Fons, Ash, Palacio Real - 31 de Marzo - Año 526
—Tengo que hacer una sola pregunta... Las personas que Rhys Windsor llevará para que formen parte de su equipo, ¿Están capacitadas para un evento de esta magnitud? —preguntó el líder del clan Froyd, Karl.
La reunión se había convertido en un interrogatorio hacia Rhys, en el cual todo el Consejo se encargaba de cuestionar su liderazgo y las capacidades de sus subordinados. Él se lo tomó como un reto, si había algo que realmente adoraba era cerrar la boca de todas las personas que lo subestimaban, por eso lo único que hizo fue responder con modestia a cada pregunta.
—Ellos han estado en peores condiciones, sobrevivieron a la guerra siendo adolescentes, pararon el impacto de un asteroide en Remia, y han sido entrenados por mí en varias disciplinas de combate, sin contar su amplio control en la Energía del Alma... ¿Es eso suficiente para un evento de esta magnitud o necesitan todavía más? —preguntó, con sagacidad.
—Para nada, Windsor, de hecho, solamente contigo habría bastado, sabemos que con tu equipo será incluso más seguro —respondió Ashley, quien se encontraba sentada del otro lado de la mesa, al lado de Lee.
Él miraba a Rhys con una sonrisa, comprendiendo lo que este estaba pensando en ese momento, deseando que la reunión acabara lo más rápido posible, ninguno quería seguir escuchando a esos ancianos hablar por más tiempo.
—¿Ya sabemos quiénes serán las personas que pasarán a presentar respeto a la Corona? —preguntó Gino Relty.
Él era el líder del clan Relty, y de paso, la segunda persona más poderosa de Fons si de influencia política se trataba, sólo por detrás del rey, y en ese momento, quizás hasta más, ya que Lee apenas había asumido, y era joven, le faltaban los años que él llevaba encima encargándose de la política de Fons, siendo consejero de su padre, y líder de la segunda familia más antigua del reino. Su palabra era sagrada, y aunque Lee quisiera, no podría pasar su mandamiento por encima como si nada, todo el Consejo tenía confianza ciega en él.
—Tenemos la lista hecha hace varias semanas... Si desea se la puedo leer —respondió un joven que parecía ser su asistente, parado detrás de él.
—Por favor —solicitó.
—Bien... Los asistentes serán los lideres y sublíderes de los tres clanes principales; Michael Harch, duque Koella, y Lara Harch, marquesa de Koella, ambos representando al clan Harch; usted señor, duque de Raven, y su hijo, marqués de Raven; el señor Karl Froyd, duque de Pines, y su hija, Clara Froyd, marquesa de Pines; también estarán los otros lideres de los clanes restantes, entre todos son tres personas más, y en total son nueve —su asistente se explayó.
—Bien, ¿Están todos avisados? No me refiero a las invitaciones, me refiero a su orden, quien pasa primero y quien ultimo.
—Todavía no, Gino, eso lo voy a decidir yo, les estaré enviando el cronograma a todos en el correr de la semana —intervino Lee.
—Sólo diré que el clan Relty debe de ser el primero... Es la segunda familia más antigua del reino, y hemos sido consejeros por más de veinte reinados distintos... Nos merecemos ese honor, ¿No, Lee? —preguntó, como cortesía. En realidad, más que una pregunta fue una orden.
—Lo pensaré, Gino, el pasado es pasado, intento apegarme a la actualidad, y hoy en día el clan Harch es más importante para el reino que el clan Relty —respondió Lee.
—Por Sun, ¿El clan Harch? ¿Es en serio? Con todos los escándalos que han tenido a lo largos de los años quizás ni siquiera se merezcan pasar a presentar respeto... Todos en esta habitación sabemos cómo es Michael Harch... Ni siquiera aceptó tomar el lugar que ocupó Thomas en este Consejo hace años, creo que por respeto a su memoria ni siquiera deberíamos permitir su asistencia a la ceremonia. —Gino casi se sobresalta.
—Sigue siendo el líder de uno de los clanes más importantes del reino, queramos o no, por respeto también a la Corona y al reino debemos invitarlo, los problemas internos del clan no nos incumben, lo que haya sucedido entre ellos no afectó al reino, por lo que él no tiene la culpa.
La respuesta de Lee había sido demasiado optimista. Rhys se dio cuenta, y no quitó su fija mirada de él. La sala quedó en silencio, nadie supo cómo responder a eso.
—¿Estás seguro de lo que acabas de decir, Lee? No lo creo, de todas maneras, es algo entendible, todavía eres un niño y no comprendes en su totalidad el mundo en el que acabas de entrar... Ya lo dije, todos sabemos cómo es Michael, todos sabemos qué hizo Michael... Y créeme, haya afectado o no al reino, sigue siendo una figura relacionada con este... Si algún día sale a la luz su mayor secreto todos estaremos involucrados... Hasta tú, Lee, ni siquiera eso... Tú serás el más afectado.
La afirmación de Gino amplió el silencio. Todos los presentes, excepto Rhys Windsor, bajaron el rostro, ignorando lo obvio.
—¿Su mayor secreto? —preguntó Lee, confundido.
—Creo que es momento de dejar de hablar sobre la privacidad de personas que no están presentes... Lee, Gino tiene razón, no diré por qué, pero la tiene... Sólo has que el clan Relty pase primero y listo, te ahorras demasiado, yo hablaré con Lara Harch, ella hablará con su clan y lo entenderán —intervino Rhys.
Gino lo miró con gracia, esbozó una leve sonrisa arrogante y asintió.
—¿Por qué la llamas por su nombre completo? Todos sabemos lo que ustedes son... Intentas proteger a tu esposa, Windsor, ¿Por qué no sólo permitimos que Lee sepa lo sucedido? Es el rey después de todo, él no puede estar ausente de saber los secretos del Consejo y del reino.
La incitación de Gino era obvia, Rhys captó la situación al instante. No quiso sobreanalizar la situación, pero si era lo que él creía que era, su accionar era muy bajo.
—No intento proteger a nadie, soy neutral en este lugar, no me involucro en la figura política de mi esposa ni en la de su familia, sólo estoy diciendo que como persona encargada de la seguridad de la ceremonia me parece estúpido que haya una trifulca interna a pocos días del evento... No puedo encargarme de todo, y un Consejo unido es lo único que necesito.
Era eso, apenas refutó su argumento el rostro de Gino cambió, no le gustaba ser quien no tuviera la razón, y en su naturaleza arrogante eso lo ponía molesto.
—Sigues sin aceptar que Lee sepa todo lo acontecido años atrás, el motivo de la guerra. —Dejó el tema en la mesa.
Todos se miraron de la misma manera, confundidos. Tanto como Lee, que miró a Rhys apenas escuchar eso. Él creía que la guerra había comenzado por una insatisfacción de las ciudades del este que se convirtió en una revolución. Rhys se lo había dicho años atrás cuando ambos se pusieron de acuerdo en realizar aquella reunión que terminó con un tratado de paz que puso punto final a la guerra. Entonces, ¿A qué se refería Gino?
—¿El motivo de la guerra? ¿Qué no fue la rebelión? —Demostró su desconcierto.
—Y lo fue... No entiendo a qué te refieres, Gino... ¿Acaso hay algo que quieras contarnos a todos? Algo como... ¿Por qué tuve que involucrarme en la guerra? —preguntó Rhys, con agudeza.
Él sabía lo que Gino quería contar, pero a la vez también sabía el secreto de Gino, que estaba íntimamente ligado a la razón del comienzo de la guerra. Él sólo tenía que abrir su boca para que toda su veracidad y confianza en ese lugar se viniera abajo, porque Rhys no dejaría pasar esa oportunidad. Pero, ¿Era sensato? Tal vez no, podría analizar mejor la situación más tarde... Gino era peligroso, y sabría qué hacer si todo se desvirtuaba, no podía subestimarlo, aunque tampoco iba a dejar que pasara por arriba suyo, o del rey... Ese era su trabajo después de todo.
—¿Acaso Lee no sabe eso? Eso no es un secreto, Rhys Windsor... Lo de Rygal Di Rem es de público conocimiento.
—¿Cómo pasamos de Michael a Rygal? Por favor, ¿Pueden dejar de hablar en código? Sean claros con lo que intentan decir —solicitó Lee, ya totalmente fuera de contexto. Había perdido el hilo conductor de la conversación varios minutos atrás.
—Rygal Di Rem es una amenaza para este reino, y la única razón por la que sigue teniendo influencia aquí es porque alguien se lo está permitiendo... Y ese alguien no es tu padre, Lee, él ya se fue, ni tampoco eres tú, apenas acabas de asumir, pero el Consejo es un círculo pequeño, el liderazgo del reino se divide en pocas personas... Sólo diré que si yo fuera tú no confiaría en nadie dentro de esta habitación... Ni siquiera en mí. —Con esa conclusión, Rhys se puso de pie, y comenzó a caminar hacia la salida—. Sólo concéntrate en la ceremonia del sábado, tendrás tiempo para ponerte al día con los temas de la nación más adelante, apenas son tus primeras horas como rey... Hay personas a las cuales les tomó años entender este ambiente, no intentes acaparar todo, haré hasta lo imposible para que en la ceremonia del sábado no ocurra una tragedia, tienes mi palabra, Lee... Nos vemos luego. —Y así, abandonó la habitación.
Minutos después...
—Ey, chico Windsor, espera. —Cuando Rhys llegaba a la salida escuchó la voz de Ashley llamándolo, al darse la vuelta la vio acercarse corriendo hacia él—. ¿Puedo saber qué significó eso que dijiste en la reunión? —preguntó.
—Ash... ¿Puedo confiar en ti?
—Tienes toda mi confianza... Si se trata de Lee quiero saberlo, no puedo permitir que algo suceda con él —respondió, exponiendo su preocupación.
—En realidad no se trata sólo de Lee, por eso quiero hacerte un pedido... Cuídense de Gino Relty.
—¿Por qué?
—No sé si te diste cuenta, pero él intentó enfrentarnos a Lee y a mí toda la reunión, intentó llevar a Lee al punto de que desconfiara de mí, y estoy seguro de saber la razón detrás de ese comportamiento.
—No quiere que participes de la ceremonia el sábado —alegó Ashley.
—Exacto... ¿Y sabes por qué?
—Rygal... No, espera... ¿En serio? —preguntó, sin poder creerlo.
—Ash, él sabe que si la coronación sale mal tu hermano no conseguirá esa confianza que necesita para afianzarse en su puesto, si eso sucede, su poder pende de un hilo, no tendrá influencia en nadie dentro del Consejo, y creo que notaste como Gino manipuló la situación a su favor, él puede hacer eso con todos los miembros del Consejo, y en una decisión unánime Lee puede ser destituido de su cargo... ¿Entiendes lo que eso significa?
—No sólo significaría la caída de la dinastía Ex Fons, también significaría que nadie podría limitar el control de Rygal en la nación, y eso ya son palabras mayores.
—Pueden tener tranquilidad conmigo a su lado, les prometo que no saldrá mal, y si por alguna razón no puedo impedirlo, créanme que haré hasta lo imposible para arreglar la situación, me haré cargo de todo... No voy a permitir que la conspiración llegué más lejos —dijo Rhys, con seguridad.
—Confió en ti, Windsor... Sólo dime si necesitas algo, yo también haré lo imposible para evitar eso. —Ella compartió su seguridad.
—Lo sé, pero por ahora sólo quiero que cuides a Lee, intenta convencerlo de lo que dije hoy, no confíen en nadie, sólo entre ustedes... Y cuídate Ash, eres la más vulnerable en el Consejo, si crees que corres peligro sólo dímelo, yo me encargaré de eso también.
Al escuchar eso ella sonrió.
—Gracias, Windsor... Ten cuidado tú también, y saluda a Lara de mi parte.
—Lo haré... Nos vemos luego, bonita —se despidió, antes de desaparecer del lugar en un santiamén.
«Vaya, mi primer día y ya estoy dentro de una inminente guerra, bienvenida al mundo Ashley», pensó ella, mientras soltaba una ligera risa... No se sentía abrumada, lo tomó como un reto.
Mas tarde ese día...
Fons, Ash, Residencia Harch - 31 de Marzo - Año 526
—¡Vamos, vamos, a levantarse! —dijo Rhys, entrando a la habitación de Vlas. Abrió todas las ventanas de par en par, la luz del sol entró sin pedir permiso—. Esto parece una madriguera, Vlas, por favor, levántate que tenemos que entrenar —agregó, al quitarle la almohada para luego lanzársela a la cabeza.
—Ah... Rhys, cierra esas persianas —protestó Vlas, cubriéndose el rostro.
—No... Te quiero abajo en treinta minutos, tengo algo importante que hablar contigo —ordenó su hermano, antes de abandonar la habitación, dejando todo abierto, obligando a Vlas a levantarse por las malas.
—Maldita sea, ya no se puede ni dormir —maldijo Vlas, sentándose en la cama. Cuando dio un vistazo a la hora se percató de que era demasiado temprano. Apenas las 10:00 a.m.
«Al parecer Leah despertó temprano», pensó, viendo su lado de la cama desordenado y vacío.
La noche anterior ella le había pedido dormir en su habitación. Al parecer había sido consecuencia de la hermosa tarde que habían pasado juntos.
Por la mañana fueron al cementerio, ahí estuvieron dos horas, Leah se tomaba muy en serio las visitas a sus padres. Se encargaba de ordenar las lapidas, cambiar el agua de los floreros y colocarle flores hermosas. Al parecer hacía eso todos los fines de semana, ella tenía mucha dedicación y respeto hacia la memoria de sus padres, con sólo ese trato, Vlas pudo notar no sólo lo mucho que los extrañaba, sino lo mucho que los amó en vida también.
Luego de eso fueron a una cafetería donde estuvieron horas hablando, Leah le contó mucho de su infancia. Cuando era pequeña era muy creativa, dibujaba mucho y tenía varios libros con sus dibujos, ella también tenía una colección de bloques de construcción, le gustaba edificar diferentes estructuras, además de figuras de acción y pósteres de sus series favoritas. Al parecer todo eso se extravió cuando se mudó, y perdió esas aficiones, ya que escarbar en su pasado le traía recuerdos de sus padres, y le afectaba demasiado.
De todas maneras, ella aun guardaba algo de lo que le gustaba en su niñez, y aspiraba a ser una gran arquitecta, o al menos eso estudiaba en la universidad. Su talento en el dibujo no se había perdido. Hasta le había hecho un retrato a Vlas en una servilleta. Él lo guardó en un pequeño cofre de madera que había traído desde Remia... Ahí tenía muchos objetos que significaban demasiado para él. La reina de un tablero de ajedrez que Kora le había regalado, el pañuelo de seda de su madre, el anillo de oro de Demian, el botón de plata de Rhys... Y lo más importante: El brazalete con el Ave Fénix de Zenda.
Minutos después...
Luego de tomarse un baño, Vlas bajó hasta la cocina, la familia estaba reunida. Caminó hacia la mesa donde Leah estaba desayunando, Rhys estaba cerca de la encimera junto a Lara, riendo y cuchicheando. ¿Acaso nunca paraban de coquetear? No es que le molestara mucho que siempre fueran melosos, pero a veces se tornaba incómodo verlos a los besos y abrazos, y más cuando recordaba lo que había pasado noches atrás.
—Hola bonita. —Saludó a Leah con un beso apenas sentarse a su lado.
—Hola tonto... ¿Dormiste bien? —preguntó ella, luego de algunos bocados de su desayuno.
—Rhys me despertó abruptamente, pero sí, ¿A qué hora despertaste?
—Hmm... 7:30 a.m creo, tenía clases temprano, acabo de volver —respondió Leah, mientras terminaba su comida.
—Ya veo... ¿Y a estos qué les sucede? —preguntó Vlas, señalando a Lara y Rhys, no paraban de cotillear y reírse entre ellos.
—No lo sé, parece que ayer pasaron un buen día —respondió ella, con ironía.
—Espero no llegar hasta ese punto —rio.
—Yo no me quejaría —bromeó Leah.
—Créeme, lo harías —dijo él, con una sonrisa—. Ey Rhys, parece que no estabas tan apurado después de todo —añadió, cruzando sus brazos.
—Wow, cálmate, parece que te despertaste molesto hoy —respondió su hermano, con mordacidad.
—Cualquiera se despertaría así cuando alguien entra a tu habitación y te lanza una almohada en la cabeza sin previo aviso. —Se molestó aún más. Leah y Lara lo miraban riendo.
—Sí, sí, te entiendo, pero me has permitido seguir adelante con tu entrenamiento, no puedes quejarte, es tu deseo —respondió Rhys, acercándose a él. Le dejó un plato de comida en la mesa antes de dar la vuelta por esta y sentarse en su lugar—. Toma, come rápido que tenemos que irnos —indicó.
—¿Irnos? ¿A dónde? —Vlas preguntó.
—Como ayer formamos las parejas y a ti te tocó con Mya tendrás que comenzar a entrenar con ella hasta el sábado —respondió, sacudiendo la cuchara con la que había batido su café, le dio una lamida para limpiarla, y luego la dejó sobre la mesa, al lado de la taza—. Nunca han peleado juntos, debo de ver si tienen algo de química o al menos que sepan entenderse, sino deberé de cambiarte con Dean o Kit —añadió.
—Ya veo... ¿Y Mya aceptó?
—Sí, hablé con ella por la mañana, aceptó la propuesta fácilmente... O más o menos.
Unas horas antes...
—¿Con él? —preguntó Mya, confundida, ¿En serio Rhys le estaba pidiendo que peleara con Vlas?
—Sí... ¿Hay algún problema? —Rhys no quiso preocuparse demasiado. Conocía a Mya, y a su hermano, sabía que se iban a llevar bien, pero de todas maneras necesitaba al menos una confirmación a sus sospechas.
—No del todo, aunque se siente extraño que me lo pidas a mí, ¿Por qué no a Kit o Dean? Hasta Leah podría ser una opción.
—No lo creo... Primero que nada, él debe de formar equipo contigo, también necesito a alguien que no tenga piedad ni miedo de golpearlo, tú sabes cómo son Dean y Kit... Leah en cambio ya entrenó con él, además parece que están comenzando algo, así que probablemente Vlas se ponga blando con ella... Viendo las circunstancias, ¿Me ayudas Mya?
—Ay, esos dos, yo sabía que iban a terminar juntos, Leah lo negó tanto tiempo, pero por fin aceptó sus sentimientos —dijo la chica, riendo.
—Tampoco era muy difícil saber lo que iba a suceder, pero eso es algo externo, Mya, ¿Me ayudarás o no? —insistió Rhys.
—Okey, lo haré, sólo debo de golpearlo, ¿No? —Mya cedió.
—No tienes que contenerte, para nada, es una lucha para que comprenda como se pelea con Energía del Alma, necesita tener algún tipo de experiencia antes del evento del sábado.
—Entiendo, sólo dime cuándo y dónde, no tendré problemas en ir.
—Gracias Mya, probablemente sea en la tarde, pero te aviso cualquier cambio, ¿Sí?
—Más claro que el agua, Rhys, nos vemos luego. —Mya comenzó a alejarse del lugar.
—Nos vemos luego, Mya. —Rhys hizo lo mismo.
Presente...
—Mya no es una persona que permita algún tipo de queja o lloriqueo, te recomiendo que te pongas eso en la mente, es muy estricta y brutal, no saldrás ileso si te limitas al pelear con ella—dijo Lara, tomando asiento al lado de Rhys.
—No me asusten, por favor, no puede ser tan extremo, ¿No? —preguntó, cuando todos se quedaron en un silencio que respondió la pregunta en un instante.
—Yo no te lo quería decir —rio Rhys.
—Tú me odias, ¿Cierto? Primero dejas que Leah me entrene, casi me mata mínimo unas cinco veces... Luego voy a entrenar contigo y con tu método inhumano donde estuve tres días seguidos golpeando un diamante sin parar, después vienen las marionetas extrañas esas, tu entrenamiento diario donde no paras de darme palizas, y ahora me dejas a merced de una loca de remate, no veo mi futuro muy claro —bromeó Vlas.
—Vlas, por Sun, es sólo un entrenamiento, no pasará a mayores, yo los estaré vigilando de lejos —dijo su hermano.
—Okey, lo entiendo... Tendré que ir, después de todo me ayudará a mí. —Los suspiró que soltó acompañaron su resignación.
—Ves, esa es la actitud... Listo, ahora que terminaste de comer prepárate, en unos minutos salimos —dijo Rhys, poniéndose de pie—. Te espero afuera —añadió, abandonando de la cocina.
Más tarde ese día...
Fons, Ash, Afueras de la Ciudad - 31 de Marzo - Año 526
—Vlas, pondremos las cosas claras, tu hermano me dijo que no me contenga, y déjame decirte que si hay algo que disfruto es el combate... Espero estés listo —declaró Mya, mientras estiraba un poco sus extremidades. Estuvo así unos minutos, hasta que tomó posición de ataque.
Vlas se percató de que ella tenía un gran conocimiento en artes marciales, esa posición de ataque era la misma de la disciplina de Rhys. Él no recordaba mucho qué tan exigente era, pero por lo que sabía, era una de las más completas del mundo, ya que recolectaba lo mejor de cada una de las disciplinas. Tanto como las artes marciales del sur de Filii Dei, del norte también, como las de las Islas de Tala. También había movimientos de lucha fonsesa y resquicios del boxeo indil. Los primeros habitantes de lo que fue el territorio de Remia antes de la anexión, más específicamente del noroeste de la nación, los pueblos que existieron antes de fundar las ciudades de Basil y Leto, unieron los estilos estas disciplinas, y tales enseñanzas fueron recorriendo la nación con el paso de los años.
Rhys había aprendido el arte marcial llamado: Mano remiana, en la Isla Rem, a cargo de los educadores de la Familia Real, planificando que su entrenamiento siguiera cuando se graduara de la universidad y entrara a la Academia Militar. Pero Rhys no planeaba lo mismo, y de tal manera, se volvió autodidacta, perfeccionando la disciplina él mismo en el correr de los años, modificando movimientos en base a sus propias características, y volviéndola única en su estilo... Nadie peleaba como Rhys Windsor... Su capacidad de adaptarse a cualquier tipo de ambiente fue un plus en su entrenamiento, así como su capacidad física y sus poderes. Era impredecible, veloz, ágil certero y resistente, cuando luchaba se concentraba sólo en eso, y era monstruosamente habilidoso. Tales características eran las que siempre intentaba inculcarles a sus subordinados, los únicos que, además de él, podían luchar con su estilo... Tal como Mya... En ese momento.
—Cada vez pienso más que Rhys me quiere matar, pero ya estamos aquí, no puedo retroceder — respondió Vlas, activando su Scire en un rápido movimiento. Él no era tan avanzado en el conocimiento de las artes marciales, pero sabía que podía dar la talla—. Listo... Mya —añadió, mirándola fijamente.
Ella sonrió y sólo desapareció de su vista.
«Ahí está», pensó cuando vio correr su silueta por el bosque, saliendo detrás de ella.
Cuando la alcanzó lo primero que intentó hacer fue lanzarle una patada que ella fácilmente esquivó sin preocupaciones, era muy ágil. Vlas lanzó dos puñetazos más en el mismo movimiento, un jab y otro con sus nudillos, pero como si se tratara de una mariposa ella esquivó todos con tal facilidad que era sorprendente, él sabía que se podía hacer así de rápido, estaba Rhys como mayor ejemplo, Pero, ¿Qué le pasaba a esta chica? Él se sentía a años luz de ella, estaba totalmente a otro nivel.
La perdió de vista fácilmente de nuevo, sus movimientos lo habían distraído, y cuando menos se dio cuenta sintió un calor en su espalda seguido por un ruido de algo quemándose... Rápidamente saltó hacia arriba con una voltereta y al quedar boca abajo la distinguió pasando a toda velocidad... ¡UNA BOLA DE FUEGO!
Ese ataque había arrasado con la mitad del bosque y había ido con intenciones de darle, ¿Acaso lo quería matar?
Debía dejar de pensar demasiado mientras estaba en un combate, por culpa de distraerse de nuevo con uno de sus movimientos no cayó en cuenta de que ella estaba detrás de él, otra vez, y con sólo la palma lo golpeó en la espalda, haciéndolo caer de cabeza al suelo.
Vlas se puso de pie lo más rápido que pudo y la vio acercarse a toda velocidad, este, por instinto, se cubrió, y recibió otro golpe con la palma, pero venía con tanta potencia que terminó por lanzarlo lejos, ¿Qué era esa fuerza?
Como pudo, frenó, arrastrando sus pies, aun así, ya era tarde, ella ya estaba de nuevo frente a él, y le lanzó una patada lateral dirigida a sus costillas, pero Vlas fue rápido y la bloqueó con su antebrazo, ahí lo comprendió, eso no era sólo fuerza física, su cuerpo estaba totalmente reforzado con Energía del Alma.
—Esa fue una buena jugada —dijo Mya, saltando hacia atrás. Con su dedo índice señaló como Vlas había enredado su cadena alrededor de su antebrazo. Así había parado el golpe anterior sin recibir ningún daño.
—No la uso mucho, aunque sigue siendo el único objeto en el cual puedo infundir mi energía... Es algo que usaría sólo en casos extremos —respondió Vlas desenredándola de su antebrazo, haciendo que cayera al suelo colgando de su mano.
—Úsala entonces... Aquí estoy, no me moveré.
Mya lo esperó, cruzando sus brazos. Lo dijo muy decidida, y Vlas estaba algo molesto por su ataque anterior donde casi lo calcinaba vivo.
—No te arrepientas luego —soltó Vlas. Y sin dar mucho tiempo de reacción, lanzó la cadena hacia su derecha, pero le dio una curvatura haciendo que se dirigiera directamente a la cabeza de Mya.
Ella sólo la esperó, sin moverse, y cuando estuvo a centímetros de impactarle, sin siquiera mirar tampoco, la tomó entre sus dedos, rápidamente la enredo en su muñeca y la jaló llevando a Vlas hacia ella. Su fuerza era superior a la de él, no pudo hacer nada para quedarse en su lugar, la cadena lo arrastró hacia ella. Mya al verlo venir se preparó, y con fuerza le impactó un puñetazo en el rostro que lo noqueó al instante.
Unos minutos después...
—Fuiste muy imprudente al sólo lanzar la cadena al azar creyendo que no me sería fácil esquivarla, o como lo hice, tomarla también... Intenté hacer lo posible para que se fuera, pero sigues teniendo el ojo morado.
Eso fue lo primero que escuchó Vlas cuando se despertó. Ella estaba sentada a su lado.
—Por Sun, estás loca... No puedo creer que no siento la mitad de mi cara —dijo Vlas, alzando un poco su mano hasta su cara, con sus dedos acarició su ojo. Este estaba hinchado, y dolía como la mierda—. Carajo... Está inflamado —maldijo, entre dientes.
—Fui muy suave, hemos tenido peores entrenamientos cuando desarrollábamos nuestras habilidades, yo tuve que quemarme cientos de veces, Dean se ha electrocutado tanto que seguramente debe de tener alguna falla en el cerebro, y Kit, bueno, Kit fue quien más cerca estuvo de la muerte al terminar desangrado varias veces, así se aprende a controlar la energía Vlas, a prueba y error.
—¿Ellos también tienen habilidades especiales? —preguntó Vlas, con curiosidad.
—Bueno, no las llamaría «especiales», más bien «propias»... Kit controla la sangre a nivel molecular, y puede hacer lo que quiera con ella a través de su cuerpo, sumándole que si se corta puede lanzarla como si fueran proyectiles o hacer lanzas y otras armas, pero como dije, debe de tener cuidado, si esta sangre se separa totalmente de su cuerpo puede llegar a morir desangrado, aun así, la que más me gusta es la de Dean, él tuvo la loca idea de hacer su cuerpo inmune a la electricidad, así cuando recibiera un choque eléctrico, su energía reaccionara y convirtiera toda su alma corporal en electricidad, pudiendo controlarla a su merced, es algo muy útil y suena poderosa, pero es una locura si tu cuerpo no puede soportar el voltaje, sumándole a que si la usas demasiado te quedas sin electricidad, y comienza a rezar —explicó Mya. Buscando entre sus cosas encontró una botella de agua, y se la dio a Vlas.
—Gracias. —Vlas la tomó—. Entonces, tú usas el fuego para pelear, ¿Cierto? ¿Alguna razón en específico?
—Si la hay, pero para eso debo contarte todo mi pasado, el motivo por el cual estoy aquí ahora y a dónde quiero llegar, es demasiado y te vas a aburrir, creo que ya te contaron demasiadas historias de sus pasados como para que quieras escuchar una más —respondió ella, con gracia.
—Pues sí, tienes algo de razón, todos tienen un pasado bastante trágico, a veces pienso que tenerlo es una condición para estar en este grupo —bromeó Vlas—. Aunque de todas formas me sigues pareciendo alguien interesante... Sí, casi me matas, y sí, tienes una actitud muy soberbia, pero de todas formas te queda demasiado bien. —Sonrió.
—Sí, claro, entiendo a lo que te refieres, me lo han dicho mil veces... Igualmente, siento que no es soberbia, más bien seguridad, si no confías en ti y en tu poder, en este mundo estás muerto —respondió Mya, bajando la mirada.
—O sea que no eres soberbia porque sí, sino que es una forma de darte más valor a ti misma —asumió Vlas.
—Algo así... Cuando peleo no pienso en nada más que ganar, la derrota conllevaría morir, o así fue casi toda mi vida, arriesgué mi vida tantas veces que creo que perdí el miedo a la muerte, ahora tan sólo la veo como una alternativa a ganar, pero eso no quiere decir que no me tenga confianza, morir también conllevaría dejar de lado mis sueños y propósitos, y tampoco quiero llegar hasta ese punto, por eso demuestro que no soy débil y que me crezco ante las adversidades... Jamás me falló eso, enfrenté muchas cosas con ese pensamiento y siempre las vencí, así que mi «soberbia» es mi carta de victoria, es mi forma de vivir, dejándome llevar por mi pasión y mi orgullo que me dice que puedo romper todas las barreras, no intento demostrarle nada a nadie más que a mí misma, en eso puedo decir que todavía no me traicioné y sigo siendo fiel a quien soy, pero quizás ya no soy tan egoísta como lo era antes, tengo personas que me importan y alguien con quien volver a reunirme, peleando nací, peleando crecí y peleando voy a morir... Y si es por ellos... —paró, alzando su mirada otra vez, repleta de osadía—. Lo haría aun con más fuerza —dijo, esbozando una sonrisa.
—¿Tienes alguien con quien volver a reunirte? —preguntó Vlas, no dejando pasar ese detalle.
—Sí, me sentía identificada con Rhys porque ambos perseguíamos lo mismo, y si te soy sincera, sentí un poco de envidia cuando él pudo reunirse contigo de nuevo, pero no me hizo perder la esperanza de volver a ver a mi hermana, creo que cada día crece más.
—¿Tienes una hermana?
—Sí, Eva... Ella es lo único que me queda de lo que alguna vez fue mi familia, y ella me está esperando, me lleva esperando más de siete años —aseguró al cerrar su puño y asentir ligeramente.
«¿Se está hablando a sí misma?», pensó Vlas.
—¿Crees que todavía tiene fe de que volverás?
—No lo sé, fue una promesa que le hice cuando era muy pequeña, creo que probablemente ni recuerde mi rostro —respondió ella, con un dejo de tristeza en su voz.
—Yo creo lo contrario —dijo Vlas, con seguridad—. Yo tenía seis años cuando me separé de Rhys, y lo esperé por mucho más tiempo del que ella a ti, jamás me olvide de él y jamás olvide su promesa, sé que ella todavía la recuerda, un vínculo así de fuerte no se rompe con facilidad.
—Espero así sea... Quién sabe cómo estará, su sonrisa era muy hermosa, yo tan solo quiero verla una vez más —dijo ella, alzando su mirada hacia el cielo, que comenzaba a tornarse rojizo gracias al atardecer—. Bueno Vlas, mucha charla por hoy, creo que hemos tenido lo suficiente, se hará tarde y tengo que ir a cocinar —añadió, poniéndose de pie.
—¿Ya te vas? —preguntó Vlas, siguiéndola con la mirada.
—Sí, ¿No te dije que tengo que cocinar? Limpiar la casa y esas cosas, mañana debo ir a trabajar temprano y tal vez no vuelva en toda la tarde —ella contó.
—Oh, claro... Creí que eras la típica persona que sólo pide comida por teléfono.
—No, estás loco, no podría vivir solamente consumiendo esa basura... Además de que tengo un gusto especial por la cocina, lo hago desde pequeña y creo que soy muy buena. —Se jactó de su habilidad con orgullo.
—Vaya, al decirlo con tanta confianza ya me dieron ganas de probar alguno de tus platillos —bromeó Vlas.
—Cuando quieras, sólo dime y te invito a casa... Puedes llevar a Leah también —declaró ella, con una sugerente sonrisa.
—¿Ya lo sabes? —preguntó Vlas. Claro que lo sabía, Leah y ella eran amigas, seguramente se lo había contado.
—Sí, me lo dijo Rhys hoy, luego hablé con ella y me lo confirmó... Se veía muy feliz, creo que nunca la había visto sonreír tanto y estar tan emocionada por algo.
—¿En serio? —A Vlas lo sorprendió tal afirmación. Él sabía que Leah se encontraba feliz con lo que ellos estaban comenzando, pero no se esperaba que fuera hasta ese punto.
—Sí... Y déjame decirte algo... Ella es mi mejor amiga, Vlas, ni se te ocurra hacerle daño, porque esa herida que tienes en tu ojo no es nada comparado con lo que puedo llegar a hacerte —dijo, con seriedad.
Vlas levemente se estremeció, sí que daba miedo cuando su filosa mirada se tornaba más filosa, como si cortara el ambiente.
—Espero eso haya sido una broma, porque estoy paralizado del miedo —dijo, riendo con nerviosismo. Intentando sosegar la extraña sensación de tensión que se había formado alrededor de ellos.
—Claro que lo fue, pequeño. —Ella soltó una dulce risa, eliminando la tensión en un instante—. Apenas te conozco, nos vimos dos o tres veces como mucho, pero sé que serías incapaz de lastimarla, eres incapaz de lastimar a nadie, Vlas... Cuídala y cuídate, ¿Sí? Disfruten de su relación, ambos se merecen tener esa alegría.
—Gracias, Mya... Fue gracias a ti también que esto sucedió, eso que me dijiste el día del cumpleaños de Kit me ayudó demasiado... Todavía lo tomo en cuenta, y por eso te tomé aprecio —dijo Vlas, con una sonrisa plasmada en su rostro.
—Gracias, solecito... Eres un chico muy dulce, sabes... Me encantaría tener un hermano como tú, me haces recordar demasiado a Eva... Rhys es muy afortunado de tener un ser de luz como hermano... Se lo he dicho mil veces.
—Tú también tienes una parte dulce, Mya. —Se tuvo que armar de valor para poder decirle algo así, todavía no se olvidaba lo que sintió las primeras veces que la vio—. ¿No te enojarás si te doy un halago, cierto? —preguntó. Tenía que asegurarse de que ella no se lo tomara a mal.
—Para nada... ¿Qué piensas de mí? —ella preguntó, muy interesada.
—Me pareces una chica hermosa, en todo sentido, eres linda físicamente y tienes una personalidad cautivadora... Sin contar tu fuerza, me encantan las chicas que pueden ser capaces de defenderse a sí mismas, son mi debilidad... Aunque seguramente acaben conmigo algún día —declaró él, entre risas.
—Ay... No sólo eres dulce, también eres un caballero con todas las letras... ¿Sabes? Cuando te vi por primera vez en Remia me gustaste mucho... Yo también tengo una debilidad por los chicos como tú, en realidad tengo debilidad por muchos tipos de chicos, pero eso es otra cosa... Tal vez si hubieses tenido algunos años más podría haber salido contigo, ¿Qué crees?
«No te pongas nervioso, imbécil», pensó Vlas. Todo lo que ella le estaba diciendo lo iba a avergonzar de tantas maneras, hizo hasta lo imposible para aguantar tal pudor, y que su rostro no se sonrojara.
—Que no hubiera estado nada mal... Pero que ahora estoy enamorado de Leah, y que por mucho que intente pensar en salir con otras personas, no soy capaz de hacerlo —dijo, al fin... Pensar en Leah hizo que todo lo que Mya le dijo anteriormente pasara desapercibido por su mente, y sí, ¿Por qué avergonzarse por algo que le dijera otra chica cuando la tenía a ella? Era más que suficiente, ella sobrepasaba todo tipo de sentimientos y sensaciones.
—Lo sé... Y estoy feliz de que así sea, porque Leah es una chica que ha tenido que superar demasiadas adversidades, y al encontrar alguien como tú, puede al fin no sentirse triste por todo lo que sucedió en su vida... Por eso te lo repito una vez más, cuídala, cuídala como si fuera lo único que tengas en tu vida... Porque ella se lo merece.
—Sí, ella se lo merece —concordó Vlas—. La haré feliz... Aunque sea lo último y lo único que haga, ella no volverá a sufrir —dijo, con una gran seguridad.
—Eso es lo que quería escuchar... Ya puedo retirarme con tranquilidad —respondió Mya.
Ella se dio la vuelta y comenzó a alejarse del lugar. Su figura se fue desvaneciendo lentamente por el horizonte.
—Nos vemos luego, Mya... Cuídate —Vlas se despidió.
—Lo haré, Vlas... Hasta mañana.
No dejó lugar a una respuesta, dejó de verse en unos segundos, y Vlas quedó con su mano en alto... Sin borrar esa sonrisa de su rostro.
«Qué lindo atardecer», pensó cuando se encontró con el bello color del cielo al alzar su mirada.
—Es momento de volver a casa —dijo, emprendiendo camino hacia el otro lado.
Ni siquiera sabía dónde estaba, tardaría demasiado en llegar.