Las mejillas de Rain se sonrojaron en un intenso tono rosa mientras echaba un vistazo a Alejandro, incapaz de reprimir el pensamiento de que realmente había ganado la lotería con él. Su rostro apuesto y la manera en que se comportaba solo la hacían más segura de su fortuna.
Se rió suavemente, esperando disimular su rubor. —No te preocupes, Tía —dijo, su voz cálida y tranquilizadora—. Él es un buen hombre. Podemos confiar plenamente en él —él sabe todo sobre mí.
Había un peso en sus palabras, una confianza silenciosa que no había sentido en años. Era más que solo admiración por la apariencia de Alejandro; era la sensación de seguridad y confianza que había anhelado, y que ahora finalmente estaba a su alcance.
Melanie asintió, murmurando con alivio. —Eso es bueno de escuchar.