--- LOUIS ---
Salí de la habitación una vez que me duché y arreglé para ir a la cena de los Durand. Vi una melena roja que se visualizaba desde los sillones de la sala, avancé hasta ella y acaricié su cabello, pero no hubo respuesta. Rodeé el sofá y pude apreciar el rostro dormido de mi mujer, me senté sigilosamente a su lado y acaricié su mejilla, admirando su belleza.
- Cariño, ya es hora. - Susurré y ella abrió los ojos adormilada, al verme sonrió y se acercó a mi para abrazarla.
- Aún puedo cancelar. - Me daba pena el que no pudiera continuar con su siesta cuando se veía tan tranquila.
- Vamos. No puedo hacer eso cuando falta menos de media hora. - Murmuró mientras bostezaba y se acomodaba en mi pecho.
- Esta bien, pero creo que será mejor regresar temprano. - Sentí que ella movía su cabeza, aceptando mi sugerencia.
- Pongámonos en marcha. - Se separó de mi, ambos nos dirigimos a la puerta tomados de la mano. Bajamos directamente hasta el estacionamiento en donde estaba aparcado un auto que John me había traído para mi uso.
- ¿Planeaste todo? - Preguntó mentiras le abría la puerta del auto y la ayudaba a colocarse el cinturón de seguridad.
- No, pero soy bueno improvisando. - Sonreí y besé su mejilla antes de cerrar su puerta y abordar el auto.
Subí la calefacción y música de jazz sonó en el fondo, ambos disfrutábamos del recorrido, ocasionalmente cruzábamos miradas y nos sonreíamos mutuamente.
- No estés tan nerviosa. - Sujeté su mano al llegar a la que supuse era la propiedad de los Durand, el diseño y arquitectura demostraba que eran una familia que imponía y que tenía algo de historia.
- No puedo, no sé como me recibirán. - Tragó saliva mientras me miraba llena de nerviosismo y temor.
- No tiene mucho que fueron procesados ante el juzgado los padres de Tom, ¿y si me odian? ¿Si me ven como una forastera que destruyó su familia? - Mordió su labio mientras miraba como nos acercábamos a la entrada de la casa.
- No pasará nada, todo estará bien. Si te invitaron fue por que querían conocerte. - Estacioné el auto y la abracé brevemente para calmarla.
- Nos iremos en cuanto me digas que ya no quieres estar ahí. - Sujeté sus mejillas con mis manos y ella asintió obedientemente.
Sonreí al ver que por lo menos su preocupación había disminuido, bajé del auto y caminé hasta su lado, ya me esperaba cerca de los escalones.
- Todo saldrá bien cariño. - Le dije en cuanto me tomó de la mano y avanzamos hacia la puerta de la casa.
No sabía si era el frio o la mano de Sasha que temblaba lo que ocasionó que me sintiera inquieto. Era la segunda vez que me presentaría frente a familiares de ella.
Antes de tocar la puerta esta se abrió y nos recibió Tom que inmediatamente sonrió feliz al ver que había llegado Sasha y tras un abrazo y un saludo nos invitó a pasar. Caminamos los tres en silencio, aquella calma era como una tortura, ahora mismo me sentía con la garganta seca y un nudo en el estómago.
- Ya están aquí. - Tom anunció nuestra llegada en cuanto llegamos a un comedor bastante grande en donde recibimos muchas miradas por personas totalmente desconocidas para nosotros.
- Buenas noches. - Saludé cortésmente y los demás devolvieron el saludo casi de inmediato.
- Buenas noches. - Sasha estaba casi escondida tras de mí, su voz se escuchó como un susurro, si no fuera porque el lugar estaba en silencio seguramente no se habría escuchado.
- Sasha, siéntate hija. - El señor Durand se levantó de su asiento con una sonrisa. Podría decir que estaba completamente eufórico y emocionado de verla, aunque no podía decir lo mismo hacía mi al sentir su mirada fija en nuestras manos.
- Siéntate Louis. - Dijo casi a regañadientes cuando una mujer mayor lo miró molesta.
- Aquí están sus lugares. - Tom nos ayudo al ver que estábamos nerviosos y nos miró con una sonrisa, divertido por nuestro comportamiento.
- Estábamos ansiosos por conocerlos. - Hablo la que supuse era la esposa del señor Durand.
- Olvidé presentarnos, es la primera vez que nos conocemos. - Rio nerviosa mientras jugaba con sus manos.
- Soy Laurie. Ellos son mis hijos Noah, Oscar, Jake y Emily. Sus parejas son Ava, Jessie, Sophie y Charlie. Estos pequeñines son Abel y Adel los hermanitos de Tommy. - Acarició el cabello de uno de los niños que estaban a su lado.
- Los demás son Alexander, Joe, David, Mary, Susan, Charlotte y Jennie. - Todos saludaron con una sonrisa y en sus rostros no se veía ningún rechazo hacia ella, lo cual me alivio completamente.
- Es un gusto conocerlos, como ya saben soy Sasha y él es mi novio Louis. - Habló un poco más relajada.
- Los dos lucen muy bien juntos. - Comentó Susan que era reprendida por sus primos que no querían incomodarnos.
- Gracias. - Sonrió Sasha sinceramente, todos en la mesa la miraron fijamente y no los culpo se veía hermosa cuando estaba feliz.
- ¿Por qué no charlamos mientras comemos? - Sugirió Tom para desviar la atención y todos comenzaron a hablar mostrando que estaban de acuerdo.
El transcurso de la velada fue agradable y divertida, podía escuchar a Sasha reír abiertamente mientras conversaba con los demás, ahora se veía bastante a gusto y cómoda. Sentí una mirada fija en mí, dejé de admirar a mi novia y miré en dirección a los abuelos de Sasha que al ser descubiertos trataron de disimular que los había atrapado.
- ¿Piensan casarse? - La pregunta proveniente de una de las nueras de el señor Durand nos tomó por sorpresa y Tom casi escupe lo que estaba bebiendo.
- No debes preguntar eso. - Murmuraron otros, regañándola.
- Yo, siempre he querido formar una familia. He cumplido con mis metas y planes, he considerado la opción desde hace un tiempo, y si es con Louis estoy lista para dar ese paso. - Contestó Sasha con sus mejillas completamente ruborizadas.
Todos sonrieron al verla actuar con timidez, pero segundos después sus miradas recayeron en mí, haciendo que me pusiera nervioso.
- Me encantaría casarme con Sasha, yo también lo pensé desde hace un tiempo. Probablemente les traeré noticias más tarde. Por favor cuiden bien de nosotros. - Puse mi mano sobre la suya haciendo que su rostro se enrojeciera, reí divertido al ver su reacción y los demás nos miraron de una manera rara de interpretar.
- Tan lindos. - Susurraron las nietas del señor Durand mientras sonreían y cuchicheaban entre ellas.
- Realmente aprecio el que vinieran. Me alegra de que Sasha tenga a alguien tan confiable como tú a su lado. Por favor siéntanse libres de venir con nosotros si necesitan algo. - La señora Durand sonrió con algo de pesar, supongo que era debido a que no querían obligar a Sasha a aceptarlos como su familia.
- Agradezco la invitación. Estaba nerviosa de que no les agradara pero estoy feliz de que me aceptaran a pesar de las circunstancias. - Guardó silencio mirando a los hermanos de Tom apenada.
- Me alegra el conocer a la familia de mi madre, me siento feliz de conocerlos. Espero que podamos continuar conviviendo juntos en un futuro - Hizo una pausa y humedeció sus labios algo nerviosa.
- Si les parece bien, espero que comencemos a entablar nuestra relación, como familia. - Lo ultimó lo dijo casi como un susurró, sentí que su mano se aferraba a la mía con mucha fuerza.
- Claro que si, hija. - Sollozó la Señora Durand que se aferraba al brazo de su esposo que la miraba conmovido.
- Entonces, ¿podemos llamarte prima? - Preguntó uno de los hermanos pequeños de Tom con una sonrisa.
- Si no les incomoda para mí esta bien. - Asintió aliviada al ver que los demás la miraban enternecidos y felices.
Acaricié el cabello de Sasha, estaba orgulloso de esta mujer tan valiente, sabía que no era fácil para ella el acercarse a ellos, pero había tenido la iniciativa de aceptarlos como parte de su familia. Podía entender la razón por la que lo había hecho, Snake y los demás estaban buscando a su madre por todo el país, y todo parecía que iba bien en su búsqueda. La platica en la mesa se volvió más amena, las risas se hicieron presente hasta entrada la noche.
- Muchas gracias por la cena. - Agradecí en la puerta de la casa mientras abrazaba a Sasha.
- Gracias a los dos por venir. - Respondió la señora Laurie sujetando nuestras manos con una sonrisa.
- Si gustan pueden quedarse aquí. - Insistió el señor Durand.
- No queremos molestar, además tenemos que regresar para ordenar unas cosas. Muchas gracias. - Sasha estaba más familiarizada con ellos y se notaba en la manera en la que los trataba.
- Conduzcan con cuidado y avísenos cuando ya estén en casa. - Ambos asentimos obedientemente y nos marchamos para descansar.