—Así es tía Gloriana, por favor haznos la presentación —hice todo lo posible por mantener mi voz estable mientras le sonreía—. Me encantaría una presentación en esta situación —observé cómo la cara de mi padre se palidecía mientras procesaba las palabras que acababa de decir.
—Disculpe, pero por favor no se refiera a ella como su tía. Es bastante grosero que los no miembros de la familia tomen tales libertades —noté una tensión alrededor de sus ojos y boca que no le quedaba natural.
—Lo siento, señor, pero no estoy tomando libertades. Dado que en realidad soy la sobrina de la Reina Gloriana, se me ha dado permiso para llamarla por su nombre.
No sé por qué, pero esa pequeña declaración hizo que mi padre me mirara más intensamente. Era como si estuviera tratando de averiguar quién era yo. Creo que hubo un poco de reconocimiento, pero como no me parecía tanto a mi madre, sabía que era difícil para él hacer la conexión. El parecido más cercano, según me han dicho, estaba en mis ojos.