Song Ning luchaba por abrir los ojos mientras alcanzaba su teléfono para ver qué hora era. Sin embargo, su mano fue atrapada a mitad de camino antes de ser jalada hacia un cálido abrazo.
—Cariño, durmamos un poco más —la voz de Mu Chen, que llevaba un dejo de somnolencia y pereza, era bastante encantadora.
Song Ning no tuvo más opción que rendirse. Como la alarma no había sonado, debía ser aún bastante temprano. Ella conocía las consecuencias de provocarlo temprano en la mañana, así que obedientemente lo dejó abrazarla, sin atreverse a moverse. Sin embargo, su cuerpo estaba tan cálido que no pasó mucho tiempo antes de que comenzara a sentir calor. Luchó para escapar de su abrazo, pero al final, él solo apretó más fuerte su sujeción alrededor de ella.
—No te muevas. Durmamos un poco más —dijo Mu Chen con una voz seductora.
—Mu Chen, tengo que levantarme. Tengo que ir al hospital un poco más temprano hoy... —dijo Song Ning con impotencia.
Mu Chen no se conmovió con sus palabras.