Aunque estaba preguntando, su tono era seguro.
—Marvin dijo que el tiempo del embarazo podría estar equivocado para mujeres cuyos úteros eran frágiles.
Aunque los resultados de la prueba aún no salían, él sentía que el niño debía ser suyo.
Porque no podía convencerse de que Yvette pudiera engañarlo.
Durante los últimos dos años, había conocido todo sobre ella. No era solo porque ella siguiera las reglas, sino también porque sus ojos llorosos siempre eran cariñosos cuando lo miraban.
—Frotó su barbilla ligeramente sobre su cabeza, su tono magnético. —Yve, lo siento. Vivamos nuestra vida juntos, ¿de acuerdo?
Esas palabras eran suaves y hacían latir el corazón de Yvette.
En este momento, su mente era un desorden.
Era como si él despertara algo suave en ella.
Era cierto que su corazón dolía cuando él la lastimaba con sus palabras, pero también era cierto que no podía dejarlo ir.
Lo había amado durante diez años.
Todo sobre él la hacía feliz y triste.