera.
- Te mereces muchas cosas buenas. No te imites a hacer cosas que quieres hacer solo porque a Christian no le gustaban. Joseph no es él. -
- Gracias. - Me abrazó y poco después su cuerpo comenzó a temblar mientras sollozaba.
- Lo haz hecho bien. Eres muy valiente. - Consolé a mi amiga mientras que recordaba a su padre llorando.
- ¿De que te ríes? - Preguntó entre sollozos.
- Mi tío también llora mucho. -
- Jamás pensé que lloraría solo porque le dijiste tío. - Rio limpiando sus lagrimas.
- A mi no me digas prima. - Sentenció mirándome fijamente.
- Tu eres mi hermana. - Sonreí pero ella comenzó a hacer pucheros.
- Oh, no llores. - Fue inútil el tratar de hacer que no llorara.
- Ni siquiera es mi cumpleaños. - Se quejó nuevamente en mis brazos.