—Di, Amelia. Di, 'Papá, despierta—canturreó Shelby mientras sostenía a nuestra hija frente a mi cara. Coloqué mis manos sobre mi cara y luego miré por entre mis dedos. A Amelia le encantaba el juego de peek-a-boo.
Retiré mis manos y dije:
—¡BU! Amelia se rió y agitó sus manitas emocionada.
—Papá, tienes que levantarte y entretener a estos bebés para que Mamá pueda preparar el desayuno y los biberones —me dijo Shelby juguetonamente.
Amelia agarró mi mano y tiró de ella hacia ella, mirándome con sus grandes ojos azules. —Ba-ba-ba-ba —gorgoteó.
Shelby y yo compartimos una mirada de sorpresa al escuchar la primera palabra de nuestra dulce bebé.
—¿Escuchaste eso?! —me preguntó Shelby emocionada—. ¡Uno de nuestros bebés puede hablar!
—Claro que sí. Es increíble —le dije mientras me inclinaba y besaba las mejillas de Amelia.
Justo a tiempo, escuchamos a Thomas murmurando solo desde su mini cuna al otro lado de la habitación.