Al salir Amelie del estudio de Oscar, se encontró en un pasillo vacío en el segundo piso de la residencia Bennet. La conversación que acababa de tener pesaba mucho en su mente y pronto se dio cuenta de que había olvidado por dónde se suponía que debía ir para llegar al dormitorio de Liam.
—¿Debería volver y pedirle al señor Bennett que me muestre el camino? Y ni una sola criada a la vista.
Afortunadamente, Amelie no tuvo que pedir ayuda, ya que la voz de otra mujer la llamó desde detrás de ella.
—¿Señorita Ashford? —sorprendida, se dio vuelta y vio a una mujer aproximadamente de su edad, con cabello rubio corto y lacio que apenas le llegaba a los hombros en una línea recta. Tenía ojos azules estrechos y una piel bastante pálida, y estaba vestida con un traje de pantalón de diseñador, lo que indicaba que no formaba parte del personal de limpieza.
La mujer sonrió ante la expresión confundida de Amelie y se presentó: