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69.64% La Leyenda del Scire / Chapter 39: Capítulo 5: Regalo y melancolía  

บท 39: Capítulo 5: Regalo y melancolía  

Fons, Ash, Residencia Harch - 8 de Marzo - Año 526

 

—Cuatro más... Y ahora deberás hacerlas en treinta segundos. —Leah miró su cronometro y luego volvió a mirar a Vlas—. ¿Listo? 

—Sí, claro... —respondió Vlas, dando unos pequeños saltos. Estiró sus piernas antes de colocarse en posición de salida—. Uno... Dos... Tres —contó, antes de dar el primer paso, impulsándose con su pie, y así, salir corriendo a toda velocidad.

La última prueba que tenía era la de dar la mayor cantidad de vueltas posibles alrededor de la casa en el menor tiempo posible... El perímetro de la mansión era de cuatrocientos metros... Su mayor récord hasta ese momento era de cuatro vueltas a este en cuarenta y cinco segundos.

—¡Wow! ¡Veinticinco segundos! ¡Es un nuevo récord!

Apenas Vlas frenó su recorrido Leah se acercó emocionada a él para contarle de su hazaña.

—¡Sí! —Cerró su puño con euforia—. Setenta y dos metros por segundo... Todavía falta mucho para alcanzar la velocidad de un rayo.

—Sabía que podía lograrlo. —Leah le chocó los cinco.

—Ni que lo digas... Gracias a... —Sintió como toda su mente se ponía en blanco y la vista se le nublaba... No pudo terminar de hablar porque ya se hallaba en el piso.

—¡Vlas! —Leah intentó atraparlo pero se le hizo difícil, él ya estaba contra el suelo. Se agachó a su lado y midió su pulso—. Estás bien, sigues respirando... Parece que te sobreesforzaste demasiado. —Pasó el brazo de Vlas por alrededor de su cuello y lo llevó así hacia dentro de la casa.

 

Unos minutos después…

 

—¿Qué le sucedió? —preguntó Rhys entrando a la sala casualmente hasta que notó a Vlas acostado en el sillón y a Leah sentada a su lado, con su mano posada en la frente de él, sintió la habitación algo fría—. ¿Le estás dando frío? Estamos en invierno, Leah —preguntó acercándose.

—Sí, está hirviendo... Parece que se desmayó por cansancio —respondió Leah, dejándole un poco de espacio a Rhys.

Él caminó hasta su hermano, no sin antes darle una mirada a Leah... Se percató de que ella tenía el rostro enrojecido, en esa época del año hacía frío, no podía tener calor, y por lo que sabía, ella no estaba entrenando, así que tampoco podía estar cansada, como sí pasaba con Vlas.

—Ya veo —dijo Rhys, volteando hacia ella. En un movimiento, tocó su frente—. Tú tienes fiebre —dijo, cambiando su rostro a uno de preocupación.

—Sí, pero es poca, nada que me impida seguir de pie —respondió Leah, quitándole importancia.

Era imposible mentirle a Rhys, al menos una mentira no muy elaborada. Él también escuchó su voz algo agitada y sus ojos decaídos... Leah no estaba bien.

—Leah. —Tomó su atención—. No me mientas, ¿Estás enferma o algo? —La miró con seriedad.

—No Rhys... Tampoco te estoy mintiendo, no estoy enferma, no es como lo llamaría tampoco, porque lo que me sucede prácticamente es natural, tú sabes... Lo que a todas las mujeres —respondió ella

Tal respuesta llegó a confundir a Rhys, quien la comenzó a mirar con extrañeza.

 «Lo que a todas las mujeres», pensó él, cuando su cerebro rápidamente cayó en la cuenta.

—Oh claro... ¿Cómo pude no darme cuenta? Estás en tu periodo, ¿Cierto? —preguntó, sin demasiado tacto, y Leah bajó su mirada algo avergonzada.

—Ey, no lo digas fuerte, es un poco vergonzoso —casi susurró.

—Oh, sí... Lo siento... ¿Quieres ir a descansar? Yo me puedo encargar de él, ya estuviste mucho tiempo entrenándolo, y también veo que ha progresado bastante, eres muy buena maestra, Leah —la halagó, regalándole una sonrisa.

—En realidad me harías un favor, he tenido una semana de exámenes que me ha consumido toda mi energía y sumándole al entrenamiento de Vlas he estado totalmente exhausta —respondió Leah, sintiendo como el alivio invadía su cuerpo.

—Lo sé, por eso desde este momento me encargaré yo, en unos meses quiero que al menos controle dos secciones del alma, así que va a tener que entrenar el doble.

—Creo que pude haberlo hecho mejor.

—¿Bromeas? Fue perfecto, Vlas pudo controlar su energía y comenzó a dominar parte de su alma corporal... Es un gran progreso —Rhys lo dijo con cierta admiración.

—Si... Lo sé, pero estuve entrenándolo por cinco meses y apenas pudo empezar a dominarla, cuando tú me entrenaste a mí lo hice en apenas tres meses y Vlas tiene mucho más talento que yo, sumándole que tiene un Scire... Si tú lo hubieras hecho él ya podría dominar por completo su alma corporal.

Leah no estaba convencida de su trabajo y Rhys sabía lo que podía significar eso.

Estiró su mano y la apoyó en el hombro de Leah, ella notando el tacto levantó la mirada y vio el rostro impasible de Rhys mirándola con estima, y sonrió.

Leah se maravilló con sólo ese gesto de Rhys, ella siempre pudo apreciar lo bueno que él era con ella... Porque si, Lara era la persona más importante de su vida, luego de lo sucedido con sus padres ella estuvo tan presente que le tomó un amor casi igual al que alguna vez tuvo por ellos. Pero Rhys existía también y no se quedaba atrás. Él no tenía un papel de padre en su vida como si lo tenía Lara, para nada, Rhys no era una persona con la personalidad necesaria para serlo, o quizás por el momento. Para ella, Rhys era como un hermano mayor, como un mejor amigo que la entendía sin preguntarle nada, a veces se sentaba a su lado cuando ella se sentía triste, y sólo percibiendo sus sentimientos en silencio, le daba un fuerte abrazo que le mejoraba el día de una manera inexplicable... Así era Rhys, y así era con ella... No quería cambiar su manera de relacionarse con él por nada en el mundo... Así estaba bien, y así estaría bien siempre.

Él no era una persona que demostrara demasiado que amaba a los demás, incluso con Lara, sus demostraciones de amor hacia ella no eran nada comparadas con lo mucho que realmente la amaba, con todo su alma, ni lo importante que ella era para él... Pero lo hacía, su vida dependía de todos ellos, él vivía y peleaba por ellos, seguía adelante por cada uno de ellos, actuar de esa manera era lo mínimo que podía hacer para que nadie a su lado se sintiera menos... Esa fue la razón por la cual animó a Leah en ese momento.

—No es tan así... Vlas no habría aguantado mi método, aunque tenga talento no tiene la constancia, y en pocas palabras... Es un imbécil —dijo, riendo—. Te lo digo porque cuando yo le enseñaba artes marciales estaba demasiado tiempo para aprender sólo un movimiento, lo conozco a la perfección en ese sentido... Además de que tú estás condicionada por tus estudios y sólo entrenan tres horas diarias, en cambio, cuando tú lo hacías conmigo entrenabas seis horas y yo era mucho más estricto, no te sientas menos por eso, yo controlo la energía hace más de diez años a la perfección, soy un poseedor del Scire, y apenas me tomó dos años controlarlo por completo, aprendiendo totalmente solo, pelea tras pelea, guerra tras guerra... Tú apenas controlas la energía hace tres años, no te gusta pelear y el uso que le das se reduce mayormente a optimizar algunas tareas cotidianas que haces... Pedirte que entrenes a Vlas fue sacarte totalmente de tu molde y aun así pudiste con la tarea satisfactoriamente, es admirable, es demasiado admirable, y estoy orgulloso de que fueras capaz de lograr algo así.

Rhys se explayó de tal manera que para Leah se sintió incluso una lección de vida.

Ella sabía que nunca había salido de su zona de confort, en cierta manera tampoco lo necesitaba, tenía un sólo camino en mente, que ella quería seguir, no pretendía desviarse o probar algo aparte de su propósito... No porque fuera conformista, ni porque no fuera ambiciosa, nunca fue su característica querer lograr cosas grandes, podía sentirse cómoda con la sencillez con la que había aprendido a vivir. El cariño de Lara y Rhys, la satisfacción de explotar su talento, o el recuerdo de sus padres. Ella quería una vida tranquila, inclusive sabiendo que las personas que la rodeaban no la tenían. Pero apareció Vlas, y desde el principio le trajo cierto interés, por muchas cosas. Por su forma de ver el mundo, por su enigmático pasado, por esas emociones ocultas, por sus arrepentimientos y miedos, por su figura, por su pensamiento, por ese sueño que intentaba encontrar, por ese camino que quería recorrer. Distinto al de las personas que conocía. Distinto al suyo.

Leah siempre notó que en la vida era importante sostenerse de un sueño, o de un propósito nacido de deseos y ambiciones. Caminar sin rumbo llevaba a las personas a lugares en los cuales no era bueno acabar. Siempre era necesario tener algo por lo cual vivir, o esa existencia se convertiría en una indiferencia gigante, y al final de la vida jamás se podría saber si había valido la pena, o si al menos había tenido sentido. Probablemente se podría volver algo tedioso o complicado encontrar una identidad propia, encontrar una razón para seguir adelante en la vida, para soñar en el futuro, pero eso no significaba que sólo quedaba volverse directamente a la desilusión, sino más bien a la búsqueda de ese camino.

Todo eso que logró divisar de pequeña se terminó reforzando y quedándose en su mente cuando conoció a Lara y Rhys. Ellos dos eran personas golpeadas y marcadas por su pasado, aquel pasado que ellos sabían que estaba repleto de errores, esos errores que fueron las consecuencias de no encontrarse en el camino luego de haber perdido los pilares de su existencia, las bases de sus sueños, las razones por las cuales vivían, luego de, en pocas palabras, haberlo perdido todo. Ella supo darse cuenta de eso ya que estuvo exactamente en el mismo lugar que ellos después de perder a sus padres, pero era tan pequeña que nunca llegó a comprender realmente lo que quería para su vida, por eso no sintió el dolor y la angustia de la pérdida hasta que fue lo suficientemente madura como para darle valor a la vida, y cuando aprendió a vivir con sencillez, todo eso se convirtió en arrepentimientos, en recuerdos perdidos que no volverían, en anhelar volver atrás, y haber podido darse cuenta de la importancia de día a día haberlos tenido a su lado, de lo valioso que fue el amor de ellos... Pero sólo era eso, y el «hubiera» no existía, por lo que eso ya no tenía sentido, sólo recordarlos, porque la vida también era demasiado impredecible, y el destino de sus padres no fue la excepción.

 Sin embargo, con Rhys y Lara conoció el verdadero valor de un sueño, ellos peleaban día a día por llegar hasta el final y poder componer todo lo que hicieron mal en el pasado que les hizo creer en ese sueño en primer lugar... En su descubrimiento del valor de la vida se percató de tales sentimientos. A ella le gustaba saber que formaba parte del sueño que ellos anhelaban, y que el amor que se sentían el uno al otro con el tiempo pasó a convertirse también en amor hacia ella, volviéndola una figura central en sus motivaciones, una figura central en sus vidas y en su camino, porque ella ya se había vuelto parte de este también. Al volverse parte de este camino, Leah se volvió su vida, de igual forma.

Lara dejó de lado la culpa que sintió por esos sucesos en su pasado, y se arraigó a ella. Con eso, Leah comprendió que de la misma manera la cual la muerte de sus padres la tenía en vilo entre arrepentimientos y nostalgia, también tuvo en vilo a Lara entre culpa y desprecio. Y no quería que ella se martirizara por algo de lo que nunca tuvo control, incluso luego de tener ese pensamiento en su cabeza, y ella misma haberla lastimado por tal razón. Perdonó a Lara y comenzó a apreciarla cada día más, hasta llegar a verla como la figura materna que le daba ese valor a la sencillez que ella quería para su vida... Y la importancia de tal sentido.

Rhys sabía lo importante que ella era para Lara, y le tomó tanto cariño como a su esposa... Pero Leah notaba una leve diferencia en su forma de actuar con respecto a lo que pudo conocer de Lara. Porque a su esposa lo único que le faltaba era alguien que le dijera que no le guardaba rencor por sus acciones pasadas, ni por todo aquello de lo cual ella se sentía culpable y la estaba hundiendo en la miseria, alguien que encontró en ella, y para hacer valer su perdón, le entregó su amor... Pero Rhys no tenía a esa persona, su deuda no era con ella, y afrontar tal situación tampoco parecía que le afectara tanto como a Lara sí. Nunca pudo divisar sus emociones, o por lo menos entender ese deseo interno que lo hacía avanzar, porque Rhys no paraba, tenía firmes convicciones, y un sueño que lograr... Todo eso, para saldar una deuda, que pareció nunca existir... Pero se negó a creer eso, y vivió seis años esperando conocer la deuda de Rhys... Y ese día llegó cuando conoció a Vlas Windsor.

Vlas Windsor era todo lo contrario a ella, la pérdida que le daba razón a su vida lo había llevado a ese lado que ella veía como lo peor que le podía pasar a una persona... Vlas mostraba una extraña manera de afrontar todo lo que le sucedía, se atribuía todo, fuera lo que fuera, eso también incluía los males de su vida, las tragedias y el sufrimiento, y sólo lo aceptaba, como si fuera lo único que merecía recibir. ¿Qué camino podría seguir una persona con ese pensamiento tan ruin? Él era solo una barca de madera en un mar desenfrenado que lo golpeaba con fuertes olas, en algún momento este se iría a la deriva y terminaría naufragando... Él acabaría de la peor manera. Ella lo vislumbró así y no logró dar con la razón de tal pensamiento. Hasta que Vlas le dejó en claro sus miedos esa noche, y todo se unió en su mente.

No era Lara, ni era Rhys, no sabía si le saldría compartir esperanza con él, o darle la mano para que se alzara en su camino, para que viera más allá que su propio caparazón creado para protegerse del dolor que le causaba lo que él creía que el mundo le quitaba. Ella se vio a sí misma en ese chico, a esa Leah que no comprendía el valor de la vida y que vivía encerrada en arrepentimientos y recuerdos pasados... Y se sintió con el corazón y voluntad necesarios como para enseñarle lo que pudo aprender gracias a ellos, que le mostraron todo lo que un sueño podía significar, englobar y enseñar. Todo lo que un sueño podía salvar, curar o ayudar... Todo lo que un sueño le dio a ella, lo que todavía le daba... Quería darle a él, tal sentimiento de apreciación, que se sintiera vivo... Porque la vida era hermosa... A pesar de todo.

—Gracias Rhys, se siente muy bien que estés orgulloso de mi —con una discreta modestia le agradeció tales palabras. Su rostro ruborizado la delató un poco.

—Siempre lo he estado... Después de todo eres mi hija, es normal que un padre esté orgulloso. —Suavizó su tono de voz, y una sonrisa se dibujó en su rostro.

—Gracias de nuevo, Rhys, gracias por todo... Eres el mejor... Te quiero mucho. —Se volvió hacia él y con una alegría naciente le dio un abrazo.

—De nada, Leah... Yo también te quiero mucho, chica... Ahora ve a descansar, has tenido demasiado trabajo, yo me encargó de él. —Acarició su cabello, y cuando ella se separó de él, señaló a Vlas.

—Lo entiendo... Iré a tomarme un baño y luego una siesta. —Le dio una última mirada a Vlas, y sonrió al darse la vuelta, así enfilando hacia la puerta—. Suerte Rhys... Cuídalo mucho, ¿Sí? —añadió, con su sonrisa dejándose de ver a medida que la pared tapaba la vista de Rhys.

—Lo haré linda. —Rhys inclinó su cabeza y rio lánguidamente—. Lo cuidaré para ti.

 

Al otro día…

 

Fons, Pines, Playa de Pines - 9 de Marzo - Año 526

 

—¿No crees que es muy temprano Rhys? —preguntó Vlas, levantando su mirada.

El sol ni siquiera había salido y la brisa de la madrugada golpeaba su abrigo de cuello alto, estaba hecho de gabardina e incluso con lo largo y grueso que era, el frío comenzaba a infiltrase de todas maneras.

La confusión de Vlas era mucha cuando unas horas antes Rhys se había metido a su cuarto a despertarlo. «No hagas mucho ruido... Leah y Lara deben despertarse temprano hoy». Eso fue lo único que le dijo antes de lanzarle su abrigo para luego pedirle que lo siga hacia fuera de la casa.

Ahí Rhys lo tomó del hombro, y tal como hizo aquella vez en Remia, lo teletransportó con él a otro lugar.

Pines, parecía ser otra de las tantas ciudades de Fons... Mientras caminaban por ella en la noche, Vlas supo distinguir leves diferencias con Ash... Parecía ser un lugar menos poblado, no había tantos edificios, torres o plazas, algunos pocos monumentos aquí y allá, hoteles, tiendas de conveniencia o complejos de apartamentos que sobresalían a la vista... Eso fue la entrada a la ciudad. A lo lejos se veía una inmensa montaña, Vlas juró creer que estaba mucho más lejos de lo que él pensaba, por lo tanto, esta era demasiado alta.

Caminaron hasta llegar a lo que parecía ser el centro, aunque no lo era. Carteles luminosos que identificaban los lugares: «Casino», «Disco», «Hotel», «Cabaret». Vlas rio mirando a sus alrededores, ese lugar desprendía lujuria, vio autos de lujos estacionados en cada entrada, hombres de traje, mujeres bien vestidas y joyas brillantes por doquier, le recordó demasiado al famoso Distrito Neon en Ajax.

Rhys ignoró todo lo que lo rodeaba y sólo siguió su camino con la cabeza en alto, sin desviar su mirada en ningún momento... Cada que pasaba al lado de un grupo de personas estas se quedaban en silencio y ponían sus ojos encima de él apreciando su semblante calmado y sereno... Muchas mujeres hermosas que parecían ejercer la profesión de dama de compañía se le acercaron en su camino también, pero él las ignoraba... Vlas rio algunas veces viendo como ellas sólo se quedaban paradas sin entender muy bien la situación, se disculpó en silencio con ellas, pero Rhys sólo tenía ojos para Lara.

Al fin su camino se acabó cuando llegaron a la playa, inmensa y pacífica, la arena desprendía un tono dorado que brillaba en la noche cuando las luces daban de lleno en ella, la de la orilla estaba húmeda gracias a la parsimoniosa y tranquila marea que subía y bajaba lentamente, el agua era cristalina pero un brillante tono blanco la invadía con el reflejo de la luna... A Vlas le maravilló la vista, le trajo recuerdos... Recuerdos vividos en una playa igual de hermosa en Remia.

Rhys seguía en silencio, cuando llegó al muro que separaba la acera de la arena se quitó sus botas y enrolló su pantalón hasta debajo de sus rodillas para comenzar a caminar por la arena. Vlas se quedó parado dudando si seguirlo, el lugar estaba desierto, sólo estaban ellos dos, sumándole que en esa parte de la nación el verano se estaba alejando y el otoño comenzaba a hacer presencia, junto con él, el frío también.

—No... De hecho yo entrenaba luego de estar semanas sin dormir, esto no es nada —respondió Rhys, parando en la orilla del mar, ahí se quitó su abrigo.

—¿No dormías? —le preguntó Vlas, todavía de lejos. Había desistido a la idea de ir por la arena y lo siguió por un camino hecho de tablas que llegaba hasta la orilla también.

—Digamos que no podía, cuando estás dentro del mundo de la mafia y en plena guerra tienes que estar siempre alerta, nunca sabía cuándo podía ser atacado, por eso no podía dormir tan deliberadamente como cualquier persona, eso me llevo a tener insomnio crónico, no era algo bueno estar meses sin dormir, pero pude superarlo —respondió Rhys, soltando su abrigo. Lo dejó caer en la arena mojada—. Ahora, quítate tu abrigo, quiero enseñarte un par de cosas.

—Pero hace demasiado frío, ¿No crees? —preguntó Vlas, apretando los botones de su abrigo. Una fuerte brisa empezó a soplar de repente y lo convenció todavía más.

—Sí, son las 4:00 a.m y estamos a metros del océano... Supongo que era de esperarse —señaló Rhys, con obviedad—. Vamos Vlas, apúrate, no tenemos todo el día.

—¿Cómo que no tenemos todo el día, Rhys? Todavía faltan veinte horas para que el día termine, es muy temprano para empezar.

—Mira Vlas, si vas a comenzar a quejarte y no te quitas tu abrigo, prometo que lo haré yo y no seré nada cuidadoso... Así que apúrate y sígueme —ordenó Rhys, quitándole importancia a la queja de Vlas. Comenzó a caminar hacia el noreste, alejándose de la orilla.

—Bien, bien, entiendo, espérame, ya te sigo. —Vlas sabía que Rhys cumpliría lo que prometió, así que sin quejarse otra vez, se quitó su abrigo y comenzó a seguirlo rápidamente—. Hace demasiado frío Rhys, ¿A dónde vamos? —preguntó, cruzando sus brazos mientras tiritaba de frío.

 Sin responder, Rhys sólo siguió adelante hasta que un largo camino lo llevó a una cueva y sin muchas dudas entró. Vlas todavía no comprendía que estaba haciendo su hermano, pero antes de que se enojara más, lo siguió hacia adentro. Mirando los alrededores notó cientos de múrcielos volando de un lugar al otro, goteras que caían por los picos de roca negra, la oscuridad invadía el lugar.

—Rhys... Ey, Rhys —lo llamó, pero este no respondía—. Rhys —insistió, más alto.

—Vlas, si no te callas prometo ponerte una cinta en la boca y llevarte así todo el resto del camino, así que por favor, sígueme en silencio. —El tonó de voz de Rhys fue demandante pero a su vez no, de todas maneras hizo eco en la cueva.

—Lo siento. —Vlas se tragó sus quejas, el frío, y sus palabras, al seguir a su hermano en silencio por unos minutos más.

—Llegamos —avisó Rhys, señalando una pequeña entrada a otra cueva.

Bajó su cabeza antes de pasar por el arco que la formaba y entró dejando a Vlas atrás, él vio luz adentro del lugar, así que corrió haciendo lo mismo que su hermano, y cuando entró al lugar sus brillantes ojos verdes quedaron maravillados con lo que veían.

—¿Acaso esos son...?

—Sí, son diamantes —asintió Rhys, acercándose a uno.

Cientos de diamantes repartidos por todo el lugar, saliendo del suelo, del techo, de las paredes, incluso algunos tan inmensos y altos como Vlas o Rhys... Vlas apreciaba sus alrededores con su rostro pasmado y una sonrisa idiota plasmada en él.

—Muchos científicos dicen que es el mineral más duro de la tierra... Conocí esta cueva hace unos años cuando buscaba lugares donde usar mis habilidades que hacían un gran daño en área, llegué a este lugar luego de recorrer todo el área alrededor de la selva que rodea estas ciudades, encontré esta cueva luego de hacer un agujero en un cerro de la cercanía... Entré por arriba —explicó, alzando su dedo hacia el techo—. Y desde ese momento lo he utilizado como base de entrenamiento —señaló, dando algunos pasos por el lugar, frenó y se agachó para tomar un mineral del suelo, y destruirlo al apretar su palma.

—¿Yo tengo que hacer eso? —preguntó, señalando la acción de Rhys, asombrado.

—Exactamente.

—¿Y cómo destruiré el mineral más duro del mundo sólo con mi palma? —Vlas levantó sus hombros buscando una respuesta.

—Modificando el carbono de tu cuerpo quiero que refuerces tu brazo con una capa del metal más duro que puedas formar y destruyas un diamante, obviamente no podrás hacerlo sólo con esa capa, por eso tendrás que sumarle energía para potenciar el golpe... Tienes que hacer esas dos cosas al mismo tiempo, sino puede que tu brazo sea destruido al intentar vencer la dureza del mineral —expresó Rhys, moviendo un inmenso pedazo del mineral hasta posicionarlo frente a Vlas.

—Quizás lo más básico que podría hacer es convertir mi brazo en acero, luego podría intentar con grafeno, tiene una dureza similar al diamante, así la energía que termine usando para potenciar el golpe sea menos para que pueda mantener los átomos así por un tiempo —declaró Vlas, intentando maquinar su cabeza y encontrar algunas posibilidades.

—El carbono es el segundo elemento más abundante en nuestro cuerpo, y el hierro es necesario para las proteínas celulares y hemoproteínas de la sangre... Y el grafeno, ¿Lleva carbono puro, cierto?

—Así es, son átomos de carbono ordenado en un patrón hexagonal, a nivel atómico parece grafito, aunque sea casi transparente, pero su dureza es unas doscientas veces más que el acero.

—No parece algo difícil de lograr, aun así creo que llevaría mucha energía, quisiera probarlo —declaró Rhys, levantando su brazo hasta la altura de su rostro, manipuló sus átomos corporales sin activar su Scire, la energía iba a ser suficiente. Vlas vio su brazo cambiar de forma y luego Rhys cerró el puño para terminar golpeando el mineral gigante frente a ellos y partirlo en mil pedazos—. Este se lo llevaré a Lara, y este a Leah. —Rhys se agachó y comenzó a juntar algunos pedazos del suelo

—Wow, eso sí que es aprender rápido —dijo Vlas, mirándolo sorprendido. Un solo intento y su hermano ya lo había hecho mejor de lo que él lo iba a hacer en años. Nada podía hacer ante el talento de un prodigio.

—Bueno, es tu turno, estaremos aquí hasta que logres romper uno, no nos iremos, traje las cosas suficientes para armar un campamento.

De la nada, Rhys se movió hacia una esquina y se sentó al lado de una caja que parecía haber llevado antes de ir con él... O quizás la había creado en el momento.

—¡¿Qué?! Pero eso me tomará semanas. —Vlas lo miró confundido, notó que Rhys torció sus labios dejando ver una sonrisa traviesa.

—Por eso deberías empezar ahora —rio, sacando algunas galletas de la mochila, las lanzó a su boca antes de ponerse de pie para acercarse a Vlas de nuevo—. A ver Vlas, te daré unos consejos... Primero lo primero, distinguir de qué elemento es cada átomo de tu cuerpo, luego con tu energía manipularlos, y por último, manifestarlos en tu cuerpo o por el espacio, como quieras —señaló su sello, y haciendo un rápido movimiento con su mano elevó una piedra del suelo y le dio otra forma... Un corazón—. ¿Ves? Es mucho más fácil de lo que parece —añadió, sonriente.

—Si es que tú lo dices. —Vlas suspiró y se concentró en su sello—. Lo haré.

 

Dos días después...

 

Fons, Pines, Playa de Pines - 11 de Marzo - Año 526

 

 Sólo dos días habían pasado, pero para Vlas eran meses, aunque sí, había avanzado con respecto a los días anteriores, pero todavía se le hacía difícil destruir un mineral de diamante, aun así ya había llegado hasta el punto de poder rayarlo, sabiendo que algo así sólo se podía lograr con otro diamante, era un gran progreso.

—¿Estás cansado? —preguntó Rhys, acercándosele con naturalidad.

—Sí, un poco, pero me estoy acostumbrando —respondió Vlas, tomando la botella de agua que su hermano le alcanzó luego de pararse a su lado.

—Eso parece. —Sonrió Rhys—. Bueno, es hora de la cena, como ya se nos acabó la comida iremos a un restaurante, ¿Qué dices? —Buscó la confirmación de su hermano.

—Estoy sudado, maloliente y no me he bañado en dos días... Podríamos ir a casa antes, ¿No crees? —respondió Vlas, señalándose a sí mismo luego de jalar un poco su ropa... Empapada de sudor.

—Eso se puede arreglar —dijo Rhys, dándole un leve toque en la cabeza con su dedo índice. Tal toque lo dejó como nuevo.

—¿Cómo hiciste eso? —preguntó Vlas sorprendido, dándose cuenta que incluso tenía ropa diferente.

—¿Realmente me lo estás preguntando? Acabas de hacer que tu brazo se convierta en acero y me preguntas como hice para arreglar tu ropa, estás lento, Vlas —rio Rhys, señalando su cabeza.

—Bueno, estoy cansado, no puedo pensar con claridad, ¿A dónde iremos? —preguntó, dando unos pasos detrás de Rhys luego de que este comenzara a caminar por su parte.

—No lo sé, ¿Qué quieres comer?

—Emm... Pizza quizás. 

—Okey, vamos a comer pizza entonces. —Rhys saltó hacia la cima del lugar donde estaban, no había mentido la vez que dijo que era un cerro... La ciudad entera se veía desde ahí—. Desde aquí veo algunas pizzerías... Vamos, pasaremos por algunas y compraremos una de cada una, luego de comerlas haremos una clasificación de peor a mejor para que cuando algún día volvamos sepamos a dónde ir directamente.

Vlas lo miró varias veces a medida que hablaba, y lo notó entusiasmado. Incluso teniendo veintiocho años su hermano todavía tenía actitudes algo infantiles y le gustaba divertirse, quizás a causa de que su infancia le fue robada años atrás, ya que él siempre fue criado para ser un adulto, no pudo vivir como un chico normal entre tantas responsabilidades que nunca pidió. Por eso, probablemente en la actualidad, que no tenía esas obligaciones y por fin vivía en paz se dedicaba a hacer todas las cosas que antes no podía... A Vlas le gustaba que él fuera así, no tenía forma de quejarse de su hermano, él tampoco pudo pasar el suficiente tiempo con él y divertirse juntos, así que sólo lo seguía en sus locuras, la inmensa mente de Rhys era maravillosa, y sabía que jamás se aburriría a su lado.

 

Unas horas después…

 

—Comer comida enlatada por dos días se siente bien sólo si luego comemos pizza, deberíamos hacerlo más seguido —rio Vlas, lanzándose lentamente hacia atrás. Apoyó sus manos en la arena antes de que su espalda lo hiciera, y elevó su rostro hacia el cielo hasta ver la inmensa luna sobre ellos.

—La verdad que no es mala idea... Aun así, primero debes romper ese diamante, luego sí podemos comer todo lo que quieras —respondió Rhys, caminando hacia él, y se sentó a su lado al llegar a la arena—. Wow, desde aquí se ven muy hermosas las estrellas —agregó, encantado con la vista.

—Sí... Es verdad —respondió Vlas, con una suave voz. ¿Melancolía?—. Me recuerda a Zenda. —Ese ambiente y perspectiva siempre lo ponían feliz, y automáticamente sonreía como un tonto.

—Ya veo, así que por eso pasabas casi todas las noches en esa montaña del valle de Ash... Ibas a ver las estrellas, ¿Cierto? —Rhys se dio cuenta que había dado en el clavo cuando lo escuchó lanzar una risa.

—Me descubriste —respondió Vlas sacudiendo un poco su cabeza—. Eso era lo único que podía hacerme no sentir vacío, sentía que ella estaba ahí, conmigo, tomándome la mano para que no me sintiera solo... Aunque realmente sabía que no era así... De igual manera ya pude superar ese bache... Nunca me di cuenta que la respuesta estaba frente a mis ojos, creo que si no hubiera sido por Leah todavía seguiría yendo a ese lugar a esperar una señal del universo.

Con esa reflexión emergiendo de su hermano, Rhys lo miró con cierta honra y placidez por lo sucedido con él.

Vaya imagen la que tenía a su lado en ese momento, vencer los demonios internos de uno mismo era un camino satisfactorio e ideal, él lo sabía más que nadie, por eso su hermano le estremecía tanto los sentimientos, porque la simple idea de que haya tomado el otro camino se había vuelto su mayor miedo en aquel momento... Tuvo suerte, y un poco de ayuda externa, para que al final se desvaneciera al verlo superarse a sí mismo. 

—¿Fue ese mismo día el cual me pediste permiso para que ella te entrenara?

—Así es, fue esa misma noche luego de la fiesta de cumpleaños de Kit... Cuando llegamos a casa le pedí que se quedara en mi habitación, y dormimos juntos... No fue nada fuera de lugar, Rhys, tú me entiendes, necesitaba un empujón para no derrumbarme totalmente... Y ella me lo dio, fue tan empática y comprensiva conmigo, me habló con ternura y cuidado, ¿Sabes? Como una madre consolando a su hijo... Que haya sido Leah quien me ayudó me hizo querer que fuera ella quien tuviera el honor de verme crecer día a día, por eso le pedí su tiempo y ayuda para que me entrenara... Creo que después de todo... Salió bien.

Su risa cesó, pero esta vez se convirtió en armonía recordando lo suave y cálida que se sintió la mano de Leah aquella vez, tampoco olvidó esa frase que lo hizo replantearse sus sentimientos en primer lugar, y el anhelo de vivir ese sueño: «Siempre que me necesites estaré ahí».

—Todos necesitamos un empujón, Vlas... Yo también lo tuve de parte de Lara, luego de verte y sentirte inservible por mucho tiempo que venga una persona a darte esa confianza y valor que necesitas todo se voltea, te pones a reflexionar y entiendes la gran equivocación que tienes... Pero eso no quita que igualmente hayas puesto de tu parte, aceptar tus errores es de alguien fuerte y valiente también... Por eso creo incluso con la ayuda de Leah, nada de esto hubiera sucedido si tú no te dabas cuenta de tu lugar en ese momento... Así que todo esto es un logro tuyo también.

Rhys acercó su mano y revolvió el cabello de su hermano, con sus ojos mirándolo con gran estima.

—Gracias Rhys... ¿Sabes? Ahora que lo recuerdo, quisiera pedirte un favor.

—¿Sí? ¿Qué tipo de favor? —preguntó Rhys, con curiosidad.

—En tres días quisiera ir a Remia —respondió, y notó toda la atención de Rhys se volcó a su pedido.

—¿A Remia? —preguntó, esta vez con más confusión que curiosidad.

—Sí, sé que suena a una locura, pero es importante... El 14 de Marzo es el cumpleaños de Zenda y Kora, quisiera al menos darle un regalo a Kora y visitar la tumba de Zenda... Serían sólo unos minutos, para poder dejarle algunas flores y unas palabras.

—Ya veo... 14 de Marzo, así que son mayores tú. —Sonrió, cayendo en cuenta.

—Ja, sabía que te fijarías en eso... Y si, son mayores que yo, aunque sólo por dos meses.

—Lara también es mayor que yo, casi dos años para ser más exactos.

—Oh, cierto, ella me dijo que tenía treinta años, así que te gustan las más chicas más grandes... No me lo esperaba de ti —bromeó Vlas, empujando del hombro a su hermano.

—Ni yo de ti, Vlas... No sé si recuerdas que Leah tiene dieciocho —respondió Rhys, riendo en adición a su hermano—. Con respecto a lo de ir a Remia, puedo ayudarte, si usamos la teletransportación podríamos ir y volver en menos de una hora —añadió

—¿Realmente serías capaz? —preguntó Vlas, con sus ojos comenzando a brillar, y una ilusión incipiente.

—Sí, supuse que algo así sucedería algún día, por eso puse un sello en el cementerio el día de su funeral, así que será pan comido.

—Me salvaste, Rhys... Gracias sabía que podía confiar en ti —Vlas suspiró.

—Siempre que pueda ayudarte lo haré, ¿Alguna otra ayuda más?

—Sí... No sé qué puedo regalarle a Kora, todos los años elegía el regalo con Zenda, pero esta vez me toca a mí solo, y no soy muy bueno haciéndolo.

—Hmm, entiendo, algún pendiente, brazalete o collar, algún libro que le guste... Ya sé, un tablero de ajedrez de oro... Podríamos hacer que las fichas sean de oro blanco y de oro...

Comenzó a emocionarse con la idea cuando las palabras de Vlas lo bajaron a tierra.

—No creo que eso funcione, Rhys, son cosas que ya le regalé, menos lo del tablero, creo que ya debe tener muchos tableros en su casa —lo interrumpió Vlas, mirándolo con júbilo y una sonrisa.

—Cortaste mi inspiración, era una muy buena idea lo del tablero... Creo que la guardaré para otro momento —dijo, levantando su rostro. Comenzando a pensar de nuevo—. A ver, quieres regalarle algo único y original a su vez... Ya sé. —Saltó de su lugar con emoción, y miró a Vlas con suspenso.

—¿Si?

—¿Que tal una figura de ella hecha de diamante? No tiene que ser muy grande, unos veinte centímetros quizás —dijo, dejando ver una leve jactancia de su brillante idea.

—Emm... Puede ser, de hecho no lo había pensado... Y ahora que lo dices, podemos usar los que están en la cueva.

La idea de Rhys por más extravagante que fuera, le gustó, no parecía ser algo que se regalara seguido, y con lo importante que era este primer cumpleaños para Kora, sintió que era lo mínimo que podía hacer para ella.

—Exacto, y eso me dio otra idea.

—¿Cuál?

—Tienes que romper ese diamante para dentro de tres días... Necesitas esos fragmentos, ¿Cierto?

—Sí, claro, los necesito, pero no es necesario que lo rompa para ese momento, puedo usar cualquiera de los que están en la cueva.

—No, no, no, estás equivocado, esos son los míos, tú tienes que conseguirte los tuyos.

—Pero Rhys, eso no es justo —protestó, poniéndose de pie, casi logrando seguirle el paso a su hermano que había comenzado a caminar por la arena del borde de la marea.

—Sí lo es, si quieres un regalo para Kora deberás romper ese diamante, ¿Aceptas mi propuesta?

—Es que realmente me gustó la idea... Entonces acepto, no tengo otra opción. —Vlas cedió ante la disyuntiva que su hermano le había plasmado.

—Entendido, mañana tienes que despertarte 5:00 a.m para comenzar, quiero que practiques diez horas seguidas, luego harás lo mismo hasta el día del cumpleaños... Si para las 3:00 p.m de ese día no rompiste el diamante tendrás que comprarle otra cosa... Así que ahora ve a descansar, tienes mucho que hacer mañana.

—Sí, Rhys, lo entiendo... Veremos que sucede.

 

Tres días después...

 

Remia, Crystel, Cementerio de Crystel - 14 de Marzo - Año 526

 

—Qué extraño, son las 5:00 p.m y ni siquiera se ve rastro de Kora —dijo Vlas, se encontraba sentado en el techo de una alta capilla ubicada en el centro del cementerio, viendo hacia la tumba de Zenda.

A duras penas había logrado romper el diamante para las 2:00 p.m de ese día, luego de haber hecho eso Rhys le dio la forma deseada por Vlas al mineral con su energía, y lo guardó en una caja de madera de roble. Para las 2:30 p.m ya se encontraban en Remia... Vlas estuvo algunos minutos en la tumba de Zenda sentado mientras Rhys lo miraba de lejos, había decidido dejarlo solo por unos momentos para que desahogara sus sentimientos, quizás eso terminaría por ayudarlo. Cuando Vlas terminó, dejó la caja al lado de la lápida, y se alejó con Rhys hasta pararse en el techo de la capilla del cementerio, ahí, escondidos tras la cúpula de cristal, esperaron cerca de dos horas a que Kora llegara.

—Quizás vinieron esta mañana, después de todo llegamos bastante tarde —supuso Rhys, a su lado.

—No, ahí está. —Vlas sacudió el hombro de su hermano al divisar de su presencia—. ¿La ves? —preguntó, señalándola a lo lejos.

—También están sus padres —respondió Rhys, ampliando su vista hasta el lugar.

—Era obvio que vendrían juntos.

—Shh, quiero ver su reacción —insistió Rhys, y ambos quedaron en silencio

 

Mientras tanto...

 

—Parece que hoy fue un día muy concurrido aquí —manifestó Kora, notando la cantidad de flores que había en la tumba de su hermana.

—Muchas personas recordaron su cumpleaños —respondió su madre, acercándose ella, con suavidad le apoyó la mano en el hombro.

—Sí... Eso parece —dijo Kora, distinguiendo una caja al lado del nombre de Zenda, y unas hermosas rosas blancas. ¿Rosas blancas? Había visto eso antes—. ¿Qué es esto? —preguntó, agachándose hasta tomarla en sus manos.

—Parece una caja —contestó su padre, intentando ver por encima de ella.

—Sí, es de madera —respondió Kora, apreciándola.

Era grande y pesada, tuvo que agarrarla con ambas manos. Era de roble y tenía ciertos relieves que se notaban al tacto. Al darle vuelta vislumbró tres símbolos en la parte de abajo, los reconoció fácilmente cuando prestó un poco de atención: Un Ave Fénix, una reina de ajedrez, y una corona... Sus sospechas eran ciertas. 

—Tiene algo escrito en la tapa... ¿Qué dice? —preguntó su padre, cuando su hija volteó la caja de nuevo.

—Sólo tiene la fecha de hoy, o de nuestro cumpleaños, no hay un año —respondió, corriendo el gancho de la cerradura y abriéndola con cuidado—. No... —apenas pudo decir cuando lo que vio dentro ahogó sus suspiros... Sin poder creerlo.

—¿Qué tiene ade...? —Su madre paró cuando pudo ver lo que había dentro de la caja—. Kora, es hermoso —dijo, encantada.

 Dentro de la caja había una estatuilla hecha de diamante que brillaba y reflejaba el rostro de Kora cuando esta se acercó a mirarla más de cerca. La figura estaba tallada en base a una foto que Vlas tenía, en ella se veía a Vlas, Zenda y Kora de niños, si mal no recordaba, esa foto se la sacaron en el cumpleaños número ocho de Zenda... De eso se trataban los símbolos que tenía la caja, eran una señal... Sumado al regalo había una nota.

 «Aunque pasen mil años jamás las olvidaré, las extraño mucho... Feliz cumpleaños Zenda y Kora - Vlas»

 Kora, sin palabras, notó como lágrimas de emoción corrían por su rostro, se tapó su boca no dejando salir sus sollozos... Era él, él había dejado ese regalo, no se había olvidado de ese día. Desde ese día en el que partió y la dejó en Remia no había sabido nada de él, por más de nueve meses, pero con tan solo ese detalle supo que él estaba bien, y más que el regalo, le emocionó la idea de que Vlas estuviera a salvo.

Por instinto, volteó, dirigiendo su mirada hacia el norte, y ahí lo vio... Vio a Vlas en la cima de una cúpula de cristal mirándola con una sonrisa, ella le respondió con otra sonrisa, tan cálida como la tarde... Hasta que lo vio desaparecer con el último esfuerzo de la brisa de la tarde.

—Gracias Vlas.

Fueron las últimas palabras que salieron de sus labios, antes de que la figura de él ya no se viera más.


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