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Bai Lian lo miró con miedo. Pensó en alguien, pero no se atrevía a admitir que era él en este momento, mucho menos pensar en ello.
Frunció los labios y dio un paso atrás. Se dio la vuelta y estaba a punto de regresar a la villa.
Pero justo cuando se dio la vuelta, el hombre repentinamente la agarró del hombro y lo apretó fuerte. Su tono estaba lleno de impaciencia —Llevo medio mes acampando aquí. ¿Crees que te dejaré ir tan fácilmente?
El corazón de Bai Lian dio un vuelco. Sus pantorrillas y estómago temblaban. Sin mirar atrás, gritó —¡Cuida tus palabras! ¡Puedo enviarte a la estación de policía si grabo esto!
El aura de Bai Lian era débil, y su corazón estaba en caos.
El hombre podía sentir el pánico y el miedo de Bai Lian solo con escuchar su voz. Se volvió aún más confiado y rió con desdén casualmente —¿Cuánto crees que tu grabación puede perjudicarme ahora? Sabes muy bien a qué te enfrentas si el público te ve desnuda, Bai Lian.