--- LOUIS ---
Si esto era un sueño no quería despertar de el. Seguía abrazando con fuerza a mi novia, ella también quería que viviésemos juntos, y por extraño que pareciera ambos compartíamos las mismas inquietudes. Ella me rodeo el cuello con sus brazos y enterró su rostro en el. La sujeté de la cintura y la cargue, ella de inmediato rodeo mi cadera con sus piernas.
- Cariño, por favor no me aprietes con mucha fuerza. - Me quejé después de unos segundos al notar que no tenía intenciones de aflojar su agarre en mi cintura.
- ¿Cerraste la puerta? - Preguntó en voz baja sin separarse de mi.
- ¿Qué? - Respondí confundido, ella soltó sus brazos y la puse lentamente de pie.
- ¿Puedes buscar un suéter en mi habitación? - La miré cubrirse con sus manos su torso, estaba usando una blusa algo ligera y la temperatura de la casa era algo fría.
- Claro, también me voy a cambiar de ropa. - Dije y ella asintió con una sonrisa, subí las escaleras algo dudoso, Sasha seguía mirándome atenta pero no quise darle más vueltas al asunto.
Entre a la habitación en donde dormimos y fui directamente hasta su closet en donde busque algo de ropa para ponerme, sin embargo cuando me estaba quitando la camisa la puerta se abrió.
- Ten puedes usar esto. - Tome una sudadera gris y caminé hacia ella con el torso desnudo.
- No creo que la necesite. - Susurró mientras recorría mi pecho con la mirada y empujaba con la mano la puerta para cerrarla.
- ¿Cómo? - Cuestioné algo confundido por lo que había escuchado.
- Escuché que dijiste que estabas trabajando en algo. - Se acercó lentamente hacia mí, esa mirada era bastante peligrosa, por un momento me sentí cohibido por lo que caminé lentamente hacia atrás terminando por caer de espaldas sobre la cama.
- ¿Cariño? - Mi respiración se agitó al verla subir lentamente sobre mi.
- Louis. - Se sentó un poco abajo de mi cadera y comenzó a jugar con sus dedos por mi abdomen.
- Creo que deberíamos sentarnos a platicar. - Mi voz se cortó varias veces pero pude formular correctamente mi oración.
- Estoy sentada. - Sonrió mientras movía su cadera en circulo.
- Pero así no. - Cubrí mis ojos al verla actuando de esta manera. Mi cordura estaba alcanzando el límite y ella no estaba ayudándome.
- ¿No? ¿Entonces así? - Su balanceo ceso por unos segundos pero continuo después de unos minutos haciéndolo más lento.
- Vamos a hablar. - Suplique aún cerrando los ojos con fuerza.
- No quiero. - Su voz fue firme y tajante, lo cual me sorprendió por lo que tuve que verla para corroborar que ella se negaba.
Cuando vio que por fin había hecho contacto visual con ella sonrió felizmente y se inclino para besar mis labios fugazmente. Comenzó a descender sus labios por mi cuello hasta llegar a mi abdomen, por fin se bajó de mi pero sus manos quitaron con destreza el cinturón de mi pantalón.
- Tu te lo buscaste. - Dije entre dientes al sentir su mano adentrarse en mis pantalones. Me senté abruptamente y la sujete con fuerza para después recostarla sobre la cama.
Su cabello se extendió sobre las sábanas y me miró satisfecha mientras envolvía sus brazos en mi cuello y me atraía hacia ella. No podía creer que yo perdiera el control tan fácilmente siempre que se trataba de ella.
- La puerta. - Murmuré dándome cuenta de que cualquier persona podía entrar a la casa debido a que todos sabían la contraseña.
Traté de levantarme pero ella sujetó mi cintura con sus piernas.
- Ya cambie la contraseña. - Sonrió con complicidad, Sasha lo había planeado muy bien.
Sonreí al verla actuar con mucha iniciativa, saboreé sus labios con premura y comencé a disfrutar de su calor que cada vez se sentía más abrazador y embriagador.
...
El sonido de mi teléfono me hizo despertar, abrí los ojos y pude ver a Sasha dormida sobre mi, su cabeza descansaba sobre mi pecho. La sujete con delicadeza y la recosté a un lado de la cama, la sabana se deslizó por su cuerpo, pude ver gracias a la luz de la luna aquellas huellas que había dejado sobre su piel, trague un poco de saliva al sentir que mi cuerpo se calentaba nuevamente. Mi celular volvió a sonar, y gracias a eso pude desviar mi atención de Sasha, me puse de pie y busque entre la ropa que yacía en el suelo mi pantalón. La pantalla estaba iluminada y el nombre de Snake estaba en esta.
- Dime. - Dije una vez que acepté su llamada.
- Te he estado llamando desde hace horas. - Reclamo inmediatamente bastante inquieto.
- Lo siento, estaba ocupado. - Me senté en el borde de la cama y peiné mi cabello mientras me despabilaba por completo.
- Esta bien. - Hizo una pausa y suspiró cansado.
- Tengo noticias. - Con solo esas dos palabras fue capaz de borrar cualquier rastro de sueño.
- ¿Son buenas o malas? - Mi corazón se agitó con nerviosismo.
- Creo que la encontramos, Mía está viva. - Mi respiración se detuvo, detrás mío sentí que Sasha se movía.
Giré para ver si se había despertado, y si, estaba sentada sobre la cama completamente en shock.
- ¿Louis? ¿Estás ahí? - Preguntó Snake insistentemente.
- Si, aquí estamos. - Respondí mientras ponía a llamada en altavoz.
- Les mandaré la ubicación, será mejor que vengan cuando tengan tiempo.
- Podemos ir ahora mismo. - Respondí apresurado llenó de emoción.
- ¿No estabas dormido? -
- Ahora estoy completamente despierto. Mándame la ubicación, partiremos en cuanto nos alistemos. - Miré la hora y frote con mi mano mi rostro.
- Bien, pero por favor conduce con precaución. Les envió la ubicación, los estaremos esperando cerca de la carretera principal para guiarlos, el lugar esta bastante escondido. - Explicó Snake que no tardó mucho en colgar la llamada. Segundos después recibí un mensaje con una ubicación.
- Mamá, la encontraron. - Sasha habló en voz baja sin poder creerlo.
- Si cariño, la encontraron. - Sujeté su mejilla y la acaricie, fui capaz de ver como su expresión cambiaba de incertidumbre a otra de alivio.
- Mamá - Sus lagrimas comenzaron a caer, sin embargo no parecían ser de tristeza sino de felicidad.
- Vamos a verla. Quiero conocer a la mujer que me hizo el mejor regalo que pude haber tenido. - Besé su frente y ella asintió, arrojándose a mis brazos.
- Deberíamos tomar una ducha antes. - Deslicé mi mano por su espalda y ella rio a carcajadas al sentir cosquillas.