—¿Realmente creyó en mi actuación? Lo hice bien, ¿verdad, hermano? Ahora me crees, ¿verdad? ¡Aún tengo intacto mi talento para actuar!
La sonrisa de la mujer mayor se ensanchó mientras sujetaba fuertemente una pequeña muñeca contra su pecho, sus ojos brillaban con una mezcla de triunfo y travesura. Miró a su hermano menor, su expresión expectante y rebosante de ansias infantiles, como si su aprobación fuera lo más importante del mundo.
Él soltó una suave risa y la acarició gentilmente en la cabeza. —Sí, todavía eres la mejor actriz. También me convenciste a mí. Si no estuviera constantemente preocupado por que te lastimes, habría escrito papeles para ti en películas yo mismo. Habrías arrasado con todos los premios posibles.