Clavé mi mirada en Joanna y dije:
—Dijiste que lo estabas ayudando. Si realmente querías ayudarlo, ¿por qué estarías con la gente que vendía a las lobas? Quieres aprovechar esta oportunidad para deshacerte de mí. Todas tus acciones fueron por egoísmo, y solo estás fingiendo creer que es más efectivo de esta manera. Sin embargo, desde el momento en que quisiste venderme y hasta intentaste matarme para separarme de Miguel, deberías haber sabido que nadie te creería más.
Había una expresión de abatimiento en el rostro de Joanna. Ella entendió el arte de retroceder para avanzar.
Ella pensaba que haciendo esto, la gente creería que tenía sus dificultades. Siempre hacía esta cara de pena a cambio de simpatía y lástima.
—Tus cómplices ya han confesado. No es que no tengamos pruebas. ¿Realmente crees que puedes ocultarlo todo con tu actuación? —continué.
Los ojos de Joanna no estaban en mí. En cambio, estaba mirando a Miguel. Ella susurró: