—¿Así que fuiste su guardia? —pregunté, mirando a Silas, que caminaba por la biblioteca lanzando al aire una vieja pelota marrón antes de atraparla.
—Sí, fue mi primer trabajo aquí. No fue exactamente lo que esperaba... cuando llegué, ella ya llevaba mucho tiempo aquí. Yo era joven y rebelde. Odiaba al mundo por cómo me trataban, y ella vio algo en mí que los demás no veían.
—Pero... eso no tiene sentido. Ella debería haber sido anciana ya
—Unos setecientos años para ser exactos —tarareó mientras sus ojos brillaban con diversión.
Me quedé asombrada. Según las historias, se suponía que era humana o eso pensaba, pero luego vivió tanto tiempo. No tenía sentido. —¿Cómo, entonces?
—¿Cómo era ella tan vieja? —Asentí con la cabeza, su sonrisa se ensanchó—. Anna era una de las creaciones de Odín, Cassie. Descendía de uno de sus lobos.