Capítulo 4: Ayuda
—¡Sacad al maldito criminal, ahora mismo! En este instante, para que se enfrente a su castigo! —gritó Rose a los guardias.
Era la mañana siguiente y los miembros de los consejos habían llegado para celebrar el juicio del caso de Elena.
—Su señoría... —comenzó el líder de los guardias mientras se acercaba a Rose, con el rostro sombrío.
—¿Qué pasa? —le espetó Rose.
—No podemos encontrar al criminal en la mazmorra, ya no está —le informó a una muy sorprendida Rose.
—¿Qué quieres decir con eso, incompetente imbécil? —le gruñó Rose amenazadoramente. El guardia tragó saliva, temiendo lo que podría acontecerle.
—Perdóneme, su señoría. Como usted ordenó, separamos a las dos mujeres y pusimos a Elena en otra celda. Pero cuando llegué a esa celda antes, no encontré a nadie. Me temo que ha escapado —explicó.
Inmediatamente después de que la última palabra salió de su boca, Rose le dio un puñetazo en la ingle, pateándolo tan fuerte que salió volando hacia atrás.