—¿Quién eres?
Todo el mundo podría contar fácilmente el número de palabras que Zoren había pronunciado desde su llegada, pero estas últimas tres provocaron otra ola de silencio que se extendió por todo el salón de eventos.
Sus palabras, —¿Quién eres? fueron pronunciadas de manera tan casual y tranquila, pero por alguna razón, resonaron hasta los rincones más lejanos del lugar.
—¿Quién... eres tú? —repitió Benjamín con incredulidad—, su mandíbula casi tocando el suelo al procesar lo que su jefe acababa de decir. «¿Qué está pasando aquí? ¿Estoy soñando? ¡Por favor, que esto no sea un sueño!»
Al igual que Benjamín, todos los demás se quedaron impactados y sin palabras. Pero en cuanto a los Bennet, todos inclinaron sus cabezas en confusión.
«¿Qué acaba de decir...?» La cara de Penny se torció en incredulidad, tentada a tocar su oído para asegurarse de que no lo había oído mal.