A Gage le dolía ponerse de rodillas para suplicar a Zayne que se fuera otra vez. Zayne nunca iba a dejar que lo olvidara, así que su orgullo estaría herido para siempre. Le dolía como rey y como hermano mayor tener que hacer esto.
—Te demoraste mucho en arrodillarte —dijo Zayne, disfrutando cada instante. Gage estaba trastornando su vida, así que iba a hacer que cada momento le resultara difícil a Gage—. Vamos. Suplica como si lo dijeras en serio.
—No te excedas
—¿Es esa una contestación que oigo cuando deberías estar suplicándome? —Zayne habló por encima de Gage.
Gage quería levantarse y golpear a Zayne pero no podía. Tenía las manos atadas.
Gage miró hacia arriba a Zayne, que sonreía, lo cual solo lo enfureció aún más. —Zayne
—Mi encantador hermano sin el cual no puedo hacer nada —empezó Zayne para Gage.