—Ese, um, este diamante... —La persona encargada balbuceaba a su lado, secándose el sudor de la frente con un pañuelo, su expresión llena de dificultad.
—¿Qué sucede, hay algún problema? —Shen Li miró con calma y se dirigió a la persona encargada.
—No hay problema, las instrucciones de la Señorita Shen por supuesto que no son problema —dijo apresuradamente la persona encargada, aún luciendo preocupado mientras dudaba—. Es solo... justo ahora el señor Dongfang ordenó específicamente dejar este diamante para la Señorita Shen...
—Ya no estaba a la venta, y Dongfang había llamado especialmente para informar. Por supuesto, lo que le den a Shen Li, Shen Li puede disponer de ello libremente, pero la intención de Dongfang al dárselo a Shen Li era obviamente ganarse su favor. Ahora Shen Li lo está regalando para ganarse el favor de otra persona, esta situación enredada hacía que la persona encargada estuviera muy inquieta, completamente insegura de qué hacer.