El paraíso es un lugar lleno de gozo y paz cubierto de nubes, donde el lobo y cordero morán, el leopardo y el cabrito duermen juntos; el becerro, el león y la bestia andan juntos (Isaías 11:6).
Miguel, quien se encontraba de hincado sosteniéndose con una rodilla cabizbaja frente a una figura gigante sentada en un trono con su rostro cubierto con una destello que no dejaba verlo, le dijo lo siguiente a Miguel:
—Miguel tengo una misión para ti -contestó la figura del trono—. Hay un joven llamado Tenshi Shiromori, en Japón, quien yo lo convertí en un ángel, búscalo y vuélvete en su mentor.
—Sí, mi señor -con serenidad y tranquilidad, Miguel obedeció a Dios.
En lo alto de una montaña estaba junto a Miguel sensei y Naraki san, nos encontrábamos frente a la puerta de lo que parecía ser un instituto que parecía más que una escuela, parecía ser más un monasterio con estilo medieval.
Miguel se puso al lado mio:
—Bienvenido al Instituto Beato Justo Takayama creado por su fundador con el mismo nombre del instituto, Justo Takayama, un instituto religioso con la aprobación del Vaticano.
—Aquí viene todo tipo de jóvenes con Dones Espirituales.
—¿Dones Espirituales? -con incertidumbre miré a Miguel, sabía que era un don espiritual, pero... aún me mantenía en duda.
—Así es, sígueme te lo diré, en el camino iremos a ver al director —Miguel con entró al instituto y seguía adelante.
Seguido de Naraki-san los seguí cargando mi equipaje, en los insólitos pasillos de la escuela hechos con ladrillos de piedra.
Un gran olor a humedad había alrededor debía ser por las paredes húmedas.
El lugar parecía ser bastante antiguo, no sabría con certeza por cuanto tiempo, pero si tenía sus años, incluso siglos, pareciera como si te transportaras al pasado.
Caminando por un pasillo que daba al exterior de un jardín cubierto con el sonido de las aves, mariposas y flores coloridas.
Una chica que se encontraba viendo las flores con una sonrisa mientras las olía, un rayo de sol alumbró su rostro dándole un aspecto más deslumbrante.
Por alguna razón un recuerdo me vino a la mente, sentía que ya la había visto antes, pero no recuerdo en donde.
Me quedé viendo por unos segundo hasta que me volví a ver.
Esa sonrisa que tenía cambio por rostro de sorpresa y timidez y yo con algo de timidez también voltea a otro lado y seguí mi camino con el maestro Miguel.
—Y dime... Tenshi... sabes, ¿qué es un don? -Miguel me preguntó sonriendo.
—Un ¿don? Hum... —. Me toca el mentón y mire arriba. —que yo sepa es un poder otorgado por el espíritu santo -dije con inseguridad si estaba bien la respuesta que dije.
—! Correct¡(correcto en inglés) -Me dio una sonrisa y un pulgar arriba —Los dones espirituales son bendiciones o aptitudes que Dios da por medio del poder del Espíritu Santo.
—El don del Espíritu se da para bendecir y favorecer a los que aman al Señor y procuran guardar sus mandamientos.
—Como te dije antes, este instituto fue hecho específicamente para jóvenes con un don y sepan cómo usarlo y nos ayuden en nuestra lucha contra los demonios.
—Naraki es uno de ellos, también tiene un don —señaló con el dedo a Naraki.
—En tu caso... es diferente, tú fuiste convertido en ángel, por lo tanto, tienes que aprender a controlar tu poder.
—Bien llegamos.
Los tres llegamos a nuestro destino, enfrente de una puerta que daba a la oficina del director.
Miguel tocó la puerta para después entrar seguido de mí y Naraki:
—Director Ebidu le traigo un nuevo...
—¡No me digas un nuevo estudiante! ja, ja, ja no hace falta que me lo digas Miguel ya lo sé.
El director se encontraba sentado en su escritorio con su silla mirando hacia atrás, giro la silla mostrando a un señor de avanzada edad barbón y con canas, un parche en su ojo izquierdo y una cicatriz en diagonal, el director frunciendo el ceño me miró.
—Tú debes ser el que Dios convirtió en ángel, ¿no es así? —. Señalándome.
Di un paso al frente haciendo una reverencia y con bastante tranquilidad le dije:
—Sí, mucho gusto señor, me llamo...
—¡Ya sé cómo te llamas! -alzando la voz. Eres Tenshi Shiromori.
—Vayamos al grano, si quieres unirte a esta escuela, pela conmigo y si logras darme un golpe estarás dentro —Dijo con determinación.
—Aquí vamos otra vez. —Miguel suspiro tocándose la frente y mirando abajo apenado.
—¿Yo? ¿Pelear con usted? No puedo, es un anciano —exclamé exaltado.
El director tomándome por sorpresa me dio un fuerte golpe en las costillas con un bastón.
Me tiró al suelo quedándome de rodillas y gritando de dolor.
—¡Mis costillas! Oiga eso me dolió, ¿por qué lo hizo? —Le reproché adolorido.
—¡Vamos pelea! Demuestra que eres digno de ese poder angelical, Dios no te eligió por nada. —Exclamó Ebidu.
—Si yo fuera tú le haría caso, se pone muy necio después. —Susurro Miguel.
Trate de golpearlo, el director retrocedió, esquivó mi golpe con mucha facilidad y me lo regresó dándome un fuerte bastonazo, el director empezó a desplazarse muy rápido por toda la habitación sacando volando un montón de papeles y documentos que tenía en el escritorio.
El director se detuvo enfrente de mí, intenté golpearlo, pero este lo esquivo nuevamente de vuelta, le di una veloz y fuerte ráfaga de puñetazos, pero el director sin inmutarse solo retrocedía y los esquivaba.
Ebidu se detuvo y me dio un bastonazo en la mano haciendo que me detuviera y quejándome del dolor.
—Tus ataques son muy lentos y predecibles —Me reclamó Ebidu.
—¿Qué está pasando? Es como... si él... predijera mis movimientos.
—El Don de Director Ebidu: Visión Sagrada le permite ver el futuro, por eso te resulta tan difícil darle un golpe, será mejor que te las ingenies chico —Me dijo Miguel mirándome.
—Maldición se mueve muy rápido y ni siquiera puedo acercarme, tengo que pensar una estrategia.
—Si no me puedo acercar a él y también esquiva los golpes, entonces tiene que haber una manera de frenarlo si tan solo pudiera distraerlo —pensé mirando a mi alrededor.
Había un montón de cosas tiradas por la habitación: papeles, bolígrafos, libros, entre otras cosas más. —¡Espera eso es! Una idea vino a mi mente haciéndome sonreír.
Tome todas las cosas que pude y se las empecé a aventar y sin ningún problema él las esquivaba.
—¿Y ahora que estás haciendo niño? -. El director esquivaba los objetos con sus manos en la espalda.
—Si él puede ver el futuro, entonces tendré que suturarlo y confundirlo para que no pueda lograr verme y atacar en el momento justo.
—¡Ahora! —lanzandole un libro.
—Es inútil tus...
Justo antes de que el director apartara el libro que le lance, aparecí frente a él, el director exaltado dio un paso hacia atrás y resbaló con un papel que había en el suelo, para evitar que se cayera lo tome de la camisa y lo jale, prepare mi puño para golpearlo, él vio esto y cerró su ojo para recibir el golpe.
Con todas mis fuerzas levanté mi brazo y lo dirigí a él y justo antes de tocarlo lo detuve y le di un pequeño golpecito en el hombro.
El director abrió su ojo y me miró con confusión.
—Parece que gane yo. —Le sonreí.
Un rato después el director se encontraba sentado en su escritorio con Miguel a su lado listo para hablar conmigo.
—Bien como te lo prometí niño estás dentro, oficialmente eres un estudiante de aquí.
—Naraki llévalo a su dormitorio sí -dijo Miguel.
—Sí maestro —. Naraki se acercó y me dijo que lo siguiera, salí de la oficina y dejando solos al director y a Miguel.
—Ese chico tiene potencial ¿Ya sabe controlar su poder? -el director miró a Miguel.
—Aún no, recién hoy va a comenzar su entrenamiento.
—Ya veo. Bueno, iré por un té si no te importa —. Se levantó y caminó hacia la puerta.
—¿A dónde cree que va director? —. Miguel lo detuvo tomando del hombro exaltándolo. -No pensaría que me iba a creer eso, aún tiene que limpiar todo este desorden que causó.
El lugar estaba patas arriba, papeles tirados por todos lados, libros desordenados, todo eso fue causado por el director, quien solo miraba a Miguel con desprecio.
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