Fons, Ash, Palacio Real - 3 de Abril - Año 526
Sábado 3 de Abril del año 526. La ceremonia de coronación del vigesimosegundo rey de Fons, o como se le llamaba a través de ese título honorífico otorgado por el pueblo desde que Delta creó el puesto: Rey de Reyes, estaba a punto de comenzar. El destino de Lee Ex Fons se había marcado con tal sentencia, habiendo esperado más de veinticinco años desde su nacimiento el momento en el que tuviera que hacer valer su herencia.
Había más de cien mil personas a las afueras del Palacio Real, una fila inmensa que se extendía por casi la mitad de la capital, pasando por la Plaza de la Ciudad y rodeando la Torre Light. Los habitantes de Fons esperaban que por la escalera dorada del escenario colocado en la entrada del palacio bajara el que hacía menos de una semana era el nuevo rey de Fons... Impacientes.
—¿Nada? —preguntó Vlas, recostado a un muro en la cima de la Torre Light.
La estrategia era básica, Rhys supo usar muy bien su fuerza e intentó no armar demasiado escándalo, no contrató más seguridad que ellos cinco y se habían organizado de una manera en la cual todos pudieran estar al acecho de cualquier tipo de peligro.
Rhys estaría a metros de Lee, sobre el escenario, donde pasarían los duques y condes de las casas reales a mostrar respeto. Desde ese punto podría ver claramente lo que sucedía con Lara, quien estaba sentada en primera fila junto a Leah, a tan solo cinco metros del escenario. Kit y Dean estarían en el balcón del palacio que daba hacia la multitud, justo arriba del escenario, verían exactamente todo lo que sucediera en el público, y tan solo haciendo una seña hacia abajo Rhys podría identificarlos fácilmente. Por último, Mya y Vlas, ellos estarían en la cima de la Torre Light, el monumento más alto de la ciudad, que estaba exactamente al frente del palacio, el público lo rodeaba, y tenían una vista periférica de todo el ambiente, desde el palacio hasta el escenario, la plaza y el público, cualquier suceso seria fácilmente reconocido por ellos.
—No... Ningún movimiento —respondió Mya, mirando a través de unos binoculares especiales que Rhys les había dado, tenían cien veces más alcance que unos normales, estaban modificados con su energía.
—¿Y esa música? —preguntó Vlas, al momento en el que comenzó a sonar el himno del reino.
—Es Lee... Está subiendo —señaló Mya, apenas dijo eso, la multitud estalló.
Vlas se paró a su lado y ambos apreciaron como el rey se sentaba en el trono.
—Me gusta su traje, el color blanco siempre es hermoso —indicó Leah, viendo con una particular inclinación hacia el traje blanco con detalles dorados que Lee vestía.
—Si, además la decoración es muy hermosa, parece que se esmeraron en la primera coronación del siglo —respondió Lara, sosteniendo su corona de marquesa en sus manos—. Leah, en unos minutos tendré que pasar —añadió, apreciando arriba del escenario todos los guardias comenzaban a moverse. Menos Rhys.
—Sí, lo sé, ve que yo te espero aquí, ahí está Rhys. —Leah lo señaló y este les guiño el ojo.
—Con él en ese lugar estamos seguras, esperemos un rato —respondió Lara, dirigiendo su mirada hacia Rhys y sonriéndole. Él respondió igual.
La cantidad de casas reales del reino de Fons era de seis... Una de esas era el clan Harch. Michael, el líder, era el duque de Koella, una de las tantas ciudades de la nación, y el hogar de la familia Harch. Años atrás él apenas era marqués, no tuvo ese título tan alto que en ese momento poseía hasta que Thomas Harch murió meses antes de la Guerra de Fons, ahí fue cuando tomó el liderazgo del clan y por consiguiente su estatus de duque. Por el otro lado estaba la heredera del clan, Lara, ella, por ser la hija del anterior duque y la segunda al mando de su familia, era la marquesa de Koella, su ciudad de nacimiento. Ellos habían recibido un aviso en el cual resaltaba que tendrían que pasar segundos, por detrás de la casa Relty, quienes en ese momento subían al escenario, la discusión que Gino había planteado el día de la reunión rindió sus frutos y Lee terminó decidiendo que su clan pasara primero.
—Casa Harch. —Se escuchó en el altavoz, era el momento de presentar respeto.
Cuando Lara se acercó al escenario donde el trono de Lee se encontraba ubicado, vio como caminaba frente a ella su tío, extrañamente se quedó hipnotizada porque este traía un guante para utilizar energía puesto. Que extraño.
No le dio demasiada importancia, quizás siempre los usaba, pero por lo que ella sabía no era sí, incluso creía recordar que en la ceremonia de la semana anterior también lo tenía puesto, exactamente los dos días que se iba a cruzar con Rhys... Realmente era muy extraño. Pero era Rhys Windsor, ella conocía los antecedentes de ellos dos, y cualquier persona que tuviera problemas con su esposo siempre estaría preparado para cualquier tipo de situación. Por eso no quiso pensar demasiado.
—Subirá Lara —avisó Mya, todavía con su mirada concentrada en el escenario.
—Okey, presta atención, recuerda el pedido de Rhys —recordó Vlas.
—Es el momento de Lara —dijo Dean, girando un poco su muñeca para ver su reloj.
«No saquen su vista de ella, no importa si no sucede nada, de todas maneras, deben estar alerta». Ese fue el pedido que Rhys les hizo algunas horas antes. El cuidado de Lara era su prioridad. De hecho siempre lo era, pero en ese momento la importancia que le daba a eso era mucha más que nunca.
—Ya veo, mira bien el lugar, este es el punto culmine de la tarde, luego de esto podemos tranquilizarnos un rato —respondió Kit, apretando su arma en la cintura, esta estaba recargada con su sangre, podía usar su habilidad sin necesidad de cortarse la mano.
Todos prestaron atención en el momento que Lara se arrodilló frente a Lee y se quitó su corona, haciendo la señal de respeto característica de cada casa.
Rhys miraba de lejos cuando sus perceptivos sentidos lo hicieron darse cuenta antes. Sin pensarlo dos veces tocó el suelo y activó su sello al instante, instante el cual sintió acercarse una gran cantidad de energía... Lo sabía, por eso, en menos de una milésima de segundo se teletransportó y apareció frente a Lara y Lee, ahí bloqueó el ataque que venía de parte de Yoh, aunque no pudo evitar que se destruyera el escenario. Tomó su brazo y lo marcó con su Scire, ante esto impactó un puñetazo en su estómago, este fue tan fuerte que terminó lanzándolo lejos.
Todas las preocupaciones que había tomado fueron en vano, pero él lo sabía, por eso no se sorprendió con el suceso, pero se molestó ampliamente. Todo estaba su cargo, él tendría que dar la cara frente a todo el Consejo y tendría que escucharlos cuestionar sus métodos de nuevo. Pero no había tiempo para pensar en eso, Lara estaba en el ojo de la tormenta en ese momento y no se podía descuidar.
—¡Lara! ¿Estás bien? —preguntó, al conseguir tomarla de la mano. Ella yacía justo en la parte del escenario que había sido destruida.
—¡Rhys! Me lastimó la pierna, no me puedo parar —respondió Lara, cubriéndose la herida que se encontraba en su pantorrilla, sus manos ya estaban rojas.
«Sangre, maldita sea», Rhys quiso matarlo apenas apreciar esa imagen de su esposa herida.
—¡Carajo! —maldijo Rhys mirando a su alrededor, en busca de Lee, Kit y Dean.
—¡Rhys! Sucedió lo previsto, todo se salió de control —soltó Lee, desesperado.
—Lee, quédate tranquilo, puse una barrera que impide a las personas sin energía poder ver a las que son capaces de manipularla, no podrán darse cuenta que es un ataque —respondió Rhys, su sello comenzó a brillar apenas activarlo.
—Eso es bueno, la explicación puedo darla luego, pero primero debemos encargarnos de ese tipo. —Lee señaló a Yoh, quien había alzado vuelo a lo lejos. Otra vez.
—Lo sé —asintió Rhys, en el mismo instante el cual vio bajar a Kit y Dean—. Chicos, ayuden a Lee a evacuar a las personas, es un ataque, yo llevaré a Lara y Leah a un lugar seguro —ordenó.
—Sí, Rhys... Estamos a tus órdenes —respondieron ambos, al unísono.
—Mejor así... Lee, ¿Puedes encargarte de eso? Te prometo que será sólo un momento.
—Ve Rhys... Yo me encargo —asintió Lee, con seguridad.
—Okey, suerte... No tardaré —dijo, para luego alzar a Lara en sus brazos y desaparecer.
Mientras Dean, Kit y la Guardia Real ayudaban a las personas a huir, el lugar comenzaba a convertirse en un caos. La explosión causada al momento del impacto de Yoh destruyó varias construcciones. La avalancha de gente era inmensa, no iba a ser una tarea fácil controlar a cien mil personas. Mucho menos salvarlos a todos, debían resignarse en ese contexto. Habría muchas muertes.
Lee intentó ubicar a Yoh, pero se llevó una sorpresa enorme cuando vio caer la Torre Light frente a él. La estructura comenzó a derrumbarse desde abajo. No pudo hacer nada, todas las personas que la rodeaban habían sido aplastadas en un instante. Era una imagen horrible, los gritos que retumbaban en su mente lo descolocaron, hasta que se dio cuenta de lo demás.
«En ese lugar estaban Mya y Vlas. —Comenzó a imaginar lo peor—. No importa, ellos son fuertes, debo concentrarme en proteger mi reino».
Cuando volteó hacia el frente vio un ejército de al menos cien personas capaces de usar Energía del Alma llegar al lugar, estaban siendo liderados por Yoh, quien sobre los cielos miraba con una sonrisa de superioridad. Lee tragó saliva.
—Vuelve rápido, Rhys... Por favor.
Mientras tanto...
—¿Así está bien? —preguntó Rhys, estirando la pierna de Lara. Quiso curarla con rapidez, pero Lara tenía poca energía, y él no podía gastar demasiado la suya. Tenía que regularse en ese sentido.
—Sí, puedo moverla mejor —confirmó Lara, intentando apoyarla, al momento en el que Rhys la inspeccionaba se comenzó a oír la alarma de emergencia de la ciudad.
—Mierda... Parece que es grave, ¿Te puedes quedar aquí? Serán sólo unos segundos si voy.
—Si... Ve, yo me quedo con Leah —asintió Lara.
—¿Puedes encargarte de ella? —preguntó Rhys, dirigiendo su mirada hacia Leah, quien se encontraba mirando la situación al otro lado de la sala.
—Sí, claro que puedo —aseguró la chica.
Rhys la miró con confusión cuando notó un leve nerviosismo reflejado en su palpitante tono voz.
—Bien... Ven, tengo que decirte algo. —Rhys indicó que lo siguiera al salir de la sala—. Mira, su herida no está totalmente sana, parece que se fracturó el tobillo, no me da el tiempo de curarla del todo, pero cuando vuelva lo haré, evita que se ponga de pie e intente hacer cualquier otra cosa, te prometo que sólo serán unos minutos —agregó, cuando ambos ya estaban en la otra habitación.
—Entiendo, ve tranquilo, ella estará a salvo aquí, la cuidaré. —Leah estaba repleta de firmeza.
—Lo sé, chica... Tú tampoco te pongas nerviosa ni nada, somos fuertes, no habrá problemas graves, ¿Entiendes? —preguntó, apoyando su mano en el cabello de Leah, en un intento de darle tranquilidad.
—Sí... Creo que sé porque lo dices —respondió ella, con una sonrisa.
—Así es... A él no le sucederá nada, es fuerte y ahora mismo está con Mya, que es aún más fuerte, podrán salir ilesos de la situación, no te preocupes, de igual manera, es mi hermano, nadie la hará daño... Sólo cuida de Lara, por favor, es lo más importante en este momento.
—Así será, Rhys, lo haré... Suerte.
—Gracias chica, nos vemos luego —soltó él, antes de desaparecer otra vez.
En la Torre Light...
—¡MYA! —gritó Vlas, buscando entre los escombros, con desesperación.
En ese momento escuchó un estruendo a sus espaldas y al mirar vio una llamarada desintegrar toda una gran montaña de escombros.
—¡Vlas... Aquí estoy! —respondió Mya, poniéndose de pie mientras limpiaba su ropa—. Carajo... Eso fue una locura —añadió, tronando su cuerpo en unos cuantos movimiento.
—¿Estás bien? —preguntó Vlas, corriendo hacia ella, intentó encontrar alguna herida en ella, pero parecía estar sana y salva.
—Sí, quédate tranquilo, hay cosas más importantes de que preocuparse —respondió ella, señalando el palacio, y como todas las personas corrían al lado contrario mientras todavía caían los escombros de lo que quedaba de la torre.
—Mya, están aplastando personas... Hay demasiados cadáveres —dijo Vlas, comenzando a temblar, esa imagen entrando en sus ojos lo paralizó.
Era la primera vez que sentía algo igual. Mya lo miró y se percató de su actitud, se acercó hacia él y tocó su hombro, hasta ella se estremeció cuando sintió el corazón de Vlas a punto de estallar. Él estaba entrando en un ataque de pánico.
—Vlas, mírame... Vlas —ordenó Mya, intentando traerlo a tierra—. Vlas, ¡Te dije que me miraras! —Alzó la voz al tomar su rostro, y con fuerza, giró su cabeza hacia su lado, logrando que él la mirada a los ojos.
Los del chico estaban enormes de la impresión, el rostro de Vlas estaba tan pálido como un papel y sin parar de temblar, había caído bajo la influencia del miedo, tenía que calmarlo.
—Soy Mya...Vlas, cálmate, respira hondo e intenta no bajar la mirada —dijo, tomando sus manos, estas se encontraban heladas—. No puedes tener un ataque de pánico en este momento, Vlas... Tienes que concentrarte en la misión, así como esos cadáveres que están ahí verás cientos de ellos en este recorrido, ignóralos, son personas que ya no tienen salvación, preocúpate por hacer que sean menos, hay miles de personas ahora mismo escapando de un ataque, ayúdalos a ellos, es lo único que podemos hacer hasta que Rhys se encargue, ¿Entiendes, Vlas? Vlas, ¿Entiendes lo que te estoy diciendo? —repitió, intentando perforar su mente, el chico parecía poseído.
—Mya —la llamó, tragando saliva—. Perdón, quedé en blanco, lo siento, sabía que esto podría suceder y no estaba preparado para ver algo así... Creo que puedo superarlo —añadió bajando la mirada, su panorama fue ocupado por el suelo, donde sólo se veía sangre corriendo por los restos de la torre, era una escena horrible, cualquier persona normal no podría aguantarla... Entonces es que así se sentía la guerra.
«Creo que te entiendo, Rhys... Esto es horrible», pensó.
—Mírame —indicó Mya. Se acercó a él, con cuidado, y le dio un fuerte abrazo—. Sé que esto es horrible, pero esta es la verdadera cara del mundo, Vlas, luchamos para intentar conseguir que ya no suceda más... Toma esa impotencia, ira, miedo, o lo que sea, toma todo lo que estás sintiendo ahora mismo y úsalo en tu energía, concentra todo en el sello, sólo trágate tus sentimientos, pronto aparecerá el culpable y podrás desatarlos todos en él —añadió.
Ella no quiso soltarlo, él no era para nada vulnerable, había aguantado bastante aun con su edad, pero no pudo hacer mucho cuando ese pensamiento se desvaneció al escuchar un sonido metálico acercarse a por ellos, y por instinto, empujó a Vlas hacia adelante, y ella se lanzó hacia atrás, en ese momento vio pasar a alguien frente a ellos. Habían intentado atacarlos.
—Allá va —señaló Vlas, al ver al sujetó alejarse hacia el centro de la ciudad.
—No podemos permitir que llegué muy lejos, su presencia es totalmente densa, tiene una sola cosa en la cabeza... Muerte —soltó Mya, notó el cambio de gesto en el rostro de Vlas, lo había asustado—. ¿Vienes? —preguntó, tomando la mano del chico.
«Ponto aparecerá el culpable y podrás desatarlos en él». Asi que ahí iba ese culpable. Vlas tomó una decisión.
—Sí —asintió, con seguridad.
Quizás no sabía lo que estaba a punto de hacer, pero no podía quedarse en ese lugar para siempre, vio esa situación como una posibilidad, como una posibilidad para avanzar.
—Bien, sígueme —ordenó Mya, saliendo disparada hacia la dirección que se dirigía el sujeto, y Vlas detrás de ella.
En el palacio...
La zona del palacio había quedado vacía en el correr de unos minutos, no había sido una misión exitosa, pero habían impedido la mayoría de muertes. Kit y Dean se encontraban sobre un inmenso pedazo de escombro apreciando el ambiente. Parecía una zona de guerra, probablemente lo era, en ese lugar se estaban por comenzar a desatar varias batallas.
—¿Vlas y Mya estarán bien? —preguntó Kit, mientras caminaba mirando la torre destruida frente a él, con preocupación.
—Todavía siento su energía, y se están moviendo, así que seguramente estén a salvo —respondió Dean colocándose su guante. Apenas hizo eso chasqueó sus dedos para probar su habilidad y un pequeño puente de energía eléctrica se cruzó por sus dedos—. Ya estoy listo.
—Mejor así, entonces creo que tendremos que encargarnos de ellos —dijo Kit, señalando lo que estaba frente a ellos. Los soldados de Yoh avanzaban como hormigas, destruyendo todo a su paso. Eran muchos, demasiados como para que sólo ellos dos y diez guardias reales pudieran hacerles frente. No eran Rhys Windsor, y Mya, la única que poseía un poder destructivo inmenso no estaba con ellos.
—¿Dónde está la comandante? —preguntó un guardia, mirando a su alrededor.
—La comandante está en un lugar a salvo, en cambio... Su comandante por hoy seré yo —soltó Lee, acercándose al grupo. Se paró frente a ellos y activó su sello.
—Su majestad. —Los guardias sorprendidos ante la presencia de Lee se colocaron en orden e hicieron una reverencia—. A las ordenes, su majestad.
—Vaya, veo que mi hermana los entrenó bien... Mejor asi, ¿Saben lo que tienen que hacer entonces? —preguntó Lee, con determinación, los guardias lo miraron y vieron su imponente mirada decidida. El espíritu de líder se había adueñado de Lee.
—¡Asi es señor! —respondieron todos, al unisonó.
Ante esta respuesta Lee se dio la vuelta y encabezó la defensa. A sus espaldas se pararon Dean y Kit, detrás de ellos, formando una flecha, los guardias
—Chicos... Déjenme al del medio —ordenó Lee, con firmeza en su porte.
Era la primera vez que iba a pelear en serio contra alguien que lo quería muerto. No supo cómo, pero se llenó de valor, las palabras de Rhys y de su hermana hicieron presencia en su cabeza y entendió lo importante que era su presencia en ese lugar. Proteger el reino, su mayor prioridad, para eso había nacido, y aunque su ceremonia sagrada no había concluido en su totalidad ya se sentía con el estatus para poder encargase de esa amenaza... Para encargarse de Yoh Tales.
«Por mamá... Por Ashley... Y por Diane», pensó, besando su anillo.
—Asi que el príncipe quiere al líder, mejor dejemos que él se encargue —rio Dean, mirando a Kit con una sonrisa extasiada. Quería pelear lo más rápido posible.
—Háganselo saber a Rhys cuando vuelva —aclaró Lee.
—Entendido, Lee... Pero creo que es momento de dejar de hablar y lanzarnos —dijo Kit, sacando su pistola de sangre cuando notó que el ejército rival se encontraba sólo a algunos metros de ellos.
—Así es, Kit... Veamos de lo que son capaces... ¡A PELEAR! —gritó Lee, alzando su puño. Con esa señal, todos salieron disparados al frente de batalla.
El viento formado por Yoh los envolvió levantando la tierra del lugar. Esto al principio impidió la vista de los combatientes, quienes corrían sin freno, pero el príncipe se adelantó y con un ademan eliminó todo frente a ellos, despejando el terreno. Para luego de esto alzar vuelo en busca de Yoh, quien había desaparecido con esa distracción.
El primero en saltar fue Dean, con rayos en sus manos, pero también con una envidiable técnica de artes marciales con la cual fue capaz de sacarse a varios enemigos de encima. Kit apareció a sus espaldas y estiró un lazo que amarró a varios soldados del equipo contrario, permitiendo que el metal de sus armaduras los uniera, ahí fue cuando un choque eléctrico de Dean hizo efecto y entre ellos dos acabaron con la primera línea, mientras los guardias que venían detrás de ellos, también expertos en artes marciales, se movían con habilidad y precisión. Algunos quedaron en el camino, pero los más diestros fueron capaces de neutralizar varios enemigos. A Kit y Dean les sorprendió su capacidad, al parecer fueron entrenados correctamente en el uso eficiente de la Energía del Alma, porque su resistencia sí que era admirable.
Dean aprovechó su máxima carga de electricidad para canalizar el 50% en un ataque que pretendía arrasar con la mitad del ejército.
—¡Ahora Kit! —gritó Dean, alzando su dedo índice.
Kit captó la señal y vislumbró que era momento de usar su habilidad. Ahí fue cuando destrabó su arma y con la carga de sangre que antes poseía disparó varios proyectiles al cielo.
Mientras estos, a gran velocidad llegaban a una gran altura, pero cuando perdían esta velocidad comenzaban a caer en punta, Dean lanzó varios rayos que envolvieron los proyectiles, y ahí fue cuando Kit con su manipulación los hizo zigzaguear entre los contrarios, cuando estos los impactaban dejaban en ellos una estremecedora parálisis. Con el control de sangre dentro de ellos Kit debilitaba a los soldados y los guardias que venían detrás de ellos terminaban por rematarlos.
Cuando tan solo quedaba un tercio de los rivales se escuchó un gran estallido en lugar. El suelo entero retumbó, y se todo se despejó. Kit y Dean pararon la carga, y vieron como todos los enemigos empezaban a caer derrotados, y así, en un instante el ejército había sido vencido... Entre los abatidos se hizo paso el causante del impacto anterior, pateando cuerpos, armas y armaduras.
—Eso fue demasiado fácil —declaró, alzando su mirada con arrogancia.
Rhys Windsor había llegado al campo de batalla.
—Rhys, volviste —celebró Dean, con emoción.
—Creí que estarían en más problemas, pero cuando llegué sólo quedaba una minoría, los humillaron de una forma espectacular... Felicitaciones —dijo Rhys, chocando su mano con todos los que habían sobrevivido al combate—. ¿Y Lee? —preguntó, buscando por los alrededor con su mirada. El ambiente caótico sólo se convirtió en silencio luego de su victoria, ni siquiera la presencia de Lee fue fácil de ubicar.
—Dijo que le dejemos al líder, desaparecieron volando apenas comenzamos a pelear —respondió Kit, señalando a lo lejos, donde Lee y Yoh se habían dirigido.
—Ya veo —dijo Rhys, agachándose para conseguir tocar el suelo, y así desaparecer todos los cuerpos de los soldados de Yoh. Separó cadáveres y vencidos, a los que quedaron vivos los envió a las mazmorras del castillo, mientras a los cadáveres los eliminó—. Ya tenemos un problema menos de que ocuparnos... Parece que Vlas y Mya están siguiendo a alguien —añadió, quitándose sólo un lente de contacto.
—¿Te vas a poner serio? —preguntó Kit, con una sonrisa. Que Rhys activara sus Rexyss significaba una sola cosa.
—Sí... Me acabo de dar cuenta de algo —respondió, concentrado en tal detalle—. Todavía quedan más... Y son muy poderosos —agregó, dirigiendo su mirada a su izquierda... Ahí estaban ellos, tres usuarios más de Energía del Alma. Aunque su nivel era muy superior a los cien anteriores.
—Esos deben de ser la élite de la nación —respondió Dean, al darse cuenta que todos tenían chaquetas distintivas de los demás a los que se habían enfrentado—. Son líderes militares —añadió, notando los rangos en los parches de sus hombros.
—Tienes razón, ellos son los líderes de la República de Zardie... Aunque falta uno —dijo Rhys, intentando recordar la organización de la República de Zardie.
—Espera, ¿Por qué republica si tienen lideres militares? —preguntó Kit al percatarse ese detalle.
—¿No estudiaste nada de historia, Kit? Zardie fue uno de los pueblos libres que se formó luego de la derrota de Indil en la Cuarta Guerra Mundial, al principio fue una república, como su nombre lo indica, pero luego sucedió un golpe de Estado que la convirtió en una dictadura, vivieron una guerra civil por al menos quince años, hasta que estos sujetos que tienes en frente se encargaron de derrotar al gobierno de facto y tomaron el liderazgo... Pero parece que se olvidaron de cambiar su nombre, porque su forma de gobierno no tiene nada que ver con una república —explicó Rhys.
Una nación militarizada donde el ejército posee todo el poder político de esta. El Comandante en Jefe: Yoh Tales, había sido designado en el Consejo formado luego de la victoria en la guerra civil. Tras él se encontraban los cuatro Comandantes Supremos del Ejército de Zardie, seguidos por los generales y coroneles que gobernaban en las distintas ciudades.
Recordando eso notó que faltaba uno, Sonny Jin, la mano derecha de Yoh y el segundo al mando de la nación, el comandante con mayor rango... ¿Dónde se encontraba?
—¿Dónde está Sonny Jin? —preguntó, alzando la voz.
—Pero si es Rhys Windsor... El frustrador de planes —respondió uno de los tipos, con ironía—. Primero Filii Dei, luego Fons y ahora Fons de nuevo, parece que no te cansas de querer parecer un salvador —añadió, en un intento de burla.
—Te salvaste varias veces Ryck, podría decirse que eres de lo más suertudo, pero la tercera es la vencida, no los dejare salir de aquí vivos —aseguró Rhys, con seriedad.
—Sólo estamos aquí para proteger a nuestro líder, Rhys, no necesitamos pelear —dijo otro. Él, en cambio, se encontraba más tranquilo.
—Pero es Rhys Windsor, Kylian, nosotros juntos podremos derrotarlo —respondió Ryck, con confianza.
—No... Estás equivocado, Ryck, las cosas no son como hace seis años —contradijo Kylian, notando el poder de Rhys, este era distinto. Sus ojos, ese color... Era ese poder.
—Kylian al menos es sensato, a mí no me molesta esperar aquí hasta que esos dos resuelvan sus problemas, después de todo, el rey de Fons es Lee... Pero sólo actuaré de esa manera si dejan a mi equipo en paz, si no se cumple esa condición... Los mataré a todos —aseguró Rhys, levantando la mirada. Sus Rexyss brillaron más que nunca. El color de la muerte.
Ryck se retrajo en su lugar, en ese momento notó a lo que Kylian se refería. No tenía sentido lo poderoso que Rhys se había vuelto. No podría ganarle. Nadie podría hacerlo.
—¿A qué te refieres con dejar a tu equipo en paz? Por lo que estoy viendo ellos están seguros a tu lado ahora mismo —indicó Kylian, señalando a Kit y Dean.
—Me refiero a lo que está haciendo Sonny Jin ahora mismo, él fue el que derrumbo la torre, ¿Cierto? —preguntó Rhys
—Correcto... Creo que ahora mismo probablemente esté peleando con esos dos críos que salieron detrás de él —respondió Ryck.
—A eso me refería, esos «críos» a los cuales te refieres son mi hermano y mi subordinada... No sé qué tiene en mente Sonny Jin, pero si ellos salen dañados no hay nada que puedan hacer para pararme, ¿Han entendido? —preguntó Rhys, con su mirada tornándose más y más amenazante.
—Déjalos pelear, Rhys —habló el tercer integrante de los comandantes.
—¿Qué dices Johnny? —preguntó Rhys, ahora mirándolo a él.
—Sonny sólo quiere probarlos, sabes que desde que Jean Blake le dio una paliza y le bajó el ego quedó traumado con luchar con personas fuertes y demostrar que es el mejor, si tus compañeros son fuertes probablemente le bajen los humos de nuevo —explicó Johnny.
—Con todo respeto, Johnny... No me importa las intenciones del imbécil de Sonny, si tanto quiere pelear con personas fuertes puedo ir ahora mismo y traer a Jean Blake para que lo humille de nuevo, o mejor aún, puedo encargarme yo mismo de la situación... Por esa razón, lo repito, si mi hermano y mi subordinada salen dañados ya saben lo que sucederá —respondió Rhys. Sólo se dio la vuelta, con las cosas claras se alejó lentamente del lugar... Se había dado cuenta de algo muy importante.
Minutos después...
Entre todo el caos, Rhys subió hasta la cima del palacio donde había alguien demasiado conocido echando un vistazo al panorama.
—Así que, al final, esto si realmente era todo tu plan —dijo Rhys, parándose a su lado.
—¿No crees que la vista es hermosa? —preguntó Rygal, mirándolo de reojo—. Es para lo único que quiero seguir vivo... Para ver esto.
—Creo que puede estar mejor... Si nosotros peleáramos —respondió Rhys, con una sonrisa.
—Supongo que sería mejor hacerlo en nuestro terreno, ¿No crees? —Rygal inclinó un poco su cabeza.
—No importa el terreno, soy demasiado superior a ti en todo sentido, no me vas a ganar, pero supongo que eso ya lo sabes... Por eso has aplazado tanto el combate... ¿No, Rygal? —Rhys usó el sarcasmo.
—Rhys Windsor... El hombre que se convirtió en dios... ¿Qué se siente estar demasiado cerca de los dioses como para ser humano, y demasiado cerca de los humanos como para ser un dios? No es algo bueno caminar por la cuerda floja toda tu vida, demonio.
—Yo ya sé en qué lado quiero estar, no necesito ese estatus que me hace elevarme, soy más humano de lo que parece.
—Sí, ya lo creo... Por eso es que vienes a enfrentarte a mi sin tus lentes de contacto, ¿Acaso me tienes miedo? —preguntó Rygal, con sagacidad.
Rhys sólo rio mansamente y se colocó sus lentes de contacto, ocultando sus Rexyss.
—¿Mejor ahora? Ya no creo que sientas que soy una amenaza —aludió, con una sonrisa.
—Para nada... Por cierto, me gusta ver el mundo arder, por eso te lo diré... Pero te recomendaría que no confíes tanto en que tu esposa y tu hija están a salvo, Michael Harch pretendía utilizar todo el caos que la invasión de Yoh formaría como distracción, él sabía que tú te encargarías de eso y Lara se quedaría sola, de hecho, le pidió a Yoh si podía hacerlo justo en el momento en el cual ella subiera, para poder debilitarla... Sólo lo digo como un aviso, tú sabes, no quisiera que a tu amada esposa le sucediera algo malo —dijo Rygal, con tranquilidad.
Rhys lo miró y comenzó a reír, él sabía que Rygal no estaba mintiendo, era tan predecible.
—Por Sun, Rygal, ya ni me sorprendes... No confió en ti, pero te conozco, así que ahora mismo me encuentro en una encrucijada, por eso deberé irme a verificar que Lara y Leah se encuentren a salvo... Eres un gran manipulador, lo sabes —dijo Rhys, dándose la vuelta. Colocó sus manos en sus bolsillos y comenzó a caminar por el borde, dispuesto a irse volando.
—Ahora que vas a matar a Michael tu esposa tendrá que explicarle a su clan lo que sucedió, ¿Quién sabe? Quizás pierdan toda la confianza que le poseen y el clan decida, en unanimidad, que ella deje de dirigir la empresa familiar... ¿Qué harás ahora que ya no vas a tener más al clan Harch en la palma de tu mano, Windsor?
La ironía de su padre siempre lo hacía irritar.
—No voy a matar a Michael, primero lo haré sufrir mucho, por todo lo que hizo sufrir a Lara, luego de eso, si me quedan ganas, quizás lo mate... Y en cuanto a su clan, bueno... Si se revelan tendré que ponerlos en su lugar.
—Vaya, vas a cometer una masacre dentro de una de las familias más importantes del mundo, no dejas atrás ese instinto asesino nunca, ¿No, Rhys?
—Así es, cada día crece más, ¿Y sabes? Pronto será tu momento Rygal... No estés tan tranquilo.
La amenaza realizada por Rhys fue lo último que salió de su boca antes de que su figura se dejara de ver luego de dejarse caer por cornisa. Tomó vuelo antes de llegar a tocar el suelo.
—Eres tan interesante, Rhys Windsor —soltó Rygal, al final, antes de hacer lo mismo por su lado.
Minutos después...
Rhys aterrizó frente a Dean y Kit. En su rostro la imagen del enojo se hacía notar. Kit fue el primero en darse cuenta, lo confirmó cuando camino hacia ellos con un gran ímpetu emanando de su ser. ¿Qué le había sucedido?
—Dean... Ven conmigo. —Rhys pasó a su lado, dejando solamente esa orden en el aire, y siguió caminando.
Dean y Kit se miraron confundidos. Pero Kit comprendió la situación y asintió, Dean le hizo caso y siguió a Rhys.
—¿Qué sucede Rhys? —preguntó el chico, cuando por fin pudo alcanzarlo.
—No debería de decirte esto, Dean, pero lo haré de igual manera, porque es para lo que más te has preparado en tu vida, y más que mi deseo, es tu decisión... Dime, ¿Quieres vengar la muerte de tu padre?
Esa pregunta viniendo de Rhys lo paralizó, parecía muy serio como para que estuviera bromeando, quitando el hecho de que él no bromearía con algo así.
Desde que se enteró de quién era el asesino de su padre siempre pensó en que tenía que acabar con su vida, por más de que eso significara que se iba a convertir en un asesino y tendría sus manos manchadas de sangre por el resto de su vida... ¿Era capaz de superar ese límite?
Era muy difícil luchar contra ese impulso, la ira lo consumía siempre que recordaba a su padre cubierto de sangre, apenas murmurando sus últimas palabras que se convirtieron en su maldición: «Has justicia». ¿Justicia por qué? Quizás por lo injusta que fue su muerte, quizás por el sufrimiento el cual él y su hermana tuvieron que arrastrar, quizás por muchas cosas que él todavía no podía entender, porque todavía no había hecho justicia.
—Rhys, debo hacerte una pregunta antes de tomar una decisión así... ¿Qué voy a sentir luego de eso? —preguntó, cabizbajo.
La inseguridad ante convertirse en un asesino lo invadió. Kit alguna vez le dijo que eso no era necesario, que no tenía sentido volcarse al lado oscuro, que eso sólo lo volvería alguien igual o peor que esa persona a la cual quería matar... Perdería mucho, sacrificaría mucho... Y no ganaría nada.
—Nada... Sentirás un vacío enorme y te darás cuenta de que la venganza en realidad no lleva a nada más que una satisfacción momentánea, probablemente luego te culpes por haber asesinado a alguien, que quizás se lo merecía, de todas maneras tú no eres nadie para juzgar... Pero tal vez también puedas vivir en paz, puedes darle un nuevo sentido a tu vida cuando dejes atrás ese fantasma, cuando rompas esa cadena que te ata a tu pasado, cuando exorcices esa maldición... No te estoy alentando, tampoco te lo estoy prohibiendo, solamente te di los dos panoramas que puedan llegar a acometerte si lo haces, es tu decisión, Dean, después de todo, la venganza también es una apuesta al destino.
Él miró a Rhys y este no cambiaba su rostro de seriedad, le estaba pidiendo una decisión inmediata, todavía le parecía extraño que de la nada le hiciera esa pregunta. Tenía curiosidad ante lo que estuviera sucediendo, y al por qué su decisión era tan importante en ese momento.
—¿Por qué me haces elegir ahora? Creí que lo harías cuando estuviera preparado, ni siquiera me lo dijiste el día de la reunión —preguntó el chico.
—El día de la reunión no sabía que algo así iba a pasar, Dean, el día de la reunión no creía que a Michael se le ocurriría atacar a Lara y Leah cuando yo no estuviera y ellas se encontraran desprevenidas... Por eso te lo estoy pidiendo, porque si me encargo yo, lo terminaré por matar, y prefiero que tú tomes tu decisión antes de que algo así suceda... Es el motivo por el cual me sigues después de todo, no sabemos si todo tu martirio se irá junto con él, pero ya te lo dije, no lo sabrás nunca —respondió Rhys.
—¿Lara y Leah están en peligro? —Todo lo que Rhys había dicho no terminó por entrar en su cabeza, solamente eso había sido claro.
—Lara no puede moverse, y Leah, aunque tiene cierto control en la energía, no es un oponente para Michael, tú sí Dean, tú eres muy fuerte... Tengo fe en ti, si no quieres matarlo no tienes que hacerlo, pero al menos protege a Lara y Leah, no permitas que ellas sufran algún tipo de daño.
El pedido de Rhys se vio acompañado de una gran cantidad de confianza que se le fue otorgada al chico. Se sentía mal haciendo lo que estaba haciendo, intentando convencerlo de llegar hasta el límite de sus principios y su moralidad... No era bueno que Dean se volviera un asesino, ni para él, ni para nadie. Pero era lo que el chico quería, y él... ¿Y él qué podía hacer? Jamás decidiría por el destino de otra persona... Porque sabía lo que eso significaba.
Dean lo miró impasible, con confusión, con determinación, pero también con miedo, con enojo, y con ese deseo venganza naciente en él. Quizás no tenía que hacerlo por su padre, él no iba a volver aunque matara a Michael mil veces. Quizás debía hacerlo por su hermana, por él, por Lara y por Leah, quizás tenía que hacerlo para proteger a las personas que en ese momento tenían salvación, él podía ser esa salvación. No iba a vivir con el arrepentimiento, no iba a permitir que esa pena durara para siempre, ni tampoco lo iba a seguir por siempre ese fantasma como sucedió con su padre... Quizás, esa era su decisión.
—Iré, evitaré que lastime a Lara y Leah, si es necesario inclusive pelearé con él, pero la decisión sobre llevar a cabo mi venganza todavía no ha hecho presencia en mí... No lo voy a matar, Rhys, todavía no soy capaz —dijo, aunque decidido, no del todo.
Por primera vez en su vida, no vio la necesidad de ocultar su honestidad detrás de una broma, no vio la necesidad de usar esa mascara que le quitaba confianza, él sabía lo que quería, pero solamente... No tenía el valor, porque él, él no era un asesino... Y no lo iba a ser jamás.
—Mejor así Dean, aquel que entra en la oscuridad jamás se separa de ella, tienes que buscar una luz salvadora, pero aunque puedas salir adelante, la culpa siempre estará ahí... Y tú no te mereces eso, eso sí que sería algo injusto —respondió Rhys, apoyando su mano en el hombro de él—. Protege a Lara, Leah y a mi hijo por mí, Dean... Estaré agradecido contigo de por vida, yo debo de encargarme de algo más —añadió, asediándolo con su mirada.
Esa era la mayor característica de Rhys. Dejarte ver su alma. Su espíritu imponente. Esa resolución y esa fortaleza interior que dejaba ver cuando su carisma salía a la luz, ese aviso, esa ayuda, esa apariencia decidida y empática que dibujaba una sonrisa capaz de trasmitir una confianza única. Para que quien la recibiera supiera que siempre iba a estar a salvo a su lado... Eso entendió Dean. Eso lo terminó por convencer.
—Lo haré Rhys, no voy a decepcionarte... Por todo lo que ustedes hicieron por mí... Lo haré —se decidió.
—Gracias, Dean... Ten cuidado, ¿Sí? Cualquier inconveniente sabes qué hacer... Sólo te pido que no mueras.
—Claro no lo haré.
—Eso quería escuchar... Suerte, Dean —deseó Rhys.
Dean se dio la vuelta y le dio una última mirada decidida antes de desaparecer frente a él, fue en ese momento cuando el sentimiento de preocupación que había tenido desde que Rygal le había informado lo de Michael se desvaneció. El chico podría encargarse, y todo estaría bien.
«Sí, todo estará bien».