Lana no podía ver a otra mujer alrededor de él, fuera la astuta zorra Gracy o la mujer que lo había dejado por otro. Ahora sabía que cada vez que arremetía contra Gracy y cuestionaba a Liam o a sí misma sobre su exnovia, de hecho, estaba celosa.
No sabía lo que le había pasado, pero sentía que un imán la atraía hacia él. Su encanto era demasiado para no aceptar sus sentimientos y en ese momento, cuando Lana estaba en su estado más vulnerable, nunca se había sentido tan segura ni tan amada por nadie antes.
Su madre siempre la había amado incondicionalmente, pero hoy la posesividad de Liam y su cuidado la habían hecho sentir especial y amada. Una sensación de pertenencia que nunca antes había sentido comenzó a llenarle el corazón y la mente.
Sabía que él era aquel con quien podría pasar toda una vida, y ahora quería ser uno con él. De repente sintió que lo quería. Lo quería todo para ella, solo para ella.