Pues bien, si podemos hablar, hablemos más; si no, deseémonos lo mejor el uno al otro.
Ping Tong observó los pasos aligerados de Daohua y suspiró aliviada, aunque también sintió un toque de pesar.
El incidente de hoy se suponía que fuera una ocasión armoniosa y alegre: la joven dama había demostrado piedad filial, y el maestro había ganado prestigio entre los demás adultos. Pero la Señora Lin y su hija tuvieron que interferir.
¡Fue verdaderamente asqueroso!
La Señora había sentido antes que la joven dama mayor no era lo suficientemente cálida con el maestro; hoy, no había sido fácil para ella tomar la iniciativa de llevar comida, y aún así, la Señora Lin y su hija causaron tal conmoción. En el futuro, probablemente la joven dama mayor no tomaría la iniciativa de acercarse al maestro de nuevo.
Al acercarse al patio principal, Daohua escuchó pasos detrás de ella. Al darse la vuelta, vio a la Señora Li con una expresión preocupada acercándose.