Las facciones decidieron dividirse en grupos más pequeños para abarcar más terreno, pero un grupo de jóvenes guerreros optó por subir juntos la montaña, acompañados por un forastero enigmático llamado Ian. No sabían mucho sobre él, solo que había aparecido de la nada, y que no pertenecía a ninguna de las grandes familias de cultivadores que habían estado entrenando en la zona. Su presencia despertaba recelo, pero también curiosidad. Querían saber más sobre él, y la subida era una oportunidad perfecta para hacerlo.
Mientras subían por los senderos nevados, la conversación se mantuvo ligera al principio, pero pronto se volvió más directa. Kael, uno de los jóvenes de cabello oscuro y ojos brillantes, lanzó la primera pregunta: "Oye, Ian, ¿en qué nivel de cultivo estás? Nosotros estamos en la etapa media del entrenamiento de Ki". Los demás asintieron con interés, esperando la respuesta.
Ian, con una expresión tranquila, miró a Kael y sonrió levemente. "Supongo que mi nivel de cultivo es… diferente", dijo, eligiendo sus palabras con cuidado. Sabía que aquellos jóvenes guerreros, aunque talentosos, estaban apenas en las primeras etapas de entendimientode ki. Sus métodos, basados en técnicas ancestrales de familias chinas y japonesas, eran efectivos pero limitados; solo rayaban la superficie de lo que él conocía.
Líane, una joven de mirada aguda y larga trenza, lo miró con desconfianza. "¿Diferente cómo? ¿Acaso no estás cultivando tu Ki también? Aquí todos seguimos los métodos tradicionales de nuestras familias".
Ian decidió no revelar demasiado. "Digamos que he visto otros métodos... técnicas que no dependen solo del cultivo de Ki. Algunas son incluso desconocidas para este lado del mundo", comentó, dejando caer sus palabras con un aire de misterio. En su mente, recordó a los occidentales que utilizaban pociones y mejoras genéticas, incluso ciertas tecnologías para aumentar su fuerza y habilidades, técnicas que estos jóvenes ni siquiera podían imaginar. Pero eso no lo dijo en voz alta.
Mientras la conversación continuaba, algunos jóvenes comenzaron a mostrarse impacientes por la vaguedad de Ian. Tyrion, de complexión robusta y un temperamento más directo, lo observó con atención. "Bien, si no quieres decirnos tu nivel, al menos demuéstranoslo cuando lleguen los problemas, ¿de acuerdo?", dijo con una media sonrisa, casi desafiándolo.
Ian asintió, sin decir más. En su mente, ya sabía que los problemas no tardarían en llegar.
Mientras seguían subiendo, el clima se volvía cada vez más hostil. La temperatura descendía rápidamente, y una niebla espesa cubría el sendero, haciendo difícil ver más allá de unos pocos metros. De repente, un rugido bajo resonó en la montaña, y de entre la niebla surgió una manada de lobos de pelaje blanco con ojos que brillaban con un fulgor sobrenatural. Los lobos se movían con una agilidad antinatural, sus cuerpos irradiando una energía azulada que indicaba que también manejaban algún tipo de poder espiritual.
Los jóvenes no perdieron tiempo. "¡Formación de escudo espiritual!", gritó Kael, y todos comenzaron a canalizar su energía. Líane extendió sus manos, proyectando una barrera de energía translúcida frente a ellos. Miren, otro de los jóvenes, concentró su Ki en sus piernas, listo para moverse rápidamente. Tyrion, con una sonrisa en su rostro, desenvainó su espada, imbuyéndola con un brillo dorado.
Ian se mantuvo atrás, observando. Aunque podía sentir que los lobos no eran una amenaza real para él, decidió evaluar a estos jóvenes guerreros, sus habilidades y sus tácticas. Mientras tanto, los lobos atacaron con rapidez, pero los jóvenes se movían en perfecta sincronía: Líane mantenía la barrera levantada mientras Kael y Tyrion golpeaban con ataques espirituales, enviando destellos de luz y ondas de energía hacia los lobos, forzándolos a retroceder.
Aprovechando la distracción, Ian fingió resbalar en la nieve, cayendo de rodillas. "¡Necesito ayuda!", exclamó, aunque en realidad no lo necesitaba. Los jóvenes, al verlo en apuros, se movilizaron rápidamente. Kael lanzó un rayo de energía de su espada que atravesó a dos lobos a la vez, mientras Tyrion invocaba raíces del suelo que atrapaban a los lobos, impidiéndoles moverse.
En pocos minutos, los lobos fueron derrotados. Los jóvenes respiraban agitados, pero satisfechos de su victoria. Sin embargo, seguían intrigados por Ian, quien se levantó con una sonrisa en los labios, fingiendo un leve agradecimiento. "Gracias por la ayuda… supongo que todavía tengo mucho que aprender de ustedes", dijo con humildad fingida.
Continuaron ascendiendo, pero ahora, más atentos al extraño que caminaba junto a ellos. Mientras subían más alto, una tormenta comenzó a formarse en el cielo. Relámpagos iluminaban las nubes negras, y el viento se volvía casi insoportable. Fue entonces cuando una criatura gigantesca emergió del cielo: una serpiente alada de escamas brillantes que reflejaban la luz de los relámpagos, moviéndose con una gracia letal entre las rocas.
La serpiente lanzó un ataque directo hacia Ian, pero él, preparado, dio un paso atrás, permitiendo que Kael y Líane se interpusieran en su defensa. "¡Cuida a Ian!", gritó Kael, mientras se lanzaba hacia adelante, su espada envuelta en llamas de Ki. Líane, junto con Tyrion, formaron una barrera combinada que desvió la mordida de la serpiente.
Los jóvenes peleaban con determinación y habilidad, pero Ian, en el fondo, sabía que podría terminar esta batalla en un instante si quisiera. Sin embargo, quería ver hasta dónde podían llegar. La serpiente golpeó con su cola, creando ráfagas de viento que hicieron temblar la montaña. Ian utilizó este momento para aparentar ser empujado hacia atrás, observando cómo los jóvenes respondían rápidamente para cubrir su "retirada".
Kael y Tyrion aprovecharon el ataque de la criatura para lanzar un ataque conjunto: una lanza de luz y un torrente de llamas que atravesaron sus alas, haciendo que la serpiente cayera al suelo con un rugido. Sin perder tiempo, los jóvenes siguieron atacando con precisión y coordinación hasta derrotarla.
Una vez que la criatura cayó, Ian, ahora más intrigado por el nivel de poder de estos jóvenes, sugirió que se refugiaran en una caverna cercana que había visto durante la pelea. Ellos, todavía sospechando de sus intenciones, aceptaron de mala gana.
Tras derrotar a la serpiente alada, los jóvenes siguieron adentrándose en la cueva, buscando refugio de la tormenta. A medida que caminaban, sentían que la temperatura descendía aún más, y una vibración extraña llenaba el aire. El sonido de sus pasos resonaba en las paredes de piedra, amplificando el eco con un zumbido inquietante.
De repente, una luz azul comenzó a brillar al final del túnel, tan intensa que iluminó todo a su alrededor. Los jóvenes se detuvieron en seco, sorprendidos por lo que veían. La luz parecía emerger de un círculo de energía flotante en el aire, una especie de vórtice con formas arremolinadas que parecían moverse en patrones imposibles. Ninguno de ellos había visto algo semejante.
"¿Qué es esto?", exclamó Líane, acercándose con cautela, sus ojos entrecerrados para intentar comprender lo que estaba viendo. "Parece... parece algo de otra dimensión."
Kael, observando la luz que pulsaba y vibraba, frunció el ceño. "Esto no se parece a nada de lo que nos dijeron que encontraríamos. ¿Es una especie de puerta o…?", dejó la frase en el aire, sin saber cómo describir lo que veía.
Tyrion, siempre desconfiado, lanzó una mirada a Ian. "Tú pareces saber más de lo que dices. ¿Es esto lo que estás buscando? ¿Por eso viniste con nosotros?"
Ian mantuvo una expresión de aparente sorpresa. "No, no tenía idea de que encontraríamos algo así", respondió con voz calmada. Aunque en realidad, su plan había funcionado a la perfección: había guiado a estos jóvenes exactamente hacia donde quería, hacia el portal. "Nunca había visto algo parecido en mis viajes."
Líane, intrigada, se acercó un poco más, sintiendo una fuerza extraña que emanaba del vórtice. "Esto parece... atraerme", dijo en voz baja. "Como si quisiera que me acercara más." Su rostro reflejaba una mezcla de curiosidad y temor.
Kael retrocedió un paso, sintiendo la misma atracción, pero con más cautela. "No sabemos qué es esto. No es seguro. Podría ser peligroso", advirtió.
Tyrion asintió, mirando alrededor. "Quizás deberíamos informar al resto del grupo. No sabemos a dónde lleva o qué podría hacer si lo tocamos. Es mejor no arriesgarnos solos."
Líane miró el portal una vez más, su luz azul reflejada en sus ojos. "Sí, tienes razón. Debemos reunirnos con los demás. Tal vez alguien sepa más de esto o pueda darnos una pista sobre qué hacer."
Ian asintió, fingiendo estar de acuerdo, aunque en su mente evaluaba cada movimiento y respuesta de los jóvenes. "Buena idea. No sabemos a dónde conduce este portal, y si hay más de nosotros aquí, podríamos descubrirlo juntos", agregó con una sonrisa suave, aparentando estar tan confundido como ellos.
Los jóvenes se giraron y comenzaron a retroceder por el túnel, decididos a reunir al resto del grupo. Aunque no sabían qué habían encontrado, todos sentían que era algo importante… y potencialmente peligroso. El portal parpadeaba a sus espaldas, como si los observara con una paciencia infinita, esperando a que alguien se atreviera a cruzar su umbral.
Mientras caminaban de vuelta, Ian sonreía para sí mismo. No podían saberlo, pero la verdadera aventura acababa de comenzar.