—Observé cómo Chay se llevaba a Estrella lejos de mí. Solo con ver eso supe que ninguno de los dos confiaba en mí ya. Sabía que todo había terminado. Sabía que la había cagado y perdido mi oportunidad con ella.
—Amo a Estrella, pero nunca más la volveré a herir de ninguna manera. Solo estaré ahí para protegerla de ahora en adelante. Me aseguraré de que nada malo vuelva a sucederle.
—Con cada pie, no, con cada pulgada que se interponía entre Estrella y yo sentía como si el hombre en mí muriera lentamente. Mi bestia quedaba para aullar de dolor y gritar lleno de auto desprecio. Lo odiaba, odiaba todo. Quería a mi compañera, quería a mi Estrella. Pero hasta que ella me quisiera, me mantendría alejado.
—Rabia. Odio. Desprecio. Todos dirigidos hacia mí mismo y era todo lo que podía sentir. Eso y la desesperación, soledad, angustia, desamor. Ahora era un hombre roto, un hombre perdido sin una estrella del norte que lo guiara a casa.