Alrededor del mediodía, Nina estaba sentada en la sala de conferencias, sin hacer nada excepto aburrirse. Sin embargo, no estaba preparada para cuando alguien llegó detrás de ella y le apretó los hombros con emoción.
—¡Valerie! —puso su mano en su pecho acelerado—. ¿Qué te ha dado? —preguntó rodando los ojos.
Por alguna razón, el rostro de Valerie irradiaba cuando tomó el asiento cercano.
—Nadie dice a dónde se han ido todos —Nina hizo un gesto hacia los asientos vacíos—. ¿O se quedaron en casa hoy?
—Se han ido al Palacio Blanco, Nina —Valerie apretó los ojos—. Vamos juntas.
Ella intentó tomar la mano de Nina, pero esta la liberó y observó el rostro de Valerie por un momento.
—Ya lo vi con Andrew. Puedes ir tú.
—Vamos, Nina. Se verá diferente durante el día. ¿No? —de repente se levantó y empezó a tirar de la mano de Nina—. ¡Vamos, Nina. Levántate!
Nina gruñó pero no se movió. ¿Qué haría en el Palacio Blanco? Ya era muy tarde para darse cuenta, pero Marissa había ganado.