—¡Jamie! —La voz de Ellen era ronca cuando dijo el nombre de Jamie.
—¡Ellen sentía que no podía respirar, e incluso sintió que estaba a punto de morir!
La imagen de su madre sosteniendo un pastel para celebrar su cumpleaños se le pasó por la mente.
—¡Ellen, vamos! ¡Apaga la vela!
La madre de Ellen la miró con cariño como si Ellen fuera un tesoro raro.
Ellen se preguntó, si muero, ¿se sentirá mamá desesperada y perderá su motivo para seguir viviendo en este mundo?
Cuando Ellen pensó en esto, las lágrimas cayeron de las esquinas de sus ojos.
Ellen no pudo evitar preguntarse resentida, ¿qué he hecho mal?
Los ojos de Jamie se habían vuelto escarlata. Parecía haber enloquecido. La fuerza en sus manos se hacía más y más fuerte. Parecía que no pararía hasta que estrangulara a Ellen.
Jamie sentía que su vida era ridícula.
Jamie en realidad sentía compasión por Ellen. Incluso se sentía apenado por ella en el pasado durante la noche.