—Michael, escucha eso —Shelby me despertó con su pierna desnuda contra la mía. Todavía estábamos enredados en las sábanas, las cortinas bien abiertas, dejando que el sol de la mañana temprano brillara intensamente a través de las ventanas.
—Escuchar qué —murmuré soñoliento. Alargué la mano a través de la cama y atraje el cuerpo desnudo de Shelby contra el mío. Había pasado tanto tiempo desde que nos despertábamos desnudos juntos, quería saborearlo tanto como fuera posible.
—Los bebés, tonto. Se están hablando —respondió. Mientras ella dejó de hablar, escuché sus alegres balbuceos y risas llegar a la habitación a través de los monitores para bebés. Parloteaban ininteligiblemente, y los sonidos nos hacían sonreír a ambos con amor y adoración.