—¿Tu agua ya se rompió? —exclamó Dora asombrada.
Nyx estaba aturdida, sus ojos giraban y parecía que todo se volvía blanco.
—No, no, no creo —dijo ella con calma.
—¿Entonces por qué sientes tanto dolor?
Un líquido caliente bajaba por sus piernas, Nyx lo sentía, Dora lo veía.
Dora quedó paralizada de shock y Nyx también. No estaban preparadas para la llegada del bebé en absoluto.
Nyx comenzó a entrar en pánico.
—Respira Nyx, no te desesperes aún. Tenemos que dar a luz al bebé cueste lo que cueste.
—Ve a buscar agua caliente y una toalla —dijo Nyx débilmente.
Dora asintió y corrió a buscarlas. Nyx gimió y se sentó en la silla incómoda. Sus ojos ardían de lágrimas, porque era muy doloroso.
—¡Ahhh! —gritó.
Dora regresó corriendo donde Nyx —Tranquila Nyx —trató de consolarla pero estaba más aterrorizada.
Nyx tomó una respiración profunda, tratando de sofocar sus gemidos.
—¡Dora, duele! —se quejó.