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La multitud miraba el ring de lucha. Sentían que la batalla estaba a punto de terminar.
En ese momento, una voz fría llegó desde la distancia.
—¿Te atreves, Lu Ming?
Apenas terminó de hablar, un rayo de luz divina se disparó desde la distancia.
La velocidad de la luz divina era demasiado rápida. Cruzó el vacío en un instante y se dirigió hacia el espacio entre las cejas de Lu Ming.
La expresión de Lu Ming cambió drásticamente. Podía sentir que ese haz de luz divina contenía un poder aterrador e intención de matar.
Su cuerpo se tensó instantáneamente, y todos los pelos de su cuerpo se erizaron. Esta era una reacción instintiva. Sentía una amenaza fatal de esa luz divina.
Sin dudarlo, retrocedió. Al mismo tiempo, su linaje de los Nueve Dragones estalló, y el poder devorador llenó el ambiente.
La esencia vital en su cuerpo circuló al extremo, y los tres reinos de la voluntad de cielo y tierra se fusionaron e impulsaron hacia la lanza.
—¡Golpe del Dragón Verdadero!