Remia, Crystel, Residencia Windsor - 23 de Junio - Año 525
—¿Quién eres?
Vlas no se dio la vuelta. No conocía esa voz y tenía una extraña sensación azotando su cuerpo. No eran nervios ni miedo, quizás inseguridad. Él sabía su nombro, lo conocía, o al menos intuía quien era... Pero, no había nadie cuando salió, ¿De dónde apareció?
—Si tan solo te dieras vuelta y me vieras podrías saberlo —respondió él.
Vlas decidió hacerlo, llevándose una sorpresa cuando quedo frente a frente al desconocido, era un total extraño... Pero su persona se le hacía conocido, sin sentido. Era un hombre joven, probablemente apenas superaba los veinte años, era más alto que él, por lógica debería medir más de ciento ochenta centímetros, tenía una tez clara, más que la suya, y unos ojos verdes brillantes que le recordaban a los de su familia. Estaba vestido con un traje de lino gris, y llevaba un sombrero fedora del mismo color. No recordaba conocerlo de algún otro lugar, ni tampoco haber escuchado su voz antes, ni siquiera una idea hipotética pasó por su cabeza. Y ese acento... Seguramente era extranjero... De Fons quizás.
—Parece ser que sigues sin saber quién soy, ¿O me equivoco? —preguntó el hombre, quitándose el sombrero, y dejando lucir su cabello rubio, este era lacio, y estaba peinado hacia atrás.
—De hecho, sí... No sé quién eres, lo siento —respondió Vlas—. Pero parece ser que tú si sabes quién soy yo —agregó mirando fijamente al hombre.
—Me llamo Cole Vernom, vengo de Fons, mucho gusto, príncipe Vlas —saludo, haciendo una especie reverencia.
—No sé cómo se saluda en Fons, pero aquí usamos lo típico —indicó Vlas, estirando su mano.
—Oh, parece que tenemos las mismas costumbres... Creí que al tú ser de la realeza debía ser más respetuoso —explicó Cole, esta vez estirando la mano.
No llegó a la de Vlas. Este la alejó rápidamente, ya que apenas bajar su mirada, para apreciar la del extraño, divisó el guante que Cole llevaba puesto... Y reconoció ese dibujo que este tenía.
—Espera... —dijo Vlas bajando su mano, la ocultó detrás suyo—. ¿Por qué tienes ese sello en tu guante? —preguntó, y la desconfianza lo invadió. No quiso ni siquiera alzar su mirada.
—Oh, ¿Este? —preguntó Cole, apreciando su guante—. Es algo así como... Un adicional a mi poder —agregó, levantando su mirada primero, y en ese exacto momento esbozó una extraña sagaz sonrisa.
—¿Quién eres? —Vlas se alejó lentamente del joven, cuando una sensación de espanto invadió su cuerpo.
Sólo con ver su mirada, y esa sonrisa, Vlas entendió que ese tipo que estaba frente a él no era nada amigable, y su presencia era temible. Era la primera vez que sentía una fuerza tan imponente como la de ese hombre. Exceptuando quizás aquella vez de Rhys en el muelle.
—Eso no es importante ahora. —Cole comenzó a caminar en dirección a Vlas.
Vlas instintivamente se puso en posición de ataque sabiendo que en cualquier momento sería necesario usar la fuerza. Aunque... ¿Por qué estaba tan seguro de saber que no iba a ser suficiente?
Sus sospechas eran ciertas, y sin que pudiera prepararse, en tan solo un segundo, Cole apareció frente a él con una velocidad inhumana. Le recordó a ese movimiento de Rhys cuando asesinó a esos tipos.
«¡¿Qué?!». La mente de Vlas reaccionó antes que su cuerpo, pero no pudo ayudarlo a esquivar ese puñetazo que ya había impactado en su rostro. Vlas salió disparado. La de Cole era una fuerza inmensa.
—Aquí estoy —dijo Cole, apareciéndose detrás suyo, y sin que este tuviera tiempo de reaccionar, una patada en la espalda hizo estrellarlo contra el suelo.
—¿Qu...? ¿Qué...? ¿Qué carajo eres? —preguntó Vlas, intentando pararse sin éxito. Todo su cuerpo estaba dormido, no sentía nada más que dolor, y todo sea veía borroso. Lo invadía una sensación de sentirse aplastado, como si tuviera una pesa de una tonelada encima de su cuerpo.
—No eres rival para alguien como yo, Vlas Windsor —aseguró, Cole agachándose al lado de Vlas—. Ni siquiera pudiste defenderte de mis golpes más débiles... Eres un fracaso —agregó, y en su risa se reflejó su arrogancia, y creencia de superioridad.
—Muérete —maldijo Vlas, entre dientes. Se sentía enojado e impotente, tales sentimientos recorrían su cuerpo sin freno, y lo llenaban de frustración. No podía moverse y el tipo a su lado sólo se reía cada vez más alto, irritándolo más y más.
—¿Qué? Lo siento pero no escuché —preguntó Cole, hundiendo la cabeza de Vlas contra el asfalto.
El grito de dolor Vlas sonó sordo, pero fue tan fuerte que incluso destrozó su garganta.
—Eso fue solo el calentamiento, apenas estoy comenzando a divertirme —rio de nuevo, levantando a Vlas del pavimento.
Este no podía pararse, sus piernas no respondían, y cayó al suelo otra vez apenas Cole lo soltó.
—Rhys... Por favor...
Fue lo último que pudo decir antes de perder el conocimiento.
—No, ¿En serio? Quería seguir divirtiéndome contigo —protestó, notando que Vlas se había desmayado—. Bueno, supongo que tendré que despertarte a la fuerza —agregó, al alzarlo de nuevo, y dirigiendo otro puñetazo a su rostro.
Sin éxito siguió golpeando a un Vlas inconsciente, y cada vez más destrozado. Puñetazos, patadas, rodillazos, fueron tantos golpes que el chico Windsor había quedado irreconocible de la cantidad de sangre que había en su rostro.
—Pensé que nuestro encuentro sería más entretenido, príncipe. —Cole miró el cuerpo de Vlas yaciendo sobre el charco de su sangre, con desprecio. Y cuando estuvo a punto de asestar el golpe final en el chico, su cuerpo se paralizó. Intentó revertir ese bloqueo con su poder, pero su energía también había sido bloqueada.
—¡Quieto ahí!
Se escuchó una voz detrás de él... Era demasiado conocida. E imponente.
—Maldita sea, no puedo salir de la parálisis. —Comenzó a desesperarse, sabiendo lo que se le estaba por venir encima. No midió las consecuencias al atacar. Pero tampoco pensaba arrepentirse.
—¡Ahora, Leah! —gritó Rhys.
Leah apareció frente a Cole, ellos cruzaron miradas, ella no le hizo demasiado caso, sólo se acercó al cuerpo de Vlas y lo levantó en sus brazos. Cuando Cole pensó en poder moverse, ella desapareció de su vista, y a esta, la invadió otra imagen.
—Ya veo... Eres tú —aseguró Cole, ese espacio no permitía ver con claridad quien era esa persona que se había parado frente suyo... Pero al alzar la vista, logró hacerlo... Y cómo no... Ahí estaba Rhys Windsor.
—¿Qué haces parado? —preguntó Rhys, su mirada era penetrante, intensa. Cole notó que tenía activado ese poder que lo hacía invencible cuando vio brillar el intenso color fucsia de sus ojos—. De rodillas... Basura. —Impuso su orden con poderío, y Cole cayó de rodillas.
Cole sabía que no podía hacer nada ante la influencia de Rhys... Era un nivel superior, un nivel al cual él nunca llegaría.
—Sigues teniendo el mismo instinto asesino de siempre... Hermano —aseguró Cole, y se permitió dibujar una odiosa sonrisa en su rostro.
—Ja... ¿Y tienes el tupé de hacerlo? Eres la última persona que puede llamarme así, Cole... Tú no eres mi sangre. —Alzó su mano frente a él, mostrando su Scire, brillando. Y con su mano libre, sacó su espada del sello—. ¿Puedo matarte ahora? ¿O quieres decir tus últimas palabras? —preguntó, apoyando el filo en el cuello de Cole.
—No te atreverías —insinuó Cole.
Intentó ocultarlo, pero el miedo sólo se acrecentó más al sentir el frío de la hoja metálica sobre su garganta, amenazando con su vida. Comenzó a temblar.
—Mírate, temblando... El líder de la organización criminal más grande del mundo temblando frente a un simple «asesino», si estuviera en tu lugar no sentiría más que vergüenza.
La burla de Rhys hacia Cole lo hizo alzarse con un tono soberbio, sin dejar de mostrar su influencia y superioridad en él.
—¿Qué te hace creer que tengo miedo? —preguntó Cole, con el orgullo más alto que su miedo.
—Que no puedes moverte, por ejemplo —Rhys señaló—. Desactivé mi técnica cuando te arrodillaste, que no te puedas mover es consecuencia directa de que estés aterrado... Vaya que me tienes miedo, «hermano». —Rhys comenzó a reírse, al apuntarlo con su espada luego de quitarla de su cuello.
Cole no podía moverse, y también sentía miedo. Estaba frente a Rhys, él más que nadie sabía el monstruo en el que se convertía su hermano cuando se dejaba llevar por sus instintos, cada una de las personas que alguna vez vieron a Rhys en acción sabían que nunca debían meterse con él, o acabarían en la misma situación que él estaba en ese momento.
—Espero esto te sirva de escarmiento. —Rhys apenas movió su espada. Con un golpe limpio, la decapitación fue hecha.
El cuerpo de Cole cayó y el lugar se llenó de sangre. Rhys quedó empapado de la cantidad de sangre que salía de su cabeza, viendo como rodaba hacia su pie.
—Lo sabía —aseguró apreciando como el cuerpo comenzaba a cambiar de forma—. Sabía que no eras más que un clon —agregó, cuando lo único que quedó frente a él fue una extraña figura que no parecía tener forma alguna.
—Parece ser que tenías razón, no era el verdadero —habló Kit, acercándose a la escena.
—Cole no es tonto, quería probar las habilidades de Vlas, pero también sabía que yo estaba cerca, encontró el mejor momento para hacer presencia y utilizó esta técnica para no correr ningún riesgo —explicó Rhys agachándose frente al «cadáver»—. Así que clonación... Ha evolucionado mucho en su poder... Esto no es una técnica fácil de llevar a cabo—dijo.
Apoyó su mano sobre eso que estaba frente a él. Su sello activado hizo que eso se envolviera de su energía, y en un segundo, desapareció.
—Hace tiempo que no usabas esa habilidad —indicó Kit, notando que había usado la desintegración.
—Es mejor no dejar ningún rastro de lo que sucedió —dijo Rhys poniéndose de pie, y luego de buscar en su bolsillo se colocó sus lentes de contacto otra vez—. No es momento para preocuparse por estos imbéciles, ya me encargaré de ellos en su debido momento, mejor vayamos hacia el apartamento de Lara, ahí están Mya y Leah... Ella se llevó a Vlas ahí —agregó, y con su teletransportación, se llevó a Kit con él. Desapareciendo ambos del lugar.
Mientras tanto...
Remia, Crystel, Apartamento «104» - 23 de Junio - Año 525
—¿Tú dices que está bien que esté aquí? —preguntó Mya, recostada en la pared de la habitación, a unos metros de la cama donde Vlas se encontraba.
—Rhys me lo pidió —respondió Leah, mientras curaba las heridas de Vlas—. Estaba muy enojado, nunca lo vi en ese estado, me dio algo de miedo... Quién sabe que habrá hecho con él —añadió, algo preocupada
—Comprensible, es su hermano, sabemos lo grandes que son sus sentimientos hacia él, y además fue golpeado casi hasta la muerte por una persona que Rhys odia demasiado... Era de esperarse lo que terminaría por suceder —explicó Mya, moviendo su cabeza de un lado al otro, con obviedad.
—Vi los ojos de ese chico, sabes... En su mirada no se apreciaba nada de maldad —comentó Leah.
—Obviamente no es malo, sólo es un imbécil que se deja manipular por el padre de Rhys... Hay muchos así —replicó Mya.
—Mira como lo dejaron al pobre —dijo, al pasar un paño que limpió la sangre del rostro de Vlas, ahí pudo apreciarlo mejor, no estaba tan herido, aun así, el paño húmedo que antes había sido blanco se había vuelto totalmente rojo gracias a la cantidad de sangre que había absorbido.
—¿Todavía respira? —preguntó Mya, acercándose a ella, y rodeó la cama de Vlas. Inclinó un poco su rostro hacia el de él, contemplándolo con miramiento.
—Sí, parece ser que tiene una gran resistencia, ningún humano normal hubiera aguantado esa paliza —respondió Leah, comenzando a lavar su cabello. El agua que se volvió roja le quitó el tono oscuro que la sangre le había dejado a sus mechones castaño claro.
—Es tan guapo, ¿Cierto? —preguntó Mya, con una sonrisa—. Ya te lo dije, no tanto como su hermano, obviamente, pero aun así es muy agraciado... Encima con todas esas heridas parece más rudo —agregó, mirándolo fijamente.
Si él fuera tan solo una cuarta parte similar a Rhys, ella podría enamorarse suyo, pero parecía demasiado pequeño para ella, quizás estaría por la edad de Leah o hasta menos, tendría que confirmarlo con Rhys. Además de eso, ella ya tenía su atención fijada en otra persona.
—Creo que no es momento para que nos fijemos en eso, Mya —dijo Leah, uniéndose a su amiga al posar su mirada sobre el chico también.
No tenía el pensamiento de Mya en su cabeza en ese momento, se había concentrado en dejarlo un poco más reconocible, no le gustó verlo en ese estado, y curarlo era lo menos que podía hacer. Pero cuando ella sacó el tema no pudo evitar hacerlo, y así como lo hizo desde el primer día en el que lo vio, al apreciar el atractivo de Vlas, supo que lo que Mya decía era cierto, Vlas era muy lindo.
Al conocer a su madre, y a Rhys. Ella supo que ese atractivo venía de familia. Clio era una mujer hermosa, y saltaba a la vista que Rhys y Vlas tomaron la mayoría de las características físicas de ella, como su cabello castaño claro y sus ojos verdes, tanto como esas facciones finas y delicadas que le daban cierta calidez a sus rostros. Ella también alguna vez logró ver una foto del hermano de ellos, Demian. Él no era parecido a ellos, aunque en esa foto se notaba a kilómetros que el niño era un ángel, Clio era joven, y Rhys un adolescente. Ella asumió que Vlas era un bebé en ese tiempo y por esa razón no salió en la foto. En esa foto se podía apreciar la diferencia de Demian en cuanto a su madre y hermanos. Él tenía el pelo negro, y los ojos plateados, era todo lo contrario a los Windsor, aunque con ese rostro tan tierno se podía divisar de igual manera que eran hermanos. Ella nunca supo por qué Demian era tan distinto a ellos... Hasta que conoció a Rygal, el padre de los chicos y esposo de Clio, y se percató de donde había sacado Demian esa apariencia... Era el vivo reflejo de su padre. Él era un hombro guapo, comprendía el pensamiento de Clio al casarse con él, ya que sabiendo que, por lo visto, él era una mala persona, no había muchas cosas que la hayan podido hacer enamorar... O tal vez estaba asumiendo cosas sin saber... Y en el pasado... Él fue un buen hombre.
Mya advirtió su reacción, y se dio cuenta de la leve sonrisa dibujada en su rostro. Eso le dio una gran idea. Leah nunca había tenido novio, ni habían hablado de algún chico que le gustara, pero la chica no era tampoco un muro de hielo, y dejaba ver muchas de sus emociones, además, al ser amigas, le contaba siempre lo que sentía, con ella nunca se ocultaba. Por eso se percató al instante que le interesaba Vlas, más allá de su persona, o de una amistad... No podía asegurar que la veía enamorada, aunque tal vez podía decir que era el comienzo de un enamoramiento adolescente.
—Dices eso pero no puedes sacarle el ojo de encima —indicó Mya—. Parece que el menor de los Windsor te cautivó, Leah —agregó, entre risas.
—Ey, no es así, sólo estoy viendo que no tenga más heridas, además de que es el hermano de mi padre adoptivo... Y está enamorado de otra chica... Tampoco es mi tipo —protestó Leah, tornándose sonrojada.
«Tampoco es mi tipo», se repitió para sí misma.
—Volvimos —avisó Kit, y al entrar a la habitación, hizo que la conversación de las chicas se viera interrumpida—. ¡Wow! —Paró apenas ver a Vlas—. Lo dejaron destrozado, no parece que haya podido siquiera defenderse.
—Vlas no tiene ninguna oportunidad contra alguien que pueda controlar Energía del Alma, y menos contra alguien como Cole, que llegó a pelear conmigo y salir con vida, en ese momento ni siquiera tenía su Scire, ahora que lo tiene probablemente es extremadamente más fuerte que en esos años —explicó Rhys, enfilando hacia el lado de su hermano—. Gracias por esto, linda... Déjame encargarme de lo demás —le dijo a Leah.
—Está bien... No es nada, Rhys. —Ella se fue un poco hacia atrás, llevándose consigo lo que había usado para curar a Vlas.
Rhys colocó su mano derecha sobre el rostro de su hermano, repleto de heridas, agradeció que Leah hubiera hecho lo posible para que no pareciera tan destrozado, verlo de tal manera lo ponía furioso, con Cole, y con él mismo por haberlo dejado desamparado, sin protección ante Cole.
Activó su sello, y rápidamente las heridas de Vlas comenzaron a cicatrizar, y su rostro se volvió más reconocible que antes. Aunque él todavía no despertaba.
—¿Usaste el Possessionem? —preguntó Mya.
—Sí, aunque no pude usar su propia Energía del Alma, parece que realmente me es imposible controlar a alguien de mi sangre sin mis Rexyss, aunque este no pueda controlar su energía aun —explicó Rhys, desactivando su Scire, y volviéndose a ellos. Los chicos sólo lo miraban a él.
—¿Tiene Energía del Alma? —preguntó Leah.
—Sí, toda mi familia de hecho, Demian también tenía pero no sabía usarla, al igual que Vlas —respondió Rhys.
—Por cierto, ¿Cuántos años tiene Vlas, Rhys? —Mya hizo la pregunta de la cual venía anhelando respuesta.
—Realmente no recuerdo muy bien, pero cada uno nos llevábamos seis años, sólo tienes que hacer la resta.
—¿En serio no sabes la edad de tu hermano? —Mya no pudo aguantar la risa.
—Dieciséis años, esa es su edad —Rhys recordó—. Lo dejé de ver cuando tenía seis, y han pasado casi diez años desde ese momento.
—¿Qué? —preguntó Kit, sorprendido—. Es muy joven —aseguró.
—Ciertamente, yo tampoco podía creer lo mucho que había crecido cuando lo vi de nuevo —respondió Rhys. acercándose hacia la mesa. Sacó la jarra de la cafetera y se sirvió una taza de café—. Aun así, parece que por más que Cole lo haya apaleado, sus heridas no fueron las mismas que las que tendría alguien normal golpeado de esa forma, es extraño saber que pudo haber una posibilidad de que haya activado su Energía del Alma.
—Un golpe en el corazón —adhirió Kit.
—Así es... Probablemente ya es capaz de controlarla, solo necesita el entrenamiento adecuado —aseguró Rhys, tomando algunos sorbos de su taza.
—¿Por qué volvió? —preguntó Mya, refiriéndose a Cole.
—Rygal... Él lo llamó... Parece ser que quiere tener todo controlado hasta que llegue el día del séptimo impacto.
—¿No tendrá algo que ver con la condición de tu familia? —preguntó Mya—. Por lo que entendí cuando nos explicaste tu Possessionem, es que su sangre es tan especial en torno a su energía, que están conectados a través de una sola línea, por eso las únicas personas que pueden revertirla son los integrantes de tu familia... Quizás como saben que ellos son los únicos capaces de no ser afectados piensan atacarte... No lo sé, es solo una suposición —agregó.
—No, eso es imposible, aunque no sean afectados por mi Possessionem son inferiores a mí en todo lo demás, sin contar los Rexyss... No hay posibilidad de que arriesguen su vida de esa manera —dijo Rhys, con gran seguridad.
—¿Eh? ¿Sólo los integrantes de tu familia pueden evitar el Possessionem? Ya veo, de esa manera fue como te diste cuenta que el Cole que atacó a Vlas era un clon, ¿Cierto? —Kit intentó deducir.
—En realidad no, usó mis Rexyss en él, también me di cuenta de que era un clon a través de estos —respondió Rhys, despejando las dudas de Kit.
—Oh, claro.
—Eso todavía no explica la razón de la razón por la cual tu energía tiene ese vínculo especial con los integrantes de tu familia —manifestó Mya.
—No la explico porque no la sé, ni siquiera sé bajo qué lógica se encuentra ese tipo de unión especial que tenemos los integrantes de la familia Di Rem... Ya que con mamá, o los miembros del clan Windsor no sucede... Aunque realmente creo que no somos todos... Más bien mi padre y yo, somos las dos caras de una misma moneda, siento que incluso nos necesitamos el uno al otro para seguir adelante... Es extraño, es muy extraño, pero eso no quita que me dé interés a su vez —explicó Rhys. Mya, Kit y Leah lo miraban atentamente.
—¿Tú no sabes nada más sobre tu padre? Más allá de que es tu padre y su poder —Leah preguntó.
—No mucho, algunas cosas de su pasado que mamá dejó ver cuando hablaba conmigo sobre él, como la relación que tenía con su madre y su padre, o lo distinto que era antes de mi nacimiento comparado con ahora... Incluso el amor que llegó a demostrar hacia mamá, pero todo eso desapareció luego de la muerte de su padre, hace veintiocho años —respondió Rhys, vaciando su taza y dejándola sobre la mesa.
«Al parecer no me equivoqué», pensó Leah confirmando ese pensamiento que tuvo sobre el padre de Rhys momentos atrás.
—Espera... ¿Tu edad? —preguntó Leah percatándose de ese detalle,
—Así es —afirmó Rhys—. Mi abuelo murió solamente dos semanas después de que yo naciera... Creo que eso une muchos cabos, ¿No? —preguntó con obviedad.
Los chicos lo miraron mientras asentían.
—Tu padre... Él tiene algo que ver, ¿No? —preguntó Kit.
—Exacto... Pero será imposible poder sacarle información, no podré saber nada sobre todo lo que oculta mi familia hasta que me enfrente a él... Rygal es la razón por la que existo, es la razón por la que toda mi vida estuvo planeada tan a detalle, es la razón detrás de todo lo que me ha pasado —aseguró Rhys, convencido—. Yo siempre tuve una razón para acabar con Rygal más allá de querer protegerlos a todos, y esa es la de dejar de ser una marioneta de sus hilos... Aunque no parezca, sigo bajo su control, me está llevando por el camino que quiere, y no voy a salir de él porque no puedo, si mi propósito es acabar con él tengo que seguirlo si o si... No tengo otra opción —agregó, cerrando su puño, darse cuenta de esa condena siempre lo frustraba.
—¿Quieres decir que probablemente los secretos de tu familia tienen algo que ver contigo y tu Scire? —Mya se vio intrigada.
—Obviamente Mya, no hay otra explicación... La Guerra de Fons fue desatada por alguien, y tuvo su propio objetivo, que probablemente no se cumplió, porque yo evité que así fuera... Eso quiere decir que hay un nuevo plan, en ese plan está involucrado Vlas, por eso la extrema vigilancia que se le ha dado todos estos años, además de la intervención del gobierno y de nuestro padre en su decisión, hasta la aparición de Cole... Todo está conectado, debemos descubrir la línea conductora y atar cada cabo para quitarle las máscaras a los verdaderos culpables, esto no puede seguir así... Todos podrían terminar muy mal, y yo no podría perdonármelo jamás.
Rhys bajó su mirada, así como su rostro. Y con la frustración ya volviéndose más grande en él, se tomó la cabeza con las manos. Y suspiró profundamente, varias veces.
—Quédate tranquilo, Rhys... Para eso estamos, recuerda que somos un equipo —dijo Kit, acercándose a Rhys. Apoyó su mano el hombro de él.
—Sí, Rhys... No importa lo que suceda, nosotros estaremos ahí siempre... Como dijo Kit, somos un equipo, si uno tiene un problema, todos lo resolveremos juntos. —Mya se le sumó.
—Gracias chicos, esto se está poniendo complicado, y necesitaré la ayuda de todos ustedes, no saben lo importante que son en este momento para mí —agradeció Rhys, y los chicos se le sumaron en un abrazo grupal.
—Créeme, lo sabemos —dijeron los dos al unísono.